¿Felicidad a la vista?

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El fin de semana llegó más lento de lo que me habría gustado. Mamá no me dejó salir de casa hasta el viernes por la noche, y solo lo hizo porque insistí mucho. Con esto de la caida y de que me voy a Washington, está más pesada que nunca. Por suerte ya es sábado ¡Bien! El día por fin ha llegado. Esta tarde voy a salir ni más ni menos que con Mike Spencer. Sí, es cierto que hace solo una semana que lo conozco, y que los primeros días lo odiaba a muerte, pero... ¿Qué le voy a hacer? Así soy yo, me enamoro de lo que no me conviene. Tengo mucho que hacer hoy, tengo que elegir la ropa que me voy a poner, tengo que decidir qué maquillaje voy a llevar... Ya sabéis, cosas de chicas. Lo primero que tengo que hacer es darme una ducha, ya me han quitado los puntos, así que ya no tengo que tener cuidado al lavarme el pelo.

Después de una ducha reparadora, me pongo el albornoz, y una toalla en el pelo. Voy hacia el armario... ¿Qué me pongo? No tengo nada que ponerme. A ver... podría ponerme el vestidito con el estampado de flores ó tmabién podría ponerme una falda con una camisa... Espera, no sé dónde me quiere llevar, ¿y si tengo que ir elegante? Tengo una crisis.

-¡Mamá!- grito para que venga.

-¿Qué quieres, Sam?- Me dice subiendo las escaleras.

-Crisis de ropa, código rojo. ¡No tengo nada que ponerme!- Le dijo histérica.

-Sam, cálmate. No es el fin del mundo. Y tienes millones de cosas preciosas que ponerte. A ver, quita, déjame echar un vistazo.- Me dice y me muevo.- A ver... a ver... Mira, este vestido es precioso.- Saca un vestidito azul, no es entallado, pero tampoco es suelto del todo. La verdad es que había olvidado que lo tenía, es perfecto.

-Mamá eres un genio, es perfecto. Ni demasiado arreglado, ni demasiado informal. Ahora, ¿qué me pongo en los pies?

-Pues te puedes poner esas sandalias marrones, que hacen juego con ese bolso tan mono que tienes aquí.- Me dice y saca el bolso del armario. Se nota que Mamá ha trabajado como estilista personal. Tiene un gusto estupendo.

-Gracias, Mamá. Tú siempre me salvas de las crisis de ropa.- Le digo y le doy un abrazo. La voy a echar mucho de menos.

-Nada, cariño. Venga arreglate, que son las 17:00, y me dijiste que Mike venía a las 20:00. Si necesitas más ayuda, dímelo.

-Vale, Mamá.

Vale, ahora que ya sé lo que me voy a poner, tengo que arreglarme el pelo. Creo que lo llevaré liso, sí, eso será lo mejor. 

Una vez me hago el pelo, toca maquillaje. Lo llevaré simple, no sé dónde vamos, y no quiero pasarme con el maquillaje.

Ya son las 19:30. Qué nervios. ¿De qué vamos a hablar? ¿Qué vamos a hacer? ¿Por qué no pasa el tiempo más rápido? Son preguntas que pasan por mi cabeza mientras espero a que den las 20:00. 

Por fin suena el timbre.

-¡Ya va!- grita mi madre.- Hola, Mike. ¿Cómo estás? Pasa, Pasa.

-Hola, señora Parker. Yo estoy bien, gracias. ¿Y usted?-habla Mike.

-Estoy muy bien. Y por favor, llámame Mary. Voy a decirle a Sam que ya estás aquí. Por favor, siéntate mientras baja.

-Gracias.

Mamá sube las escaleras y llama a mi puerta.

-Sam, Mike ya está aquí.

-Vale, ya bajo.

"Vale, Sam. Este es tu momento. ¡No lo estropees!" Me digo a mi misma, para darme valor.

Bajo las escaleras, me tiemblan las piernas. "Vamos, Sam. Es solo un chico, es solo un chico"

-Hola.- le digo cuando llego al salón. Qué guapo está. Lleva una camisa de cuadros, unos pantalones negros pittillos, pero no muy apretados, y una vans del mismo rojo que la camisa. Creo que me lo voy a comer.

-Hola. Wow, estás guapísima.- me dice y hace que me sonroje.

-Esto.. Gracias. ¿Nos vamos?-le digo.

-Claro. Hasta luego, Mary.

-Adios, Mamá.

-Hasta luego, chicos. Pasádlo bien.

¡Chicos! El capítulo no está acabado, pero ya estoy muy cansada para seguir. Así que mañana, o pasado mañna, como mucho lo terminaré.

Besos Lucía ;)

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