IX. Frank y el Príncipe Negro

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Esa noche ellos dos habían dormido juntos, abrazados y tapados por el frío de afuera. Una vez en el instituto, Frank se encontraba de nuevo con Alex. La maestra de teatro había dicho que tenían que representar una obra para el día del aniversario del instituto.
Si bien le tocaba suerte, Alex seria el Príncipe Negro. Y Frank seria el Chaval Larguirucho.
Iban a representar una obra de terror, para su buena suerte. La obra iba más o menos sobre un chaval que podía ver, incluso predecir el futuro de las personas y con eso, las revelaciones de los fantasmas. No obstante, el Chaval Larguirucho tenía a un ayudante: el Príncipe Negro. Ellos debían prevenir que un virus utilizado como posible arma biológica se escapara de un laboratorio y extinguiera a los humanos. Pero para llegar ahí, debían pasar por tres mundos distintos y luchar con criaturas indescriptibles. Aunque ya en el ultimo mundo, justo antes de vencer a La Gran Serpiente, el Príncipe Negro...
-Traiciona a el Chaval -dice Frank viendo el final de la novela. Tenia la garganta seca.
Aunque nunca se llega a saber qué sucede después, a Frank le impacta que su gran acompañante al final lo traicione. Y ese mismo pensamiento tiene cuando ve a Alex ensayando. Él iba a traicionarlo.
Nosotros -según la biblia- no somos de este mundo. El mundo es del diablo y sus demonio. Nuestro hogar está en el cuelo, de donde somos realmente. Al menos eso decía la religión de Frank; era metodista. Y en cierta parte, creía que eso pasaba con Claudia. Ella estaba en su hogar, él era el intruso. Pero desde que había hecho el amor con Frank no había pasado nada malo. Pero lo que sucedió después cambió su perspectiva de ver las cosas.
-¿Ya te sale tú papel? -le preguntó Alex sonriendo. Caminaban en la Mane Street en dirección a casa de Frank.
-Es difícil ser el Chaval, yo hago la mayor parte.
-Ni que lo digas, ¿ya viste el final? -Frank pareció abrir más los ojos cuando Alex sacó el tema del final de la obra.
-Sí..., es un poco bizarro.
Alex no dijo nada, se limitó a sonreírle y tomarlo de la mano. «Dios, por favor, por favor que no nos atropelle un coche», pensó Frank. Dios los cubrió hasta llegar a la casa de Frank, pero una vez ahí, Dios pareció haberse olvidado de ellos.
Frank abrió la puerta e inmediatamente Alex saltó a sus brazos, lo rodeó con las piernas y entre besos y jalones de ropa se lo llevó hasta la cama. Se tumbaron los dos juntos y continuaron pasando sus lenguas por el cuello, el abdomen y el pene de ambos. La excitación era tanta que no se dieron cuenta que alguien había entrado a la casa.
-Oh, Frank -susurró Alex, casi como un gemido en el oído de Frank. Este se sintió mas excitado por el placer que le provocaban sus susurros.
-Te quiero, Alex, y no puedo evitar no tenerte.
Entonces, el intruso ya estaba subiendo las escaleras.
-Yo igual te quiero, no puedo pensar en otra cosa más.
Abrió lentamente la puerta del primer cuarto.
-Quiero que seas todos mío, sólo para mí -Frank acorraló a Al e entre el colchón y su desnudo abdomen.
Entonces, antes de que Alex pudiera pronunciar una palabra; el intruso se acercó, con un grito que pareció más bien un rugido. De una forma tan indescriptible como imposible, alzó a Frank en el aire y lo avento por una de las esquinas de la habitación. Fue ahí cuando supieron que eso no era una persona.
Alex se levantó precipitado y quiso correr hacia Frank, pero aquello se puso frente a Alex.
Llevaba una capa negra carmesí y, apenas y se le veía la cara, lo único que sobresalía de ese saco negro eran sus ojos color rojos. Él es el Príncipe Negro, pensó Alex, él es el verdadero Príncipe Negro.
Pero no era ni eso, no era normal.
Se dirigió hacia Frank y lo tomó por el cuello. Frank estaba inconsciente, pero aún escuchaba.
-¡Por favor! -suplicó Alex-. ¡No le hagas daño!
Aquella cosa, el Príncipe Negro, se volvió hacia Alex.
-Él me pertenece -su voz sonaba gelatinosa, como si tuviera comida en la boca.
Alex se quedó perplejo, sus ojos rojos irradiaban pura maldad. Pensaba que en cuestión de segundos, sus manos se convertirían en horribles garras y le arrancarían la cabeza a Frank.
-Él es lo único que me queda -dijo Alex y una lágrima se le escapó.
El Príncipe Negro, miró a Alex y entonces de sus manos un brillo rojo brotó de ellas, se adhirió a la piel de Frank y lo dejo caer con un fuerte golpe.
-Vendré por él -fue lo último que dijo antes de que desapareciera entre las sombras.

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Hola, les traigo otro cap con mucho lof xd

La historia de Frank  «Staxxby»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora