III. Frank y el chico de la playa

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Había ido a por Frank a su casa para ir a la playa. Esto le haría bastante bien, tiene tiempo que no va y ya es hora de que salga de su depresión.
—¿Frank? —dije tocando la puerta.
—Ya voy —dijo desde adentro.
Se escuchó un golpe fuerte, luego pasos que se hicieron cada vez más fuertes. Frank abrió la puerta y me saludó.
—Hola, Guille.
—Hola, Frankie, ¿listo?
—Dame un minuto —entré junto con él. Me senté el el sillón y lo esperé.
Frank corría de un lado a otro, pero no me atreví a preguntarle que era lo que hacía. Así era Frank.
Cuando pon fin encontró lo que sea que andaba buscando, me dedicó una sonrisa y yo me levanté de un inmediato.
—Ya podemos irnos.
—Bien —salimos y nos subimos al carro, sonrientes.
El viaje no fue nada pesado, Frank se la pasó cambiando de estación a cada momento y eso causó en mí un poco de risa. Cuando nos detuvimos a cargar gasolina, Frank entró al baño.
—Tanque lleno, por favor —le dije l chico.
—Tío, tengo que ir al baño —Frank se levantó y se dirigió hacia el.
Por un momento pensé que sería como esa historia donde un hombre va al baño y nunca reaparece, lo bueno fue que Frank si volvió. Solo duró tres minutos en el baño y yo esperé paciente en el estacionamiento.
Cuando regresó, esta vez no hubo parada alguna, pero había regresado con el rostro pálido, como si hubiera visto un fantasma.
—Tío, ¿estás bien? —le dije.
—Sí, sí. Vámonos ya.
Puse el motor en marcha y nos dirigimos directamente a la playa. Pasaron dos o tres minutos para que Frank pudiera volver a recuperar su tono de piel, lo cual fue un alivio porque pensé que haría que suspendiera el viaje.
Llegamos a la playa veninte minutos después de parar en la gasolinera.
Frank se alojó cerca del mar, puso la tipa sombrilla de sol y la manta en la arena, me acosté con él y cualquier que nos hubiera visto habría pensado que éramos pareja.
Pero no tardó mucho en estar conmigo, de echo no tardó casi nada en estar ahí, porque cuando vio a Alex, lo primero que hizo fue correr hacia él.
—¿Ese no es Alex? —me preguntó con un brillo en sus ojos.
Alex estaba paseándose por la orilla del mar, sin camisa,con un short rojo y lentes de sol.
Hasta yo me hubiera enamorado, pensé, pero no me gustan los tíos y Frank lo vio primero. Así que cuando moví la cabeza en señal que sí, Frank corrió hacia él.
—Iré a saludarlo.
—Está bien —le dije, aunque no me escuchó por salir corriendo hacia él.
Llegó por detrás y le tocó el hombro y cuando Alex volteó se topó con Frank y se dieron un fuerte abrazo.
Hasta yo lo hubiera hecho.
No podría decir con certeza de que hablaron, porque estaba muy lejos de ellos y tampoco sabía leer loa labios, pero sí alcancé a leer «esta noche», y mi mente se echó a volar.
Este tío ya le pidió que se liaran, pensé, que aventado, Frank.
Y aunque la mayoría del tiempo estuve solo y Frank cada vez parecía olvidar más que Claudia ya no estaba con él, incluso parecía olvidar —lo que sea que hubiese visto— lo que había sucedido en el baño.
Cuando fue la hora del almuerzo, Alex se nos había unido al viaje, almorzamos ahí mismo en la playa.
—Guille, él es...
—Alex —le dije—. Ya lo sé.
—Sí, trabajamos juntos en varios proyectos de universidad —le dijo Alex a Frank.
—Pues, que guay, todos nos conocemos.
Pedimos nuestra comida y entre los tres empezamos a hablar de los partidos de fútbol y de lo pringaos que son los jugadores, y cada vez veía a Frank más distraído en Alex que en sus problemas.
Eso me gustaba, me gustaba que Frank olvidara todos sus problemas mientras estaba con Alex, el chico al que había amado toda su vida.
—Así que mañana por la noche iré a ver la dáliva de Claudia —dijo Frank—. ¿Quieres acompañarnos, Guille?
Me lo pensé un buen tiempo para responder eso, de echo, me tomó casi cinco minutos en contestarle, no creía que fuera unabuena idea, y tampoco creía que llevar a Alex sería lo mejor. Alex se había enterado de todo, no por parte mía, ni por parte de Frank, pero lo sabía todo. Sabía que Frank andubo tres años, casi cuatro con Claudia, sabía que tenían planes de casarse y también sabía la cruel forma en que había sido asesinada.
Así que no creía que fuera buen idea.
—Está bien, ahí estaré —luego me arrepentí de lo que había dicho.
—Que genial, todos estamos apuntados —dijo Frank.
—Claro, ahora disfrutemos de este bello día —dijo Alex.
Me uní a ellos y jugamos voleibol toda la tarde.
Frank siempre pegado de Alex y, de alguna forma, Alex quería que Frank estuviera así. Lo reconocía en su mirada, sabía exactamente donde había visto miradas así antes.
Eso era amor, por parte de amos.

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Otro cap:) disculpen si no actualizo, la tarea me mata u.u

La historia de Frank  «Staxxby»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora