Un regalo de la guerra

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St. Ottery Catchpole está en guerra. En plena guerra civil inglesa, el pequeño pueblo peligra, por los saqueos de los monárquicos contra los parlamentaristas y el alcalde ha impuesto una orden muy clara: todos los varones mayores de veinte años y menores de cuarenta, deben partir a defender su país,y salvar su pueblo de los saqueos.

Los bombardeos han arrasado casi todo el pueblo y la gente vive atemorizada. En plena guerra, tan solo el amor podría salvar a las gentes del lugar. Escondidos en una casa, arruinada por las bombas, dos jóvenes intentan sobrellevar el destino que les espera. Una joven de cabello castaño, está sentada en la mesa, mirando en sus manos la carta que su prometido acababa de traer. Sus lágrimas resbalan por su rostro. Su prometido, le da la espalda. No soporta ver a su amada llorando y no quiere ver reflejado en sus lágrimas el destino que los separará.

-Ronald... esto es injusto...

-Lo sé... pero no podemos hacer nada más

-Pero vamos a casarnos... ¿es que eso no significa nada para ti?

-¡Claro que sí!

El pelirrojo se acerca a su amada, mostrando su debilidad por su hermosura. Se arrodilla ante su silla, cogiendo delicadamente sus manos.

-Eres la doncella que ocupa mi corazón desde que te vi. Para mí, esta unión es todo lo que siempre soñé, formar una familia con la dama que llevo en mi sangre...

-Ronald... no quiero que te vayas. No soportaría alejarme de ti... ya hemos peleado tanto por estar juntos y ahora...

-No llores, por favor, no llores... mi corazón se desgarra poco a poco por cada lágrima que desparraman tus pequeños ojos de cristal. Prometo que volveré, nos casaremos y tendremos hijos, muchos hijos...

-Pero ¿y si no es así? ¿Y si la guerra te lleva, como si fueras un suspiro y no regresas jamás? Ambos sabemos lo que es la guerra... mi padre dejó su recuerdo en la batalla, al igual que algunos de tus hermanos... No soportaría ver pasar el tiempo y ver cómo te quedas atrás

-Jamás, ¿me oyes? Jamás quedaré en el pasado. Siempre estaré aquí, protegiéndote, porque nada me importa más que saber que eres feliz y que estás a salvo

-Oh, Ronald...

La joven abraza al hombre, que condenado a la muerte, se deja llevar por el amor que siente en el pecho. Ambos se funden durante varios minutos, no quieren pensar que tienen que separarse y dejar que el destino los pise sin poder evitarlo. El joven soldado, coge en sus manos el rostro de la doncella.

-Hermione... sé que está prohibido, y sé que quizás esto nos condene aún más... pero necesito verte. Esta noche, antes de partir...

-Pero... Ronald... tan solo estamos prometidos. No creo que sea buena idea...

-Hermione, si de verdad me amas, prométeme que vendrás... prométemelo si de verdad sientes que estoy dentro de ti, de tu corazón, que soy el centro de tus sentimientos. Estoy dispuesto a arriesgar mi vida tan solo por ti... por favor, antes de irme, quiero irme con tu recuerdo

-Está bien...

La joven sonríe, tristemente, mientras recibe un beso en la frente. El joven soldado se despide de ella de nuevo con un abrazo y abandona el lugar. Hermione se asoma por la ventana, mientras ve a su amado irse lejos, cumpliendo con su deber. Ella sabe, que aunque su amor es verdadero, no es suficiente para parar aquella guerra, para detener esa locura, cambiar su destino. Pero sabe que ese encuentro, podría cambiar su vida por completo, su forma de ver el mundo, la vida también, de cómo vivirla. Sabe que es descabellado, una mujer prometida, encontrarse clandestinamente con un hombre, aunque sea su propio prometido. Pero el deseo de quedarse con una parte de él, un recuerdo más en su piel y en su memoria, es casi necesario para poder continuar con esa misión suicida que sería vivir sin él.

Lemmon parade: Ron and Hermione's loves storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora