Monstruito bipolar

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-¡Venga, tío Ron! ¡Vamos, vamos, vamos, vamos...!

-¿Por Dios, James! Si no te callas, ¡te juro que no vamos!

-Zip...

      Tío y sobrino caminaban por la calle. El niño iba dando saltitos, esperando llegar a su heladería favorita. Su tío, caminaba tortuosamente intentando seguir el ritmo del pequeño. Ron se lamentaba, recordando la estúpida apuesta que su hermana y cuñado le habían cargado encima.

-¡James! ¡No corras tanto, hombre!

      El día anterior, que Harry y Ginny habían invitado a comer a Ron en su casa, al pelirrojo le había extrañado la invitación, aún más, proviniendo de su adorada hermanita que siempre buscaba excusas para quedarse a solas con su marido. Tras una agradable comida, su hermana no esperó más y le explotó en la cara el porqué de la invitación.

-Ronnie, queríamos pedirte si podrías quedarte con Jamie mañana por la tarde

-¿Porqué? ¡No!

-Porque... Harry y yo tenemos unos pasajes para un balneario... todo el día... y queríamos pasar un día solos...

-Oye Ginevra, es tu hijo, no mío

-Ron, Dios sabe cuánto quiero a mi hijo, pero últimamente está hiperactivo... por favor, hazlo por tu hermanita. ¡Por tu mejor amigo!

      Ron miró a su amigo, que intentaba no mostrar su balanza: sabía que si se ponía de lado de Ginny, Ron se enfadaría. Y si mostraba simpatía con Ron, Ginny simplemente le mandaría a dormir en el sofá hasta que James cumpliese los dieciocho. Asi que optó por hacerse el loco.

-Está bien, hermanito. Te hago una apuesta...

-Dime

-Si consigues ver la película de 'Cenicienta', al completo, con James, tú ganas. Si no, mañana te lo llevo y por la noche le voy a buscar

-Trato hecho. No puede ser más difícil de lo que era ver contigo 'Alicia en el País de las Maravillas'

-¡Hey! ¡No te pases! Esa película me daba mal rollo...

      Ron sonrió y se sentó en el sofá, junto a su sobrino. Pusieron la película, y desde el minuto cero se arrepintió. El pequeño comenzó a saltar en el sofá, a cantar las canciones que la hermosa y, desgraciadamente aguda Cenicienta cantaba con los pajarillos, gritaba cuando el malvado gato trataba de atrapar a los ratones y... simplemente, su pelirrojo tío, cogió su chaqueta, se dirigió a la puerta y miró a su hermana a los ojos.

-Mañana, en mi piso, a las once de la mañana. Nada de llamarme para tocarme las narices y despertarme temprano. A las once y punto

-Gracias Ronnie, te quiero

-Sí, ya...

      Y ahí estaba él. Caminando, o más bien, corriendo detrás de pequeño demonio pelinegro, que iba casi volando a la pequeña tienda. Al llegar a la puerta se detuvo a esperar a su tío.

-Anda que pueden llamarte tonto a ti... ahora me esperas, que sabes que yo te voy a pagar los helados...

      Una sonrisa se dibujó en la cara del pequeño, sacándole otra a Ron. Se sentaron en una mesa, y pidieron dos helados de chocolate: uno simple, y otro con crema de vainilla y virutas de colores, con un poco de nata. Mientras el camarero iba a por sus pedidos, Ron intentaba... socializar con su sobrino.

-A ver, Jamie... cuéntame, ¿que tal en la escuela?

-Bien. La profe dice que estoy mejorando...

Lemmon parade: Ron and Hermione's loves storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora