Capítulo 59 : Sombras

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Llevaba toda la semana esperando un informe, un reporte, un mensaje, una paloma mensajera, lo que fuera que le diera las señales que él estaba esperando, tenía claro que el tiempo le estaba jugando en contra y las circunstancias también. Todo se había vuelto mucho más complicado ahora con ella junto a esos cabrones. Los favores se le habían complicado, incluso su informante estaba dudando, estaba flaqueando, él no necesitaba mariquitas que le ayudaran. Claro que no.  Estaba desesperado, la rubia aún no lo había ido a ver y ni siquiera tenía una información de lo que había pasado.

No se imaginaba otra cosa que ver el sufrimiento de su ex mujer al ver que su adorado y perfecto Mawson, engendró un mocoso cuando ella no estaba. Era el mejor golpe que le estabamos dando, ahora que ella no podría ser capaz de darle un hijo otra vez. Por lo menos no en muchos años y él se iba a encargar que esos años se volvieran una eternidad.

Era domingo, día de visita en aquel frío encarcelamiento, Stefan había logrado mantenerse al margen de todo e incluso tratar de llevarse bien con los más fornidos de aquel lugar, no quería problemas, necesitaba que su conducta siempre fuera impecable, ahora mismo tenía a un par de abogados de los mafiosos trabajando para sacarlo de ahí, pero el necesitaba que fuera en el momento adecuado, ni siquiera necesitaba escapar para siempre, no le importaba vivir donde fuera con tal que ella lo pagara, pero necesitaba hacerlo él. Quería ser él quien la liquidara.

Se sentó en la banca blanca, vacía, con una luna de vidrio que lo apartaba del mundo libre y de su celda, entonces la vió llegar, entraba con un vestidito que se balanceaba por encima de las rodillas, los pechos gigantes y apetitosos por el bien pronunciado escote que tenía, todo provocado por la maternidad. No le asentaba bien, ni siquiera parecía una mujer que quisiera ser madre, pero era una perra desquiciada y esa era la aliada fría que necesitaba. Dejó su carterita en el suelo mientras cogió el auricular que los comunicaba, él hizo lo mismo por su parte.

- Te haz tardado esta vez.- le dijo sonriendo, aparentaban ser una amante perdida y hombre abandonado para que nadie sospechara nada.

-Me llevó un poco más de tiempo, esta cosa no me deja vivir. Tengo que ir al medico y no se qué...

- Sí, sí,sí, tu vida es jodida, imagínate si tuvieras que estar encerrada.- comentó con evidente sarcasmo en su voz.

- Imaginate si tuvieras que cargar con una cosa en tu estomago que pesa más que las culpas que puede tener tu consciencia por ser un precoz de mierda, Brown. - sonrió, le gustaba en cierta forma como ella nunca se quedaba callada y sabía devolverle cada apuñalada que él le daba. Incluso había disfrutado mucho al habérsela cogido meses atrás cuando se conocieron. 

- No imagino lo desagradable que puede ser, nunca los quise. - dijo haciendo gestos de asco al ver su pronunciada barriga.

- No me interesa en lo más mínimo, ni siquiera que fuera tuyo. Lo daré en adopción o lo venderé, no me interesa.

- Bueno, yo no puedo ofrecerte una vida hermosa querida, así que verás lo que haces con él. Tengo suficiente con esto como pensar en que demonios hacer con algo que no quiero.

- Es una ella.- dijo alzando los ojos.

-Peor aún, no sirven para nada más que joder la existencia. - dijo él, frotándose la frente y exhalando. Nadie sospechaba la frialdad con la que ellos hablaban de la hija que tenían en común.

- Que tu mujer sea una perra, no significa que todas lo seamos.- dijo dando una ligera tocada al vidrio que los separaba.

- Claro, me olvidaba que me encontraba delante de su reina.

- ¿Para eso me haz llamado? ¿Para halagarme? - respondió la rubia deslizando su cabellera hacia atrás.

- Claro que no, linda. Necesito que me digas si se lo creyó.

