Capítulo 54: Lo que yo no puedo

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- ¡Bebé! - escuché como la rubia teñida hacía resonar como herradura de caballo sus tacones en mi sala, yo aún estaba fría, tratando de procesar lo que mis ojos acababan de ver, mi cabeza empezaba a dar vueltas cuando un muchacho vestido de colores negro y rojo se acercaba a mi puerta, relativamente joven y robusto, sonreía de oreja a oreja y traía un papel en sus manos. Era la maldita pizza. Por un momento pensé que iba a vomitar en ese momento.

- Buenas tardes, busco a ...- dijo leyendo un papelito-  ¿Angela? ¿Es usted? - dijo aún sonriendo.

- Eh, sí, sí soy yo, creo. - quería entrar y a la vez no quería entrar. Mi mirada se nublaba y quería tirarme al piso a llorar. 

- ¿Señorita se encuentra bien? - dijo el muchacho cambiando de rostro radicalmente, dejó su mochila en el suelo y me ofreció su brazo cuando empezaba a tambalearme.  

- Eh..eh..estoy bien...gracias...eh...yo...soy...un momento por favor...-  dije tratando de respirar lo mejor que podía, no tenía que ser de Damon... Ella era una experta mentirosa y loca...¿como demonios había tenido mi dirección?

- U...u...usted nos la brindó.. eh... al ... lla...llamar... perdone...si..si me he ...equivocado...- el chico se puso colorado y ya se disponía a coger su maletín para irse.

-Eh, no, no era para ti, ¿cuanto es la...la pizza? - dije balbuceando, torpemente le entregué los billetes y muy amablemente se ofreció a entrar conmigo y dejar la pizza en un lugar donde no se fuera a caer conmigo. Sonreí a lo que pude, pero acepté, mis piernas eran de gelatina y podría caerme en cualquier momento.

- ¡Angie ! - gritó Hendrick cuando me vio sostenida por el chico de la pizza, le agradeció por la ayuda y Hen tomó su lugar, me sentó en el sofá mientras me examinaba para ver si yo estaba bien, el chico se paró incómodo esperando que le indicaran donde dejar la pizza, Hendrick le señaló donde dejarla, le dijo que no era necesario darnos el cambio y muy angustiado, salió por la puerta.

- ¡Suéltame! - levanté la mirada y veía como Halston trataba de besar a Damon como si realmente lo hubiera extrañado, como si fuera el hombre de su vida. Damon pasaba de verme a mí y a Hendrick, quien estaba deseando golpearlo fuertemente pero se contenía porque yo le preocupaba más. Damon por fin se safó de ella y sin hacer caso a Hendrick se acercó a mí. - No se que demonios está pasando, no te pongas mal por favor, no de nuevo.- decía acariciando mi rostro y temblando. Su rostro me decía que realmente lo sentía, sentía lo que estaba pasando, pero también culpa. Mucha. Culpa. ¿Qué había pasado con estos dos?

- ¡Hello! ¡Tu hija está esperando que la reconozcas! - Halston seguía haciendo sonar el piso con sus tacones baratos y se encontraba roja de la rabia mirándome, cruzada de brazos, pero tenía una sonrisa de ganadora, no me gustaba esa sonrisa.

- NO.SÉ.QUÉ.ESPERAS.PARA.SACAR.A.ESA.MUJER.DE.AQUÍ. - Si las miradas matarán no sé si Damon o Hendrick estarían ya pulverizados, ambos se fusilaban con la mirada mientras yo solo quería saber qué quería esta zorra aquí.

- No puede, nenito.- dijo sentándose cómodamente en mi sofá, dejandome ver su panza, no era falsa, era totalmente una panza de embarazo. La acariciaba con maldad, como si fuera la bruja malvada que acariciaba a su gato endemoniado.- No puede echar a la mamá de su hija.

- ¿Quieres dejar de decir eso por favor? - Damon sonaba irritado, se incorporó y se sentó en el sofa individual, Hendrick sostenía mi mano y me trataba de dar animos mirando a Damon con mirada asesina, podía leerse claramente en sus ojos "ESTO ES CULPA TUYA".

- No sé quién te dio permiso de entrar a mi casa, caballo teñido.- dije por fin animándome a Hablar, Hendrick me sostenía del codo como si fuera a abalanzarme sobre ella, lo volteé a ver, él negó con el rostro cargado de preocupación, me fue liberando mientras seguía acariciando levemente mis hombros. Halston me miró, y sólo se levantó el putipolo que llevaba para enseñarme por completo su panza de embarazo, diría que tendría unos 5 o 6 meses.

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