Me desperté y me bajé en la siguiente parada pero... ¡ESTABA EN LA MISMA QUE CUANDO SUBÍ! ¿CÓMO ES POSIBLE QUE HAYA DORMIDO TANTO?
- ¡No espere!
Grité al autobús pero no se paró se fue dejándome a mí con Flufy.
- ¿Vas a llevar a tu gato al veterinario?
- Sí.
Mentí yo si le contaba la verdad me detendría.
- Te acompaño.
Dijo él.
- ¡No!- le espeté- quiero ir sola...
- Tú siempre quieres ir sola y te metes en líos.
- ¿Sabes? Creo que mi gato está perfectamente ya lo llevaré otro día.
- Pero si has pedido una ci...
- Pues la cancelo.
Le interrumpí.
- ¿Te acompaño a casa?
Me preguntó.
- No.
Exclamé.
- ¿Por?
- Porque... No quiero.
Al final opté por subirme al autobús lo malo es que él también se subió.
- Marcos sientate en otra parte.
Dije yo porque se había sentado a mi lado.
- No.
Me dijo muy tranquilo.
- ¡Qué te sientes en otra parte!
Todos los del autobús nos miraban y los dos nos moríamos de vergüenza.
- Una discusión de parejas.
Dijo una mujer con pelo castaño y ojos verdes intenso que estaba sentada a nuestro lado.
- No somos pareja.
Susurramos los dos.
- Tenéis mucha química.
Lo dos nos miramos.
- La verdad es que yo le pego.
- ¿Cómo te llamas?
- Azucena...
- Yo también era como tú y él pero en vez de Marcos se llama Carlos ese chico y yo nos odiábamos como vosotros pero al final nos enamoramos y a día de hoy es mi marido.
El autobús se paró.
- Esta es mi parada. Ah sí, me llamo Beatriz.
Y nos despedimos.
- Es decir que ¿Nos vamos a enamorar?
Dijo Marcos.
- Puede ser una equivocación.
Dije yo. Nos bajamos del autobús y yo me fui por donde me dio gana con Marcos detrás de mí.
- ¿Adonde vas?
- A escaparme.
- ¿¡Qué!?
- No me lo impedirás.
- ¿Por qué te lo iba a impedir?
Me encogí de hombros.
- ¿Qué tramas?
Le pregunté.
- Algo...
- ¿Algo?
Dije yo.
- Sí pero no lo he planeado.
Yo me di media vuelta y Marcos me tiró al suelo.
- ¡ESTÁS LOCO PODRÍAS HABERLE HECHO DAÑO A FLUFY!
Marcos me miró.
- ¿Donde está Flufy?
- Pues aquí...
Yo miré por todas partes pero no lo encontré.
- ¡El autobús!
Exclamamos a coro.
- ¿Cómo te has podido olvidar a un gato en el autobús?
- Yo que sé.
Le grité. Nuestras miradas se dirigieron al autobús que se puso en marcha con mi gato dentro. Los dos seguimos al autobús, pero no lo alcanzamos.
- Bueno pues despidete de tu gato.
- También tengo el móvil dentro...
Dije tocándome los bolsillos sin ningún resultado de móvil dentro de los bolsillos.
- ¿Cómo se te puede olvidar el móvil?
- Pues dejandomelo.
- Tenemos que seguir al gato porque tu móvil resulta que lo tengo yo...
Dijo sacándose el móvil del bolsillo.
- No sé como ha llegado.
Dijo él.
- Seguramente lo confundiste...
- En verdad te lo cogí yo en el autobús...
Dijo él lo miré.
- ¿A quién se le ocurre?
Grité yo.
- ¿Podemos discutir después?
- Supongo que...
Marcos me dio la vuelta y detrás de mí vi a una chica coger el transportín de Flufy. Vi como soltaba a Flufy y el gato se fue a correr la chica se fue. Marcos y yo nos miramos y corrimos hacia Flufy, pero Flufy era más rápido que nosotros dos.
Sin saber como llegamos a una carretera y Flufy estaba en medio y ¡Le iban a atropellar! Yo fui corriendo hacia Flufy pero se asustó y se fue corriendo.
- ¿En se...?
Marcos me apartó de la carretera y aterrizé encima suya.
- ¿Estás loca?
Me gritó él.
- Sí se podría decir que sí.
Le ayudé a levantarse.
- Y ahora hay que seguir a ese gato.
Dije yo.
Así lo hicimos le seguimos por todas partes hasta llegar a la catarata.
- ¿No podrías haber elegido a otro gato?
Dijo Marcos.
- No sabía que mi gato fuese atleta.
Le grité mientras iba hacia Flufy.
Pasamos por el campo de las azucenas y yo me pregunté "¿Dónde va este gato?" pensé en ir andando ya no lo pillaba. Pero llegué a un lugar impresionante había muchos árboles del mismo tipo y al abrir las ramas vi a mi gato jugar con las ramas colgantes de los árboles.
- ¿Marcos?
No obtuve respuesta.
Al cabo de media hora apareció.
- ¿Tu gato nos ha traído hasta el bosque de las hayas lloronas?
- Al parecer sí. Y aquí pienso venir cuando esté triste.
Busqué a mi gato con la mirada y lo vi montado en un árbol. Lo escalé y cuando llegué se tiró yo también lo hice y justo a tiempo lo cogí.
Miré a Marcos.
- Mañana discutiremos ya sobre lo del móvil. No te vas a escapar tan fácilmente.
Me fui a mi casa, al rato llegué y subí a mi cuarto con mi gato y lo puse a jugar por allí. Quiero a mi gato pero ¿Es normal que me pegue un maratón por culpa de mi gato? Yo no lo veo muy normal como sigamos así la próxima vez no pienso ir tras él.
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La verdad nos hará libres
Teen FictionLa vida será muy buena para todos menos para mí ¡Menuda vida la mía! Siempre me estoy metiendo en líos o peleas con la gente de mi instituto y me acabo de mudar. ¡Qué asco de vida!