Algunos me llaman artista, otros narcisista, otros insisten en que soy un inmaduro, incluso los hay quienes me describen con la palabra egocéntrico. Sin embargo, a mi me gusta que me llamen Pablo.
Soy todo eso y más, y si no lo fuese desearía serlo. Sólo soy un espectador, me paso los días sentado en una butaca, en medio de una habitación vacía viendo el mundo dar vueltas, a la gente fruncir el ceño, enfadarse, odiar, y cuando veo algún momento que me ilusione simplemente lo guardo un tiempo en mi memoria. Podría llamarse apatía, o simplemente consecuencias de una vida demasiado acelerada. Crecí demasiado rápido, pero soy el más bajito de mi clase. Creo que es imposible aburrirse, a no ser que estés demasiado tiempo dándole vueltas a lo mismo.
Llevo mucho tiempo buscando un maestro que me enseñe lo que siempre he querido aprender, ya sabes, esas dudas que llevas por dentro y no sabes si son de verdad o producto de un sueño. Pero no he encontrado a nadie, y me atrevería a decir que el único maestro que existe capaz de resolver esas dudas somos nosotros mismos, y no necesito un "por qué" para saberlo. Cuanto menos me esfuerzo en hacer las cosas mejor me salen, y eso es algo que mucha gente no comprende. No entienden como me puedo pasar los dias mirando al cielo, pensando, soñando y creciendo y aprendiendo, y sin embargo ellos, que se esfuerzan y se preocupan por todo de una manera delirante no avanzan en absoluto. A veces la mejor forma de no ahogarse es dejar que te lleve el río, todo depende de dónde vaya a desembocar. Si eliges un buen río, enhorabuena, puedes tumbarte en el agua y dejar que te guíe.
Pero en la vida no hay ríos, y es muy fácil ahogarse, de hecho, lo más dificil de todo es volver a coger aire. Por suerte o por desgracia la unica manera de saber donde desemboca un río es llegar hasta el final, dejando que te lleve, creciendo con él. Puede que haya finales malos, pero todos los ríos son buenos.
Existen personas, o ángeles, que te ayudan a coger aire para volver a intentarlo, tú ya me entiendes, seguro que has sentido como un beso te devolvía las ganas de nadar, y te cosía dos alas en la espalda, y si no es así, descuida, porque lo vivirás en esta vida o en otra. A su vez, existen personas perdidas que por miedo, odio y resignación en vez de nadar en sus ríos, se dedican a secar y contaminar los demás, cuidado con esos, no hay que dejar que nos contaminen pero tampoco hay que caer en la trampa de ser malos con ellos, porque el daño lo acabamos recibiendo nosotros, si hay algo o alguien responsable del juicio de las personas, es la corriente y el ciclo del agua, de la vida.
Aunque sintamos que nuestro río no tiene un buen final, no hay que tener miedo e intentar nadar contracorriente, porque acabaremos ahogándonos.