- Ni un poco, joder.- se enderezó solo para mirar al cielo como si no entrara en su cabeza que el plan no funcionó. Meneo la cabeza en negación y pasó sus manos por su mal teñido cabello , se apretaba la cien. La atormentaba el no poder lograr que ellos se separaran.

- Me refiero al mensaje, tonta.- Brown giró un poco la cabeza como si no pudiera dar crédito a lo que veía. "¿Cómo puede siquiera pensar que me interesan sus sentimientos? 

-Supongo que sí, no me contestó nada y los he visto juntos estos días.

- Maldita sea, para eso no te pago.-  Brown se veía realmente enojado, la furia salía por sus ojos mientras los orificios nasales aleteaban. No toleraba que su plan no saliera como él quería.

- No es culpa mía, hice lo que pude.

- Tenemos que movernos rápido, te quiero encima de ellos todo el tiempo, necesito que me digas todo lo que están haciendo. Mi otro informante no aparece desde hace semanas. Me tiene muy intrigado, tampoco lo han encontrado para entregarle el dinero. Me han dicho que al parecer se ha mudado.

- ¿Hendrick? - dijo la rubia. Se mordió el labio, era una joyita que le hubiera gustado probar. Por un momento se planteó la idea de haberse dado una oportunidad con alguien como él, pero ya lo había hecho y resultó completamente mal. Mawson pagaría.

- Ese cabrón, creo que no entiende las cosas que están en juego, una llamada y su querida hermanita termina siendo deportada, no me interesa siquiera su vida, pero sabe demasiado, quisiera asegurarme de que no hable. Aunque preferiría tenerlo de mi lado.

- Ella ya lo debe tener del suyo, Hendrick no ha hecho nada últimamente, ni lo he visto cerca a su casa desde la vez que fui, pero ten por seguro algo Brown, odia a Mawson tanto como tú.

- ¿Y tú, no lo odias también? - el la miró examinándola, sabía que quería venganza, pero si ella no lo odiaba tanto como él, tampoco le servía de mucho.

- Claro que sí, Brown, es solo que...

- Ten mucho cuidado, espero que sigas de mi lado así Mawson esté en el suelo, atravesado por una bala en medio de sus dos putos perfectos ojos. Si no es así, será mejor que te apartes, a menos que quieras terminar peor que él.-  Stefan vio como ella se revolvió en su sitio, algo incomoda, lograba atemorizarla y era lo que mejor le resultaba, le convenía tenerla asustada. 

- Claro que no, sé donde están mis lealtades. No como tu mujer.- se puso de pie y echa una furia salio de la vista de Brown, estas visitas constantes no duraban mucho, ambos tenían muchas cosas hirientes que decirle al otro, con la diferencia de que Halston podía irse en cuanto quisiera, Stefan no tenía algo más que hacer, así que en cierta forma disfrutaba del tiempo que amenazaba a alguien. Le aumentaban el ego y la confianza.

- Más te vale zorrita.- dijo mordiéndose el labio mientras a veía irse, tal vez arreglaría una fecha para que puedan conseguirle una mujer, se sentía estresado y necesitaba liberar el estrés.

- Se acabó Brown, de vuelta a tu celda.- dijo uno de los fornidos guardias que vigilaba la hora de las visitas.

- Sé leer, perfectamente bien. Se ver la hora, no soy ningún estúpido.- se puso de pie y rozó al guardia ligeramente antes de caminar a su celda, detestaba a ese hijo de puta, sentía que lo vigilaba día y noche y no le gustaba su mirada inquisidora. 

- Mantente en tus asuntos.- le dijo al cerrar la celda con llave. - Tu esposa te necesita espera en casa.- lo miró esperando su respuesta, Stefan sabía que el guardia evaluaría su respuesta. No pudo estar más contento de su pregunta.

- Claro que sí, me lleva esperando mucho tiempo. Ya le tocará verme, sé que se morirá de emoción.- dijo con una sonrisa macabra, imaginando el cuello de Angela rodeado por sus manos, clavandole lo que fuera en el corazón, sonriendole a Mawson para que vea como moría. Era el cuento que necesitaba para dormir. Su canción de cuna. Los gritos de ambos, sus lagrimas, incluso el bastardito del sobrino.

Todos iban a pagar.

Cada uno de ellos.

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