Capítulo siete: ''Me hace mal verte así.''

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PDV Daniela:

Me miro al espejo, no me gusta nada de lo que veo, mis piernas gordas, mi vientre con relieve, caderas anchas, me doy asco. No comí nada en todo el día y no porque recién me había mudado, sino porque quería lograr la perfección. Que los huesos definan mi belleza. A las 8am tengo gimnasia escolar, salí un rato antes a caminar, quería tomar aire.

A Lionel debería darle asco acostarse conmigo, no puedo entender como lo sigue haciendo. Él me puede, él es mi motor, él me gusta.

***

Ya llegando al gimnasio del colegio, me ruge el estómago, ya estoy acostumbrada, no le doy atención y entro por la puerta grande. Siento un silbido por detrás mío.

-¡Daniela!-una voz masculina.

-¿Si?-dije con voz angelical.

-Hola, ¿te acordas de mí?-dijo sarcásticamente

-¿Eh? No.-dije tratando de hacerme la distraída.

-Soy Enzo, no te podes olvidar de mí, linda. Vos me debés algo.-dice con una sonrisa maliciosa.

Seguro no deben entender nada, les cuento, Enzo, hace algunos meses salio conmigo, y le dije que si llegábamos a los 4 meses de noviazgo, iba a estar con él, en el mal sentido. El problema es que cumplido los 4 meses de relación, me doy cuenta que lo único que quiere es llevarme a la cama, y yo, como buena malparida, lo dejo y le digo que me gusta otro chico, rencorosa es la mejor palabra que me define, si me lastimas, te lastimo, así de simple.

-Yo no te debo nada y nunca te lo debí, si tenes tantas ganas de tener sexo, decile a tu papito que te pague a una puta, a mí no me usa nadie.-Dicho esto, me di media vuelta y me dispuse a caminar, mientras hacía esto, le hago fuck you con las dos manos, de espaldas.

-Ya vas a ver cuando te agarre, esperame, cuando menos te lo esperes te visito.-Gritó, me limité a no contestar.

****

-Bienvenidos devuelta a clases chicos, vamos a correr 10 minutos y luego vamos a jugar un partido de voley, ¿entendieron? A correr.-tocó el silbato y todos empezamos a trotar en círculos para completar los 10 minutos.

Ari corría al lado mío y me hablaba, Dios sabe de qué.

-Ari, ¿no te llamó más el Pipa?- le dije, intentando callarla.

-No, fue sólo una noche. Y vos ¿te pudiste acordar a quién te comiste?-Me dice.

-Si, un pibe normal, ni se compara con Higuaín, era alto de ojos verdes.- Mentí, Lionel era todo lo inverso a eso. Es bajito, famoso, ojos marrones y le gana a Higuaín.

-Ah, tranqui.

Ariadna me habla, no la escucho bien, siento que se me afloja el cuerpo, siento que mis piernas se desvanecen golpeo mi cabeza contra el piso. Lo ultimo que vi fue mi brazo distendido en el suelo. Desperté y estaba en la enfermería, con Ariadna teniéndome la mano, es incondicional.

-¿Qué me pasó?- pregunté en un susurro.

-Shh, no hables, te desmayaste, ¿comiste algo hoy?-Ari era la única que sabía de mi anorexia.

-Una manzana.-Mentí.

-Ok, ahora viene la enfermera y mi papá te deja en tu casa, yo no puedo ir a cuidarte porque tengo una entrevista de trabajo.-Dice Ari, preocupada.

-Tranquila, me puedo cuidar sola.

***

Ariadna a la salida me obligó a comer un turrón que había comprado, aunque le dije mil veces que estaba llena, tuve que comerlo igual. Al llegar a mi departamento saqué todo ese alimento vacío de mí. Vomité para que no quedara resto de grasa inútil.

Déjame morir.(L.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora