28. Una cosa demasiado extraña para ser verdad

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Me desperté y Marcos estaba de pie.
- Que dormilona eres.
- ¿Cómo sabias que estaba aquí y cómo has entrado?
- No sabía que eras policía.
- No en serio dímelo.
- Eres muy predecible y por la puerta.
- ¿No duermes o qué?
- Tenemos un pequeño problema.
- ¿Tenemos?
- Sí. Tú y yo.
- ¿Tú y yo?
Dije sorprendida.
- ¿Qué es esta nota que te lanzó Carol?
- Eh la tenía en el bolsillo... ¿Me has registrado?
Dije yo asustada.
- Solo para encontrar la nota.
- No sé lo que pone...
- Te lo diré yo.
- No.
- Te recuerdo que no es muy bueno tenerme de enemiga.
- No me suena de nada.
- También he aprovechado que estabas dormida y he registrado lo que tú no querías, he llamado a Rocío y me lo ha contado todo.
- Me alegro por ti.
Dije yo.
- Cuéntamelo todo.
- No hay nada que contar...
Mentí yo tumbada.
- ¿Te da miedo la sangre?
- No.
Yo me miré los pies los tenía temblando.
- ¿Estás nerviosa?
- No.
- Eres una mentirosa.
- ¿Te ayudo?
Dijo Marcos.
- Atrévete a acercarte y verás.
- Solo quería ser amable desagradecida.
- Oye guapo conmigo no seas amable.
- ¿Me has llamado guapo?
Dijo Marcos.
- Sí.
- Tengo calor.
- Pues quítate la camiseta.
- Sí buena idea me la quito delante tuya y me ves en sujetador.
- ¿Te da vergüenza?
- No.
- Pues quítatela.
- No tengo nada que esconder.
Me la quité y él se me quedó mirando sorprendido.
- Me da igual y ahora si me voy a dormir.
Y me dormí.

La verdad nos hará libresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora