11.Sucedió

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Un hombre vestido de negro me esperaba en la puerta de mi portal. Abrí la puerta con cuidado, de pronto sus ojos se abrieron de par en par y suspiro.

-Ginebra, estas impresionante. - dijo con galantería.

-Muchas gracias, Sr.Lessing. - dije tímidamente.

-No por favor, no me llames de usted, por favor llámame Eric.- Su nombre sonaba como una dulce y preciosa melodía celestial.

Detrás de si, lucia un coche de lo mas bonito. Un Saab negro brillante y deslumbrante.
El se dirigio hacia la puerta del copiloto y la abrió para permitirme el paso a su interior.
Una vez estuvimos dentro del coche pusimos rumbo a donde fuera que quisiera llevarme. Pasamos por Cibeles, La Castellana, La Plaza de España y nos incorporamos en la autopista en dirección a Móstoles.
¿Por que me lleva a Móstoles? ¿Que hay en Móstoles?
Llegamos a un aparcamiento moderno y lujoso. Este hombre es todo lujo a su aldedor. Un pequeño roce en mi rodilla me sacó de mis pensamientos, poniéndome la carne de gallina.

-¿Estas a gusto conmigo? Digo si no quieres cenar, te llevo a casa. Si no quieres no tienes por que hacerlo ¿Lo sabes no?- su mirada gris intensa penetraba en mi interior y me provocaba un ligero cosquilleo en el estomago.
Asentí con la cabeza en señal de afirmación, mientras me miraba los nudillos de mis dedos entrelazados unos con otros.
Sus dedos acariciaban mi barbilla con cautela y sus ojos me miraban intensos, como si hubiera todo el tiempo del mundo. Sus labios se posaron ligeramente sobre los míos para darme un beso casco, dulce y carnoso. Por primera vez pude probar su sabor, ese sabor tan a el.

'El Gueridón'. Un restaurante de lo mas elegante, moderno y ecléctico. Me sentí como si estubiera en el trabajo. Todos bien vestidos, sentados charlando con un sitio con azulejos, maderas y ventanales enormes. Por lo menos desde lo que se alcanzaba a ver desde fuera.
Salimos del coche y nos encaminamos hacia el restaurante.

En la puerta una muchacha rubia, menuda y con amabilidad le hace ojitos a Eric. ¿Pero que...? Parece como si se conocieran de antes, de mucho antes. Es una mirada de familiaridad y creo que no me equivoco.

-Buenas noches, Sr. Lessing.

La chica era mona, vestía un uniforme impoluto de los pies a la cabeza y en la chaqueta llevaba una chapa donde ponía 'Laurence'

-Buenas noches, tengo una reserva a mi nombre.-dijo sosteniendo la mirada en Laurence, mientras ella tecleaba en una pantalla detrás del mostrador.

-Oh, si, en el reservado 'Vainilla'.- dijo mientras se acercaba una compañera suya hacia nosotros.- Ella los llevara. Buenas noches y que disfruten de su reserva.- dijo. Cierto es que la chica trabajaba bien y tenia profesionalidad.

La chica numero dos camina delante de nosotros para indicarnos el camino. Beatrice logro leer con mucho esfuerso en su chapa. Nos da paso a una habitación. Sala. Como quieras llamarlo.
Ese reservado era una sala enorme, una mesa central con menaje,dos velas y una cubitera con champán. "RO-MAN-TI-CO" Algunos hombres deberían de aprender que es eso. Pero muchos ni siquiera saben si tienen esa palabra en su diccionario.
Pero me extrañaba mucho aquella sala. En un rincón en frente de la puerta había una cama con postes de madera y unas finas cortinillas de seda negra. ¿Pero que era esto? No entendía nada.
Eric me da paso para sentarme en una de las dos sillas, y el se sienta enfrente mia.

