Capítulo 56: La gran verdad

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-Sentía como rozaba su nariz con la mía  para desearme los buenos días, apenas podía abrir los ojos, pesaban toneladas y es que la noche anterior no dormimos mucho.

- Vamos despierta ya nena, te necesito.- decía mordisqueando mi cuello causando que mis sentidos se encendieran en un dos por tres.

- Estoy agotada Mawson, pensé que habías tenido suficiente ayer.- dije ladeando mi cuello para que tenga mejor acceso.

- No tienes idea de cuanto te había esperado.- dijo plantando un beso casto en mi hombro y girándome para verlo a la cara, estaba radiante, sonriendo como un chiquillo que acaba de ganar un partido importante, sus ojos azules tenían ese destello juguetón y sexy que me encantaba y aunque también se le veía agotado, tenía todos los ánimos del mundo. Él era mi mundo. Me acerqué a él y le di un beso corto en los labios y el me envolvió en sus brazos, acariciando mi espalda desnuda y yo su pecho, sintiendo la respiración del otro.

- Es una hermosa mañana D.- dije inhalando su aroma.

- Lo es mi amor, sobre todo contigo así.- dijo riéndose.

- ¿De verdad me esperaste mucho? - dije algo tímida, sabía que como todo hombre, Damon tenía sus necesidades, pero nunca le pregunté que tan fuerte había sido este periodo de abstinencia.

- Bueno, no es exactamente lo que crees, no estuve sufriendo y castigándome por no poder tocarte nena, no es así. Es solo que te extrañaba, todo este tiempo, que estuviste y no estuviste. Soñaba contigo, con nosotros, perdiéndonos en el otro como solo nosotros sabemos. - tomó mi mano y la entrelazó con la suya, le dio un beso en el dorso y siguió.- Angela, estar contigo...nunca me había sentido así con nadie, contigo todo es diferente, incluyendo el sexo, mejor dicho, especialmente el sexo. Contigo toco el cielo, el paraíso.

- Vaya, que poeta resultaste ser.- dije molestándolo un poco.

- Es necesario de vez en cuando, no te emociones porque no volverá a suceder.- dijo, ambos reímos. Me incorporé para mirarlo a los ojos, de pronto los recuerdos de ayer me derrumbaron, miraba a Damon a los ojos, él lo debió de haber notado porque su expresión relajada cambió y se tensó, asustado de mi reacción. Por un momento imaginé a un pequeño bebé con sus preciosos ojos azules, en mi imaginación siempre era hombre, cabello castaño y fuertes ojos azules, como Jeremy. La sola idea de pensar que podría ser ella quien se lo dé me revolvía el estomago, pero no quería arruinar nuestra relación, si resultaba ser que sí sería difícil, pero no iba a dejar a mi Damon  nunca más. - Nena, no es mío, ya te lo dije, no se cuanto más tengo que decirlo.

- No es tanto eso D.- dije volviéndome a recostar en su pecho, esto a Damon le sorprendió, tal vez esperaba que tuviera alguna crisis nerviosa, aunque de pronto tenía mucho frío, eran sus brazos los que me reconfortaban y nadie iba a cambiar eso nunca.

- ¿Entonces? - dijo besando mi cabello y acariciando mi rostro. Apoyaba su cabeza en la mía y sentía su respiración un tanto nerviosa, él tenía miedo, lo podía sentir.

- Es que era yo quien quería darte ese niño Damon, incluso me tarde años, quería ser yo, y la idea que pueda ser ella...me enferma...no lo tolero...

- No es mío. Nena, puedo jurártelo, no es mío. Yo esperaré por ti toda la vida. Si no es contigo, no quiero ningún niño.

- Damon...

- Te adelantas a las cosas, confía en mi palabra, ese bebé no es mío.

- Lo sé, confío en ti, con los ojos cerrados D.- dije alzando mi cara y mirándolo a los ojos.- Pero aún así ella puede darte un hijo si quisiera y yo no...

-Nena, no te adelantes por eso ahora, primero tienes que recuperarte, aún no recuperas tu peso total y lo sé porque conozco perfectamente tu cuerpo. Estas hermosa como siempre, pero se que aún no estas del todo sana y fuerte, intentarlo ahora sería demasiado riesgoso, no quiero perderte Angie, ansío tener un hijo contigo, pero después de haberte tenido lejos tanto tiempo eres tú en quien me quiero enfocar, quiero tenerte un tiempo para mí, y luego nos dedicaremos día y noche a intentarlo. Será divertido practicar... solo...no ahora...entiéndeme...te vi casi morir, de hecho moriste, durante un horrible minuto y medio tu corazón no latió. Quiero disfrutarte un poco más. Después de la boda tendremos todo el tiempo del mundo. Hay que ser pacientes.

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