XI. Frank y el lago

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Después de aquella travesía, Frank y Alex se dispusieron a viajar al lago Dark Lake, que se encontraba a diez kilómetros fuera de la ciudad.
Habían planeado salir desde hace tres días, pero la tarea obligaba a Alex a posponer el encuentro. Pero no hoy. Hoy finalmente saldrían los dos juntos. Solo ellos.
Frank había pasado por Alex a las 9:15 y cuando terminaron de empacar todo se marcharon a las 10:05.
—Espero que el lago no este tan lleno como de costumbre —había dicho Alex.
Frank lo miró y le dedicó una sonrisa antes de volver a mirar por la carretera.
—Estoy seguro que no. El lago ha perdido mucho su fama últimamente.
Alex pasó su brazo por el hombro de Frank y se acercó para darle un beso en la mejilla.
Se hicieron como una hora mínimo, quizás una hora y media ya que Frank paraba a mear en cada gasolinera. Pero a Alex no le molestaba eso, no le molestaban los defectos de Frank, más bien le parecían perfectos. Por un segundo, cuando Frank había bajado a mear por tercera vez en el día, había escuchado —casi como un susurro— la voz de esa cosa decirle: vendré por ti, Staxx. Algún día vendré por ti.
Pero decidió despejar su mente. Este día era para estar con Frank. Frank, Frank, y nada más.
Cuando por fin habían llegado, habían puesto su manta sobre el pasto, casi cerca del Dark Lake y puesto toda la merienda servida.
—El día está de maravilla —dijo Alex echándole una mirada provocativa a Frank.
—Sí, lo está —se limitó a decir. Tomó un emparedado de la canasta y se dirigió hasta el lago.
Alex lo había observado desde lo lejos como por unos cinco minutos, y supo que Frank tenía algo, algo que no lo dejaba descansar.
Se levanto y caminó hasta el principio del lago, donde Frank tenia apenas los pies metidos.
—Frank... ¿te pasa algo? —dijo Alex con un hilo de voz.
Frank, miró hacia donde estaba el sol con Alex a su espalda, suspiró profundamente y luego pronunció las palabras:
—Te he traído hasta aquí —empezó Frank—, porque ya es hora de decirlo.
Entonces Alex supo por donde iba, no necesitó de más para saber lo que Frank pronunciaría a continuación: él estaba muriendo. Frank estaba muriendo. Estaba muriendo y por eso era que los espíritus (más aun Claudia) lo buscaban para llevárselo.
Pero Frank continuó hablando.
—Porque ya no aguanto, y creo que tú tampoco lo dirías. Te quiero. Y quiero que seas mi novio.
Alex se quedó perplejo. Por un instante el hecho abrumador se perderlo se ha ka hecho tan claro que casi se desmaya del susto. Pero ahora estaba diciéndole que lo quería y que quería ser su novio.
—Entonces... ¿qué dices? —dijo Frank al ver que no había respuesta.
—Sí —dijo Alex en un susurro. Sabía a lo que se enfrentaba—. Sí quiero —esta vez lo pronunció un poco más fuerte, claro. Frank corrió a sus brazos y lo besó en la frente, las mejillas y la boca.
Por fin se había cumplido su sueño. Aquel chico que miraba desde lejos, el cual pensaba que jamás le iba a hablar terminó siendo su novio. Alex lo rodeó por la cintura y juntos caminaron hasta el picnic y ahí comieron un aperitivo.
Mientras tanto, el Rey Carmesí esperaba, esperaba pacientemente para llevarse a Staxx donde se suponía que debía de estar: a su lado.

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Hola, hace tanto que no actualizo y mañana darán calificaciones D: (no reprobé pero pues los nervios (??? Los compensaré mañana con dos caps:)

La historia de Frank  «Staxxby»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora