Una vez en Diciembre

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Es el mes de Diciembre, en Inglaterra, donde comienza a nevar una noche fría y oscura. Una pequeña pelirroja está leyendo metida en su cama. La luz de su habitación comienza a reducirse, cuando una pelirroja mayor entra en la habitación. Se acerca a la pequeña y se sienta en su cama. Observa sonriente cómo la niña está absorta en sus pensamientos, y ella misma, piensa que la pequeña "es igual que su madre". Le da un pequeño beso en la frente y le quita el libro de sus manos.

-Cariño, es hora de dormir...

-Pero mamá... ¡quiero leer otro ratito!

-Mañana continúas leyendo

-Pero...

-Nada de peros, mi pequeña. Mañana será otro día. James ya está dormido

-Está bien, pero quiero que me cuentes un cuento antes de dormir

-Está bien. ¿Cual quieres esta noche?

-El de... ¡el semáforo!

-¿Ése? Pero...

-Nada de peros, mami

La pequeña pelirroja sonríe con cara traviesa. Su madre sonríe complacida al ver que la niña es tan lista y traviesa, piensa ella "Como sus padres". Las dos se acomodan en la cama, quedando la pequeña recostada sobre su madre. La mujer respira hondo, cierra los ojos y comienza a contar la historia, mientras en su mente, ve las imágenes de la historia que está por contar.

-Hace unos años, en un día del frío Diciembre como este, un hombre y una mujer salieron a pasear con su hermoso bebé, para dar una vuelta. Los dos se querían mucho y amaban a su pequeño bebé, muchísimo. Iban paseando por el parque, felizmente y enamorados. Cuando, de repente, empezó a llover y tuvieron que correr para taparse. En el camino, pasaron por una carretera, donde el semáforo estaba en verde. Pero un coche, pasó sin mirar, y la mujer, al verlo venir, empujó el carrito hacia la acera para salvar a su bebé. Finalmente, los tres se salvaron, y vivieron felices por mucho tiempo

-Hoy hiciste la versión resumida, mami

-Lo sé, cariño, porque tienes que dormirte ya

-Bueno... de todas formas, me gusta esa historia, corta o larga

-Que bien, cariño... ahora sí, a dormir

-Te quiero, mamá

La pelirroja le da un beso a su hija, y se va de su habitación.

Caminando por el pasillo de su casa, cierra de nuevo los ojos, y siente en su pecho de nuevo la amargura de todos los días. Ella abre los ojos, pero no quiere llorar, prometió que no lo haría más, ellos no merecían que estuviera triste. Pero no podía evitarlo. Llega hasta su sofá. Se sienta, y suspira fuertemente, cerrando una vez más sus párpados.

Hacía ya seis años. Seis años, que para ella habían sido felices con sus pequeños, pero tormentosos en su interior. Sabía que ella había hecho lo mejor para la pequeña pelirroja, pero aún así, les echaba de menos. Seis años atrás, Ron y Hermione Weasley habían salido a pasear con su pequeña Rose. Hermione y su marido eran muy felices, y ahora que ya tenían a su hija, simplemente no cabían dentro de su emoción. Durante aquél mes de Diciembre, después de la nevada, y tras limpiar las carreteras de nieve, habían decidido pasear con su pequeña hija por la ciudad. Igual que todos, tan solo veían toda su vida por delante, al lado de su pequeña criatura.

Paseando por aquel parque, decidieron sentarse en un banco. Rose dormía en su carrito, mientras sus padres se daban mimos entre ellos. Ella, Ginny Weasley, nunca olvidaría esas imágenes, de su hermano besando a su esposa, con tanto amor, tanto cariño, tanta juventud... tanta vida. Harry Potter y la pelirroja paseaban con su hijo James, que corría por todas partes, y saltaba a los brazos de sus padrinos.

Lemmon parade: Ron and Hermione's loves storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora