Capítulo 39 : Inocencia

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- ¿Tía Angie? ¿Eres tú? - mi corazón se aceleró como la primera vez que vi a este precioso niño, que, después de tanto tiempo era como verlo por primera vez de nuevo, estaba mucho más grande e incluso me parecía que estaba hablando mucho mejor. Quería llorar.

- Hola Jer, ¿Cómo estas pequeño? - él me mostró su amplia sonrisa con su dientecitos de leche y corrio hacia mi, mis ojos este día no podían dejar de fabricar lágrimas.

- ¡Tía Angie! - dijo extendiendo sus bracitos para que lo cargué, lo cual hice muy contenta, aunque unos dolores se apoderaron de mi cuerpo, Jeremy pesaba mucho más.

- ¿Cómo estas pequeño angelito?

- ¿Por qué lloras tía? No llores, no llores más. - el pequeño tomó mi rostro con sus manitos y limpió mis lágrimas, luego depositó unos besitos tiernos en mi mejilla.  - Mi tia Angie no debe llorar sino se las verá con mi babu. ¿No es cierto babu?

Maldición, atrás de Jeremy apareció Damon, con una cara bastante enojada al verme con su sobrino en brazos.

- Babu mi tía Angie esta llorando mucho, ¿porque llora? - dijo abrazándome y protegiéndome.

- Seguramente es algo sin importancia chiquito, ven, tu madre esta esperandote con tu comida favorita. - habló con el con suma dulzura y le extendio sus brazos para apartarlo de mi lado.

- ¡No! - Jeremy ahora miraba a su tío con mucha rabia y desconcierto. Se apegó incluso mucho más a mi cuerpo, causando que un leve quejido se escapara de mis labios, pero por fortuna nadie lo escuchó.   - ¡Nunca me dejas ver a mi tía Angie! ¡Quiero estar con ella! - mi garganta se secó, Dios mio ¿que le hice a Jer? Sus ojitos estaban furiosos.

- Jeremy, no le grites a tu tío. - dije con voz seria pero suave. - Creo que deberías pedirle permiso primero a tu madre y luego subes a casa de tu tío.

- Pero yo quiero estar contigo y tío Damon nunca me deja. - ahora era el quien tenía los ojos aguados. Me moría de la vergüenza, Damon me miraba con odio, como queriendo desaparecerme de la vida de su sobrino. No había algo de lo que más me arrepentía, a ellos que eran adultos podían entender, pero Jeremy. Oh Dios mío perdoname por Jeremy. - No llores tía Angie, por favor. ¿Ves tío Damon? Todo es culpa tuya.

Me abrazó de vuelta aún más fuerte y yo no pude resistirme a abrazarlo con la misma fuerza con cuidado de no aplastarlo, no me atrevía a mirar a Damon a la cara, se me caía de la vergüenza. ¿Que haría ahora? No podíamos quedarnos en la calle para siempre.

- Pasemos. - Damon a regañadientes abrió la puerta principal y la sostuvo para que pueda pasar con su sobrino, aunque la bolsa de las cajas vacías estaba empezando a causarme un peso significativo sumado al del pequeño Jer. Damon sin preguntar me quito las bolsas de la mano y fue a casa de su hermana, yo tampoco hice ningún ademán de hablarle así que seguí subiendo las escaleras hasta llegar a la puerta donde Jeremy tendría que bajarse.

- Pequeño, necesito bajarte para abrir la puerta ¿Sí?

- Esta bien tía Angie. - lo bajé y cogio mi pantalón con mucha fuerza, como si tuviera miedo de que yo pudiera desaparecer por arte de magia en un parpadeo. - ¿Vas a dormir conmigo de nuevo? ¿Vas a dejar que mi tío Damon me deje verte? - Oh señor , para con esta tortura, ahora que estaba por mudarme en pocos días.

- Jeremy, tu mama te dará permiso solo una hora más.

- ¡No! - el niño se comportaba como nunca antes lo había visto, y era todo por mi.

- ¡Jeremy! !No voy a tolerar tus malcriadeces!

- ¡No quiero maquideces tío! - en estos momentos no sabia si seria correcto reírme de la forma en la que el pequeño había refutado. De todas maneras no iba a mejorar el humor de Damon.

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