¿Me quieres? Demuéstralo.

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-Estoy tan harta de todo esto. ¡No me dejáis respirar! - Dije gritando a mis padres. - Parece que nunca habéis sido adolescentes. Solo queiro ir a dar una vuelta con mis amigos. No veo qué tiene de malo.

-Hemos dicho que no, Sam. Y no es no. - Contestó mi padre en un tono cortante que significaba que la discusión había acabado.

-Está bien. Pero después no os quejéis cuando me vaya de esta casa y no vuelva. - Dije y me fui corriendo a mi habitación. 

De verdad no sabía porqué no me dejan salir. Era cierto que estaba castigada, pero ya llevaba sin verlos dos semanas. Y tampoco fue para tanto lo que hice, solo llegué media hora tarde. Odiaba tener unos padres tan sobreprotectores ¡Necesitaba respirar! Cuando dicía que me iba a ir, no mentía. Cualquier día saldría por la puerta y solo me verían de vez en cuando. Tenía ya 19 años y era como si aún tuviera 16. Ni porque fuera a la universidad se daban cuenta de que ya podía cuidar de mi misma. Era una lástima que aún no pudiese solicitar un interecambio en el extranjero, pero en cuanto pudiese haría la solicitud. Ojalá me pudiese ir a Inglaterra... Por lo menos siguía teniendo mi móvil.

-¿Diga?- Contestó mi amiga Linda cuando la llamo.

-Linda, soy yo. Negativo. Estos dos siguen sin dejarme salir.

-¡Joder, Sam! Te echamos de menos. ¿No te puedes escapar?

-No creas que no lo he pensado, pero si en mitad de la noche se despierta mi madre, me viene a buscar y no me encuentra, ya me meten en un convento.- Le contesté.

-Bueno, tía, pues qué le vamos a hacer... ¿Cuánto te queda de castigo?- Me preguntó.

-La semana que viene ya seré libre.- Dije con entusiasmo.

-¡Genial! Entonces nos veremos pronto.

-Siempre puedes venir a mi casa. Si vienes hasta aquí no creo que no te dejen pasar.

-Ufff ¡Ni loca! Para que tus padres empiecen a contarme sus batallitas otra vez, quita quita.- Me contestó ella.

-Jajajajaja Lo entiendo. Pero es que me aburro tantísimo....- Le dije intentando darle pena.

-A mi no me das pena Sam. Soy tu mejor amiga, ya no me afecta. Jajajajaja.

-Joder, pues parece que me llevaré todo el finde sola otra vez.- dije enfadada.- Oye, ¿Qué tal con Matt? 

-Pues... yo creo que vamos bien. Va a venir hoy con los chicos.- Dijo feliz. Me alegraba muchísimo por Linda, pero también la envidiaba. Hacía muchísimo que no salía con nadie.

-Bueno, Linda. Pues te dejo para que puedas arreglarte. ¡Pasadlo muy bien!

-Vale, te vamos a echar de menos. Cuando vuelva te contaré que tal con Matt y los chicos. Adios.

-Byee!

Parecía que me esperaba otro fin de semana super aburrido. Puag. Pues ya no sabía qué hacer, ayer hice todo lo que me quedaba por hacer de la universidad. Supongo que me pondría a leer. Lo único bueno que tenía estar castigada es que tenía todo el tiempo del mundo para leer. Casi me había leido dos colecciones de libros. "Necesito una última cosa de ti antes de que te vayas y no vuelvas.- Dijo Rachel. -Claro, lo que sea.- Contesto Mike. -Dame un último beso, que me quede en el recuerdo.- Mike se acercó a Rachel y suavemente la besó. Sería su último beso. El beso definitivo. Rachel comenzó a llorar cuando Mike se apartó de ella y comenzó su camino hacia fuera del edificio." Sí, me encantaban las novelas de amor, no lo podía evitar. Me parecía que buscaba el amor que me hacía falta en la vida real en los libros. Me encantaría que un "Mike" apareciese ahora en mi vida. Pero, ¿qué estaba diciendo? Con lo tranquila que estaba yo ahora. No me convenía empezar una relación ahora. Siempre me decía lo mismo y me justificaba así el no tener novio. Qué triste era mi vida. 

-¡Sam! La cena ya está lista.- Dijo mi madre sacándome del libro.

Mmmm Comida, mi fiel amiga. Bajé conrriendo las escaleras, tan rápido que casi me caigo. 

Llegué a la cocina y mi madre había hecho tortilla. Creo que estaba intentando compensarme por no dejarme salir. Pero a mi no me iba a comprar con comida. Puse mi mayor cara de póker y me senté en la mesa.

-Estás muy callada, ¿te pasa algo? - Preguntó mi padre. ¿Se estaba riendo de mi? Lo miré con mi mayor cara de odio y seguí comiendo sin contestarle.

-Déjala ya, ¿no ves que está enfadada? Ya se le pasará.- Le dice mi madre. A ella ni siquiera la miro. 

Me como mis trozos de tortilla, pongo mi plato en el lavavajillas, cojo un flan, me lo como y me voy otra vez a mi habitación. Ya no tengo ganas de leer, así que enciendo mi portátil y entro en twitter. Últimamente tenía más vida dentro de las redes sociales que fuera de ellas. Me dediqué a poner tweets profundos sobre sentirse solo y querer salir de este pueblo, y a dar retweet a todo lo que me gustaba. Miré el reloj y eran las 00:00. No me podía creer que me fuera a la cama a estas horas, parecía una niñata de instituto, pero me aburría, era sábado y todo el mundo estaba por ahí pasándolo bien excepto yo. Me metí en la cama y enseguida me quedé dormida. Era una de mis virtudes, podía dormir donde fuera, cuando fuera.

¿Me quieres? Demuéstralo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora