Capítulo ocho: Vulnerabilidad.

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PDV Lionel:
Buscando información sobre la anorexia y la bulimia, una de las cosas que jamás pensé hacer.
-Che, Kun.-dije
-¿Mm?-Dice medio dormido.
-¿Conociste a alguna chica anoréxica?
-No, a mi más bien me gustan las gorditas.
-Dale boludo.-le dije tratando de no reírme.
-Pero si te estoy diciendo la verdad.-ríe
-Andá a cagar.
Golpean la puerta.
-¿Quiené?-grita el Kun, villero.
-El sexsymbol.-dice el Pocho.
-Ay entonces pasá papi.-bromea Sergio. Reímos todos. Cuando no nos reímos si están estos dos.
***
PDV Daniela:
¿Qué es la vulnerabilidad? ¿en qué clases de personas se presenta? ¿vulnerabilidad a qué?
La vulnerabilidad es el sentirse frágil, ser frágil. Las personas que no tuvieron una buena infancia tienden a ser vulnerables en todos los aspectos. Vulnerables a las enfermedades, a las críticas, a la gente, al qué dirán, a los estereotipos, a una persona, a un objeto, a los sentimientos.
Lionel era inverso a la vulnerabilidad, a él no le importa lo que digan, es fuerte. Yo no, cualquier comentario demás y crack, me quiebro. Esto depende de quién lo diga, si la persona que quiero me ataca, me siento más dolorida aun.
Soy tan frágil y tan fuerte a la vez, me duele tanto y tan poco. Tengo dos caras, la chica alegre, risueña y cariñosa. Y la fría, frágil y odiosa.
Si hubiera vivido con mi padre las cosas serían tan distintas, el vale la pena, haya tenido errores y aciertos, acuerdos y desacuerdos con mi mamá, el hizo las cosas bien. Mamá se emborrachaba, me pegaba, me insultaba. Y cuando estaba con él cambiaba todo. También lo entiendo, teniendo a la loca de mi madre en casa, que cada vez que el llegaba revoleaba las cosas por el aire, yo también me hubiera ido con cualquiera. Pero también entiendo a mi mamá, ella se bancó la pobreza, los cuernos, la depresión, mi depresión, mi enfermedad, la muerte de mis abuelos, a el degenerado hijo de puta de mi padrastro, todo.
Miro atrás, en mi pasado y no veo nada bueno, solo las tardes en casa de mis abuelos y las salidas con mamá. Miro mi presente y veo a una persona rota, dolorida, lastimada. Tampoco veo nada bueno.
Quiero un futuro, uno mejor. Quizás no lo merezca, quizás no merezca a Lionel.
Estoy destrozando una familia, como esa puta lo hizo con la mía. ¿en qué me convertí? ese nene, no tiene la culpa de que yo sea una puta. Antonela no tiene la culpa de que me haya pasado de copas.
Vibra un celular, el mío.
Leo:Como estas?
Respondo.
Dani: Bien, gracias.
Leo:Pasa algo?
Dani: Perdón Lionel, no quiero seguir rompiendo una familia, no soy asi, quiero cambiar, no te merezco y tu familia no merece esto. Perdón. Te quiero... mucho.
Leo:vos me importás mucho, no me podés dejar de un día para el otro, vos no estás rompiendo una familia, en todo caso somos dos, yo decidí seguir con esto. Thiago nació con padres que solo son amigos. Yo te quiero a vos.
Dani: No es tan fácil.
Leo: En realidad sí, vos la hacés difícil.
Dani:nos vemos Leo.

"Puedo contener mi respiración
Puedo morder mi lengua
Puedo mantenerme despierta por días
Ser tu número uno

Puedo fingir una sonrisa
Puedo forzar una risa
Puedo bailar y jugar el papel
Si es lo que pides
Darte todo lo que soy "

Lionel no tiene razón, yo ya tenía problemas y ahora me vengo a meter en esto.

Fui a tomar aire, caminar un poco. Siento unas manos cálidas que me envuelven.

¿Lionel? No, imposible.

-¿Quién sos?- dije con miedo a girar mi cara.

-Te dije que iba a volver a visitarte, ¿no me creías? yo soy un hombre de palabra.-dijo el estúpido de Enzo.

-Si hay algo que no sos es hombre, cobarde. Anda con tus putas de una noche, yo no sirvo para eso.-Mentira, yo era la noche de Lionel.

-Vos vas a ser mía SIEMPRE.-remarcó la última palabra.

-No, yo ya tengo a alguien que sí me quiere y no me utiliza.-Le grito.

-Callate un poquito que sos más linda. Vení subí al auto.-me agarra del brazo

-Soltame idiota, me estás lastimando.

Lo último que vi fue a Enzo metiéndome en el auto.

***

Otra vez, vulnerable a las personas más fuertes que yo.

-Hola preciosa.-dijo el imbécil agarrándome la barbilla.

-Soltame.-me quise mover, imposible, estaba toda atada. Este chico está enfermo.

-Shh, te voy a buscar algo que te va a gustar.

Cuando se fue, intenté agarrar mi celular hasta que lo logré y llame al 911 y después al primer número que me apareciera, ruego que sea Ariadna o mi tía.

-¿Hola Daniela?-dice una voz masculina. No, no él.

-Ya volví linda.

-Ayúdenme, alguien por favor.-Grité.-Soltame.

-¿DANIELA DÓNDE MIERDA ESTÁS?-dice Lionel, ya nervioso. Grité la dirección rápido, por lo que parecía era la casa de Enzo, espero que me haya escuchado.

Se escuchan sirenas a lo lejos, y Enzo me da un cachetazo. Y sale corriendo por la ventana.

Cómo puedo me pongo la remera y me trato de safar de las sogas atadas. Salgo y corro hacia la esquina, donde estaba el auto de Lionel. Se baja y me abraza.

-Tranquila, ya está, ya pasó.-Me abraza acariciándome el pelo.

-Lo odio.-dije entre sollozos.

-Yo también.

**

Después de responder tantas preguntas, me dirigí al auto de Leo, que estaba en una calle oscura, para que no lo vieran.

Mis lágrimas caían durante todo el viaje, esto me hacía acordar al día que el hijo de puta de mi padrastro...

-¿Te llegó a hacer algo?-Dice Lionel, con la mandíbula dura y los puños fuertemente agarrados al volante, estaba furioso.
-No, quedate tranquilo. Estoy mal por algo que me hizo acordar.
-¿Qué cosa?
-Mi padrastro abusó de mí cuando era chica.- No sabía por qué le estaba contando esto a el, no sabía porque pero lo hacía. Tal vez porque siento que él me va a proteger.
Saludos Mar.

Déjame morir.(L.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora