Una ducha templada me termina de despertar del todo. Solo el agua cayendo sobre mi piel me parece relajante. Me visto rápidamente y doy de comer a mi perro Drako. Carmen todavía no se a despertado, pero le dejo un café recién echo encima de la encimera. Se a tirado la noche estudiando después de trabajar y estará agotada.
-Mierda,¿donde coño están mis llaves? - Drako me mira y ladea la cabeza - Oye no me mires asi que tu pierdes las pelotas muchas veces y yo no te digo nada- digo en un susurro ínfimo.
Encuentro el manubrio de llaves debajo del sofa y me dirijo hacia la puerta, mientras Drako me sigue para que me despida de el. Después de un beso en la frente al perro, me propino escaleras abajo intentando no llegar tarde. Son las 8:42. No me va a dar tiempo. Ni de coña.
Mi Seat Ibiza me hace de las suyas y no me arranca a la primera. Puto coche, puta suerte. Mierda, mierda, puta mierda. Conduciendo a casi 140k/h, me hago toda la Castellana en menos que canta un gallo y derrapo como una fenomena en el aparcamiento de la empresa.Pasillos llenos, ascensores abarrotados que no dejan de pararse en cada planta de los 20 pisos que hay.
A las 9:04 llego a mi mesa, dejando el bolso y la chaqueta en una silla al lado de mi escritorio, hasta que de pronto aparece la ' Señorita Ramirez ' que de señorita tiene bien poco. Los de la oficina la llamamos ' La Lagarta Ramirez' por que es una lagarta de mucho cuidado, se a tirado a toda la plantilla de modelos yogurines publicitarios de la agencia. Tan rubia, tan falsa y tan chula. Es un peligro. Y mas por que tiene el poder de despedirte si algo no le cuadra, y la peor parte me la llevo yo. Es mi jefa.
- Ginebra, serias tan amable de traerme dos cafés cortados a mi despacho.- Su gran canalón le tapa la cara casi por completo, y es lo único que alcanzo a ver desde mi ángulo, sentada en el escritorio.-Si, señorita Ramirez, enseguida se los traigo.- Digo con una formalidad arrogante.
La Lagarta entra en su despacho, cerrando la puerta tras de si, mientras yo voy camino al ascensor para ir a la cafetería.
Al cruzar la puerta me encuentro con Manuel, mi compañero, sentado en la mesa con la única pareja gay que trabaja en la oficina, Fran y John.
- ¿ Que pasa, morena? ¿ Donde andas? - Su huasa es lo mas y me saca una sonrisita. .
- Me ha mandado la lagarta a por dos cortados.Creo que tiene visita.
-¿Solo crees? ¿ No sabes quien a venido a la empresa?
- Pues no, pero por lo arreglada que estaba diria que alguien importante.
-Ya enserio ¿no sabes quien ha venido?.- dice mientras me mira ojiplatico.
-Que no, hostia. ¿Me lo vas a decir ya o que?
- Ha venido Eric Lessing, heredero de la empresa para hacer los balances de ganancias para poder expandir el negocio o otros países.- Decía con un tono mas a reportero que a secretario del jefazo.
En mi cara se podría ver un monumento al desconcierto y a la confusión. A ver, cierto es que el nombre me sonaba mucho, demasiado a decir verdad, pero no tenia ni idea de quien es.
-Y... ¿Ese tio, es...?.- preguntó con gesto alentador suplicando con la mirada que perdona mi desconocimiento.
-El hijo del jefazo.
Mis pupilas se abren para dar paso a una mirada oscura. Pero seguía sin saber quien es. No conocía ni al jefe como para conocer al hijo.
Me despido rápidamente de los tres y me dirijo al ascensor. Llevo mas de 5 minutos hablando con Manu y seguramente la largarta estara echa una furia.
Las puertas del ascensor se cierran a mi paso bajo a mirada de los tres compañeros de la mesa.
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A raiz de las sombras
RomanceGinebra, es secretaria. No es nadie importante para nadie. O eso pensaba ella, desde la muerte de su abuelo, ya no es como era antes. Eric, heredero de la gran fortuna del imperio de su padre. Un chulo por naturaleza. Creído, con razón. Su corazón e...