Capítulo 27

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Angela

Eran cerca de las ocho de la noche cuando aterrizamos, habíamos hecho escala horas antes y mi corazón se aceleraba con cada persona que veía retirarse del avión. Aún seguia fingiendo sumisión para Stefan, estaba esperando pacientemente que saliera del baño, tenía que jugar bien mis cartas o el plan se iría al cañó.

- Ya está linda, vamos a casa. Te amo.- dijo el infeliz dándome un beso en los labios.

- Claro Stef. - tomé con asco aparentado su mano y lo seguí fuera del avión, salimos del mismo y esperamos en la zona de desembarco las maletas. Nadie había traido souvenirs, de hecho las maletas eran de Stefan, yo traía tres cambios de ropa. Sí, Stefan era un maldito. Cuando salimos de la zona de embarco una hora después decidimos tomar un taxi hasta la casa que aún compartíamos legalmente.

- Detesto regresar, ahí me dejaste. Te fuiste como una perra con él.

- Ya te dije que lo lamento, no sé qué estaba pensando. - contesté inmediatamente. No quería enfurecerlo, sí decía algo equivocado tendría mi merecido.

- Es un maldito. No sabes nada de él.

- Ya mi amor, no quiero hablar de esa-  esto me doleria- basura. Tú y yo estamos bien.

- Sí, tienes razón.

Llegamos a la casa y Stefan miró hacia todos lados por si alguien vigilaba, ¿acaso esperaría que Damon estuviese cerca? Apenas entramos dejó las mochilas en el piso y subió las escaleras.

- Esto está una mierda, limpialo y tengo hambre.

- Si cielo. - hambre tu madre. Maldito imbécil. Llamé un delivery para traerle su comida y me puse a arreglar la casa super rápido. Me puse a pensar en Damon mientras hacía los quehaceres, si nada de esto hubiera pasado probablemente estaríamos cenando bajo las estrellas en su terraza...

De repente mis fantasias se esfumaron cuando tuve que correr al baño, me sentí enferma desde que aterrizamos pero no había comido nada desde el día anterior, solo los brownies. Sentí más arcadas y vomite, como nunca en la vida. Estuve segura de que Stefan empezó a gritar cuando entró al baño.

- Carajo, eres una inútil. Acaban de llamar a la puerta y ¿sabes? No había nadie que recibiera mi comida. - con eso llegó una patada en el estómago que me hizo retorcerme y vomitar más. - Puaj, calla mierda. Si no logro comer en paz vas a tener problemas. Maldita. - escupio al lado mío y después de un rato pude calmar mis arcadas. Ya iba a ver, tenía que aguantarme todo esto un tiempo más . Tomé fotografías de mi reciente moraton en la panza y guardé el teléfono. Me traté de arreglar y salí fingindo normalidad. Él estaba comiendo su cena en el sofá, viendo algún juego de algún equipo que yo ignoraba. Traté de seguir con los quehaceres un minito más. Planeaba dormir en el cuarto de huéspedes, por lo menos hasta que pudiera mandar mensajes de ayuda y me puedan sacar de aquí. Terminó el primer tiempo y me acerqué a él sigilosamente, como tratando de apaciguarlo.

- Stef, dormire en el cuarto de invitados si no te molesta. No quisiera interrumpir tu sueño, me siento enferma.

- Ya, ahora lárgate, el juego empieza dentro de poco. A ver si logras hacerme algo de beber.

- Sí amor.- cuando me moví cogió mi mano y la apreto ligeramente fuerte.

- Hago esto por tu bien. Dentro de poco serás docil y esto terminará.

- Lo que tú quieras. - contesté. Me repugnaba su idea, le agache la mirada y sumisa me metí a la cocina a prepararle una limonada. Se la dejé en la mesilla y me despedi de él con un beso.

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