-Ginebra, no te voy a mentir. Te he pedido que Cenes conmigo por que me pareces una mujer atractiva, inteligente e interesante y me gustaría conocerte mas, mucho mas.- dice cojiendo la botella de champán que había en la cubitera.
'Boullinguer rosado'. Gusto exquisito. Me sirve en mi copa, me la llevo a la boca y solo me mojo un poco los labios, descubro que esta delicioso. Delicioso como sus ojos que me miran mientras bebo lentamente el contenido de me copa.
La diosa que llevo dentro esta vestida de cabarett y se remolonea y anda seductoramente hacia un lado y a otro. Coqueta. Quizás esta noche no llegue a mi casa, pensé. Quizás mañana me despierte en su cama, no, no, no puedo. No puedo hacer eso, es mi jefe. Pensaba y pensaba. No voy a negar que me gustaría despertar a su lado. Pero no puedo, no debo.
El me mira intentando Descifrarme. O lo intenta. No lo consigue y pronuncia aquellas palabras tan famosas del cine americano. "Un penique por tus pensamientos".

-No, no pensaba en nada, Sr. Lessing.

-Ginebra,te he dicho que no me llames así, ya no estamos en 'Brusells', el trabajo dejalo para otro momento.

-Lo siento, es que.. Bueno, es raro ¿no? Eres mi jefe y yo tu secretaria. No es ético.

-Hay muchas cosas en esta vida que no son éticas, los políticos roban al pueblo, lo cual tampoco es ético, pero lo siguen haciendo ¿no?.- dijo mientras me miraba intensamente a los ojos.

Embelesada. Estaba tan rociada de su esencia y su aroma que ya poco me importaba lo que dijera o hiciera. Desvíe mi mirada fantaseando con el, pero en un momento nuestras miradas se chocaron. Un cosquilleo se subía por el estomago desde mi entrepierna y la diosa que llevaba dentro se levantaba la falda probocativamente. Dejando lo demás para la imaginación.

-Ginebra, he observado que estas muy pensativa o aburrida quizás..¿Estas bien?- su mirada decía todo. Creo que me veía como un bicho raro o algo. Asenti con la cabeza y su mirada pareció suavizarse.

Seguimos transcurriendo con la cena de mutuo silencio. Parecía extrañado y pensativo. Como queriendo sacarme conversación sin saber como. Yo a mi vez solo me dedicaba a comer, tranquila y pausadamente. Durante el segundo plato pensé que ya era suficiente aquel silencio. Decidí interrogar e indagar un poco en su vida.

-¿Usted tiene novia? Osea, que me refiero a que es muy joven para estar casado y eso.- salio sin mas. Ni lo pensé ni me lo plantee. Pero analizando en frío pienso que fue una gran ocurrencia preguntárselo.

Me miraba ojiplatico. No se lo esperaba. Punto para mi.

-No, Ginebra, no tengo novia y tampoco estoy casado.- Hace una pequeña pausa, donde aproveche para dar un trago a mi copa de Boullinger.- Lo estuve.- soltó de repente y el vino de mi boca mancho mi precioso vestido. Solo pude mirarle con los ojos abiertos. Mierda. Punto para el.

¿Como?¿Ha estado casado?¿Enserio?¿Y que paso?¿Y su mujer?¿Tiene hijos? Todas aquellas preguntas me sobre saltaron de golpe. Se levanto y me ayudo a limpiarme el vestido.

-Dios, Ginebra, tu vestido, lo siento, ha sido por mi culpa.- dicia sin pausa mientras se levantaba, cojia un mantel e intentaba limpiar mi vestido.Yo me levanta a limpiarlo también y nos vimos los dos, limpiando como tontos un vestido negro.

De repente deje de limpiar y solo observaba como enérgicamente limpiaba y secaba mi indumentaria. Me miro. Nos miramos. Silencio. De repente para de limpiar. Y se retira dos pasos atrás nervioso.

-Lo siento mucho. Sera mejor que te lleve a casa. ¡Camarero! La cuenta por favor.

Alguien me puede explicar que coño ha pasado. No entiendo nada, se le ve muy nervioso. Quizás lo he espantado. No se.. De pronto estira mi mano pegando me a su cuerpo y un profundo beso sella nuestros labios y sus mas oscuros secretos con el.

A raiz de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora