Froté mis ojos con pereza y apagué la dichosa alarma que todas las mañanas me molestaba.
Bajé al comedor a desayunar y allí me encontré con mis padres trayendo un montón de bolsas y maletas.
Entonces me acordé de que hoy, lunes, volvían mis padres y se iba Tristan.
-Muchas gracias por haberte quedado al cargo de estos dos adolescentes, Tristan.- Le dijo mi madre besando su mejilla.
-Un placer, Christine. Bueno, yo ya me voy, adiós, familia.
-Hasta luego, bro.- Se despidió James.
-Adiós, Tris.- Le dije intentando sonreír, pero más bien me salió una mueca fingida.
El rubio se fue y mis padres se acercaron a abrazarnos. Les abracé un poco a desgana, en el fondo no quería que se fuera Tristan a su casa, me agradaba que estuviera con nosotros.
-Chicos, vuestra madre y yo tenemos algo que deciros.
-¿El qué?- Preguntamos mi hermano y yo al unísono.
Mi madre esperó unos segundos en silencio y en seguida dijo:
-Pues que vais a tener un hermano pequeño.
-What the fuck? ¿Pero qué mierdas dices?- Preguntó James casi atragantándose con el trozo de bizcocho que estaba comiendo.
-Pues lo que oís, estoy embarazada.
-Are you joking!? Esto no puede estar pasando...- Dije llevándome las manos a la cabeza.
-¿Es que no os hace ilusión? Podréis cuidar de un bebé.
-Papá, eso es justamente lo que más me preocupa.
No me hace ni puñetera gracia tener que cuidar a un mocoso que no para de cagar y llorar, ¿por quién me has tomado? ¿Por un niñero?- Exclamó casi gritando James y salió de casa rabioso en dirección al instituto.
Mis padres seguían en la misma postura que antes, sólo que sus caras ya no expresaban alegría sino tristeza.
-Helen, dime que tú no te has tomado tan mal, por favor.- Casi me suplicó mi madre y negué con la cabeza respondiendo a desgana.
-No, no me hace ninguna gracia pero no voy a pillarme la rabieta que James acaba de tener.
Me arreglé y salí en dirección al instituto pensando en todo por el camino, a lo mejor no era tan mala idea tener un hermanito o hermanita bebé.
-Necesito besarte, llevo todo el fin de semana conteniéndome las ganas, anda vámonos a un rinconcito, porfa.- Susurró alguien en mi oído mientras acariciaba mi cintura por la espalda.
-Con, te dije que no me escaparía más, lo siento.- Le dije sabiendo que era él mientras me reía.
-Joder, Helen, cuenta con mis necesidades también.- Dijo situándose a mi lado y poniendo morritos de cachorro.
Reí a carcajadas y contesté:
-Lo dicho, puedes llegar a ser muy cursi a veces.
-No te equivoques, tú me haces ser cursi.
-Esta tarde prepárate, rubio.- Le dije sonriendo y llegamos al instituto juntos.
Ya a la hora del recreo, me metí en la pista de baloncesto para saludar a SM, quien lanzaba a canasta consecutivamente.
-Buenos días.
-¡Hey, Helen! ¿Juegas?- Me ofreció la pelota y la cogí, para acto seguido tirar a canasta.
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Deja que tus alas vuelen por ti... (The Vamps) COMPLETADA.
Любовные романыHelen McVey, una chica de 14 años que jamás ha besado a un chico, al contrario que todas sus amigas. Vive con su hermano, James McVey, un chico rudo de 16 y sus padres, Cristine y John, en Chester, Inglaterra. Por motivos de trabajo de su padre, la...