Partido 1

96 10 0
                                    


Tenía miedo que Hugo llegara a equivocarse y pudiera pensar que no solo quería dormir pero mis miedos eran completamente absurdos. En cuanto llegué a su cuarto sonrió y me invitó a tumbarme estuvimos hablando mucho hasta que me sentí muy cansada. Él se colocó y me dejó abrazarle para dormir. Estaba junto a su cuerpo que era tan cálido y cómodo que al poco caí rendida.

-Preciosa, es hora de despertar.- Oí mientras sentía como me acariciaba las mejilla. Estuve a punto de remolonear un rato pero me di cuenta de que nos teníamos que ir. Abrí los ojos casi al instante.

-No me quiero ir.

-Yo tampoco.

Me abrazó con fuerza y un escalofrío me recorrió. En tan pocos días ese chico me había gustado tanto...

- Noelia, te prometo que volveremos a vernos. No se cómo cuándo ni dónde pero tú y yo nos veremos.

- Gracias por todo Hugo.

-No hagas eso

-¿El qué?

-Despedirte

-Pero es que me voy en seguida.

-Solo dejaremos de vernos por un tiempo ya te lo he dicho. Esto es un hasta luego.

Sentía ganas de llorar pero me aguanté por una sencilla razón, no quería que la última imagen que tuviera mía fuera llorando.

-Voy a acabar la maleta.

Cuando por fin conseguí cerrar aquella maleta fui fuera donde estaba aparcando el coche. Para mi sorpresa y desagrado Cassandra y Isaac estaban besuqueandose y manoseandose. En ese momento solo pensaba en no tener pesadillas por las noches. Dylan se estaba despidiendo de María y de pronto apareció Hugo. Me abrazó y besó de forma delicada aquél chico era increíble.

-Ya sabes cuando quieras en Coruña tienes casa.

-Tú también sabes que si vienes puedes quedarte en la mía.

-¿Puedo darte un consejo?

-Claro.

-Déjate de juegos con Isaac y poned los dos las cartas sobre la mesa de una vez.

-¿A qué viene eso?

-Siempre he pensado que me encantaría estar con una chica que me mirara como miras tú a Isaac.

-No me gusta. He estado muy bien contigo.

-Noe, no te preocupes aunque no lo admitas se ve. No pasa nada pero yo estaré a tu servicio siempre.-dijo besando mi mejilla.

La verdad que fue tan extraño que estuve todo el viaje de vuelta pensándolo. Isaac solo hablaba a mi hermano en el viaje así que me hice la dormida. Cuando llegamos mi hermano se bajo pero yo no.

-Noe, ya hemos llegado.-dijo Dylan.

-Ya lo sé. Ahora voy, ve entrando.

-Deberías ir con él.-añadió Isaac de forma seca.

-¿Por qué siempre tenemos que ser como el perro y el gato?

-Mira yo ayer fui muy borde y lo sé pero, ¿qué esperabas?

-¿Cómo que qué esperaba?

-Me dices que vas a ir a dormir con Hugo y que no sabes si ir. Igual querías que te acompañara de la manita y luego os arropara.

-No me grites, en primero lugar y segundo, te pregunté si querías que me quedara contigo.

-Sabías que querías ir con Hugo.

-Igual no lo sabía y como te comportaste como un imbécil de pronto me apeteció ¿Por qué te ríes?

-Eso mismo me paso con Cassandra que como te fuiste me apeteció tirármela.

Me quedé blanca mientras él mantenía su risa de hipócrita.

-No puedo creer que llegaras a gustarme... Hazme un favor ¡Olvídame!-grité dando un sonoro portazo.

Siempre acababa mal con él y me estaba cansando de ese ni contigo ni sin ti. Nunca me había gustado discutir con nadie y con él me estaba marcando un nuevo récord ya. Entré en casa siendo un gran manojo de nervios y emociones.

-¿Qué pasó con Isaac?

-Nada. Da igual, voy a preparar todo para mañana que ya toca ir a clase.

-Algún día tendrás que explicarme todo esto que os traeís entre manos.

-No le quiero ver ni en pintura.

Pasaron varias semanas y Isaac estaba intentando que hablara con él. Asier en paradero desconocido y luego estaba Hugo, con el que seguía hablando. Incluso veía sus partidos online. Los entrenamientos iban muy bien incluso iba a entrenar con las seniors y con las juveniles de mi club. Me pasaba la vida en el pabellón o estudiando.

-Hermanita eres una empollona.

-No lo soy.

-Ya, ya ¿ Qué vas a hacer hoy?

-Voy a ir con dos de mi equipo a ver el partido de los chicos de superliga.

-Han convocado a Isaac.

-No lo sabía...

-¿Saldreís luego?

-Seguramente.

-Vale pues vamos hablando.

Me empecé a arreglar y cuando acabé Ale y Alba ya estaban esperandome fuera. Nos llevaban los padres de Alba pero ellas fueron a llamar a mi puerta.

-Tan lenta como siempre.

-Pero si estoy a la hora prevista, no seais quejicas.

-Venga vosotras dos que mis padres nos esperan.

Cuando llegamos al pabellón le vi. Aunque me hubiera gustado que no se hubiera cruzado conmigo su mirada.

-¿Seguis enfadados?

-Sí.

-A ver Noelia, no puedes estar así siempre.

-La gusta que se arrastre...

-Joder Alba, no es eso. Me he cansado de discutir por todo. Mejor hablamos del partido solo.

Princesa en la pistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora