Las siete de la mañana indicaba mi alarma despertándome aquel martes, creo que este día iba a ser mejor de lo que me esperaba.
Me levanté con una sonrisa en mis labios y bajé a desayunar, donde estaba James desayunando sin la televisión puesta. Fruncí el ceño y dije con un tono gracioso:
-Asombroso, James no está desayunando con la tele encendida, algo pasa aquí...
-A mí me parece más asombroso verte un día de instituto sonriente, algo pasa aquí...- Contestó este sonriendo.
Me sonrojé acordándome de la preciosa noche del día anterior. Observé la sala y no encontré a Tristan, por lo que pregunté:
-¿Dónde está Tris?
-Ha ido a no sé dónde, me lo dijo cuando aún dormía y cómo comprenderás no me enteré bien.
Como mi hermano veía que no decía nada, me dijo insistente:
-En serio Helen, comienzas a asustarme, estas demasiado sonriente. ¿Te ocurre algo?
-No me pasa nada bro, ¿acaso no puedo sonreír?
-Me parece mazo raro que sonrías tanto en un día de diario, pero bueno...
-Anda desayuna o llegarás tarde al instituto.- Dije cambiando de tema mientras me reía.
-Sólo espero que no te hayas echado novio ni nada por el estilo.
-James, juro que como no te calles ya, te vas a cagar.
-¿Qué vas a hacerme, canija?
Y eso colmó el vaso, ¡me había llamado canija! Odiaba que me dijeran eso, y más si me lo decía el creído de James.
Y observé a mi hermano de arriba abajo pensando qué podría yo hacerle, entonces me fijé en su cresta con gomina y una sonrisa se formó en mi cara.
El rubito sonrió y dijo burlonamente:
-No tienes nada que hacerme, sister.
Y no le contesté, simplemente me acerqué a él y le despeiné mientras gritaba "Jódete James McVey."
Cuando acabé, mi hermano me miró boque abierto y advirtió:
-Has sobrepasado los límites, canija, vas a morir.
Pero antes de que viniera a por mí me encerré en mi cuarto a arreglarme.
Todo el camino hasta el instituto me estuvo echando las típicas miradas amenazantes de cuando estaba enfadado.
Al llegar, entré en mi clase y allí me encontré a Connor hablando con una rubita muy guapa.
Me senté en mi mesa observándoles desde ahí.
He de admitir que estaba un poco celosa en ese momento, se estaban sonriendo y parecía que se gustaban. "¡Celosa!" Me dije para mí misma, "A Connor le gusto yo" o eso creía...
La chica besó la mejilla del rubio y salió de la clase.
Connor vino sonriente hacia mí y me dijo:
-Buenos días.
¡¿Sólo buenos días?! Esperaba un "guapa" o un "preciosa", pero no salió por sus labios.
-Buenos días.- Respondí con desgana y apoyé mis rodillas en la silla mientras abrazaba mi rostro cubriéndome la cara.
-¿Te ocurre algo?- Preguntó éste con su jodida sexy voz ronca típica de por la mañana.
Levanté mi cabeza para mirarle, sus preciosos azulados ojos mirándome preocupado buscando una respuesta a su pregunta.
Indirectamente recorrí todas las facciones de su cara con la mirada, ¿cómo podía ser tan bonito alguien? Me fijé en sus rosados y bien perfilados labios, me encantaba todo él...
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Deja que tus alas vuelen por ti... (The Vamps) COMPLETADA.
Roman d'amourHelen McVey, una chica de 14 años que jamás ha besado a un chico, al contrario que todas sus amigas. Vive con su hermano, James McVey, un chico rudo de 16 y sus padres, Cristine y John, en Chester, Inglaterra. Por motivos de trabajo de su padre, la...