Déjame morir.(L.M)

Capítulo dieciséis: El adiós.

PDV Daniela

Medité por mucho tiempo, casi ni dormí, pensé qué era lo mejor para mi mamá. Supongo que la dejaré subsistir hasta que ya no pueda con sí misma, no la voy a desconectar, no sería capaz. Si los milagros existen, se va a curar. Espero que mejore, quiero presentarle a mi novio, que cuide de mis hijos, que esté ahí cuando triunfe y cuando fracase.

Mientras espera que se haga la hora de la visita, voy a ordenar mi departamento, y estudiar un poco de la última clase de Anatomía.

***

Estaba en camino a la casa de Ari, se iba de viaje con sus padres y me pidió que le cuide el gato, lo llevaría a mi departamento, espero que se porte bien.

Cuando ya estábamos con Kale, el gato, le dí de comer. Entre otras cosas, fui acomodando mi hogar para el visitante felino. Eran las cuatro de la tarde, falta una hora para ir al hospital, asi que me voy a poner a estudiar un poco.

**
A la hora de la visita, subí a visitar a mi mamá, estaba mejorando de a poquito, y eso me alegraba. Los doctores me dijeron que no tenga esperanzas básicamente, pero acá estoy, qué hubiera sido de mi sin la esperanza.
Sentada en la sala de esperas veo salir de un ascensor a un señor entrecano, alto y delgado, ojos pardos y buena ropa, se parecía a... No, no así. ¿Papá?
Así como salió del ascensor se encaminó hacia los asientos, no me había reconocido. Se me llenaron los ojos de lágrimas. A penas me reconoció dijo:
-Perdoname, por todo. Te amo hijita.
-¿Perdón? ¿Sólo eso? ¿Vos sabés todos los problemas que hubiera solucionado si vos estabas conmigo? Pasé toda la adolescencia sin un padre que me aconseje, que me rete o que simplemente me abraze. ¿Sabés lo duro que fue para mi ver a todas mis compañeras con su papá al lado?.-Suspiré.-Claramente no te debes acordar ni cuándo nací ni cuantos años tengo ni como me llamo.
-Daniela Rodríguez, naciste el 20 de Junio de 1990, el día más felíz de mi vida. Mirá mi amor, yo se que no tuviste una vida fácil, nadie. No me fue bien con la mujer anterior. Pero ahora si estoy bien, tengo una familia hermosa y vos sos parte de ella.
-No, yo no soy nada tuyo, lo único que tengo tuyo es la sangre, ni recuerdos de vos. ¿Qué haces acá?
-A tu mamá la ame mucho, fue el amor de mi vida. La mujer de mis sueños.-Dijo, cruzándose de brazos.
-Que bien que demostrás el amor vos.
****
Después de charlar con ese hombre que decía ser mi padre, pude entrar a verla a mi madre.
En su momento, la odie a ella también por haberme hecho nacer, pero ahora que la estoy por perder me di cuenta que la quiero... Mucho.
-Ma, hola. ¿cómo estás? Espero que estés mejor, te necesito acá. Te quiero contar que conocí a un chico, se llama Lionel, capaz te suena, mi ídolo de toda la vida, Messi, es mi novio y lo amo mucho.
Después de un rato de hablarle a mi mamá, salí de la sala y paré el primer taxi que pasó.
***
Al llegar a mi casa, lloré todo lo que restaba de la tarde. Mi papá tenía más hijos, una esposa y era felíz, sin mi. Al parecer todas las personas que amaba, se iban sin explicaciones, todas menos una.
Mi papá era importante en mi vida, aunque no lo parezca. Siempre nos comunicábamos por mensaje, pero no es lo mismo que despertarte y tenerlo ahí, preparándote el desayuno o saber que tarde o temprano va a llegar a casa.
Vomité todo lo que pude y pensé en todo lo malo, me lastimé física y psicológicamente. Manché con sangre las blancas paredes y sábanas, mi propia sangre. Al rededor mío, al pie de la cama, había un charco de sangre bastante grande.
Lo último que ví fue toda mi vida delante mí, desde mi infancia hasta el día de hoy.
Creo que alguien entró y me sacudió, era él, mi ángel guardián. Chau mi amor, lo nuestro fue lo más lindo que tuve, no quiero más estar acá, me hace mal. Lo escuché llamar a una ambulancia, de lejos el sonido de el celular estrechandose en el piso y el besando mi frente, estaba lleno de sangre por donde mires. Adiós, ángel. Chau, salvador.
Hasta siempre mi amor.
Lo último que escuché fue un sonido lejano de sirenas y a él hablando o llorando, no está claro.
No lloren porque me fuí hoy, preocupense porque mi alma no está desde hace rato.
No lloren por mí.
Saludos Mar.