El calor que nos había atacado a la siesta comenzaba a disiparse con las primeras horas de la tarde. Los que habían optado por dormir la siesta a la sombra de un árbol, comenzaban a despertarse; los gritos de victoria de los que jugaban Truco continuaban apareciendo cada tanto, y las voces de mi prima y dos de sus amigas seguían actuando como sonido de fondo. Pero nada de esto lograba distraerme por completo de la lectura. Había decidido continuar leyendo el libro que había comenzado la noche anterior, con el cual no había avanzado mucho debido a la interrupción de Tatiana.
A pesar de todo, lo que sí hacía que me distrajese eran mis pensamientos que no dejaban de rondar por los hechos ocurridos hacía tan sólo unas horas. Cada vez que lograba conectarme con los personajes y con lo que les estaba sucediendo, aparecía la sonrisa de Yago para traerme nuevamente a la realidad. Entonces comenzaban a invadirme las dudas y empezaba a librarse una batalla de sentimientos negativos y positivos que no lograban llegar a un acuerdo mutuo.
Por un lado me parecía que el chico estaba un tanto loco y bastante obsesionado con el hecho de cometer locuras... y aparentaba estarlo también conmigo. Pese a que quería ignorarlo, me daba cuenta que me prestaba más atención desde la pregunta de la noche anterior. No sabía si era porque le había llamado la atención lo aburrida que era mi vida o porque había encontrado una oportunidad para que sus vacaciones fueran diferentes. Y Sofía tenía razón, parecía disfrutar molestándome únicamente a mí. Aunque debía aceptar que cuando fuimos a almorzar me ignoró por completo, estando sentado en diagonal a mí; y se dedicó a hablar con Lucía quien se había sentado a su lado. Pero también había llegado a notar que cada tanto dirigía su vista hacia donde yo estaba.
Y también estaba esa situación; la que lo dejaba en evidencia con respecto a la atención que me prestaba y al tiempo que dedicaba para hacerme los días más complicados. No me gustaba tener que admitirlo, pero era demasiado obvio y hasta él mismo me había dicho que quería conocerme. De lo contrario no hubiese insistido tanto con la idea de la maldita lista que se le había ocurrido. Entonces entraba en juego lo que yo sentía con respecto a todo eso... y lo único que tenía en claro era que comenzaba a sentirme bastante incómoda.
Yo no era la clase de chicas que continuamente estaban rodeada de chicos, no tenía amigos varones y tampoco hermanos que tuviesen amigos. Y mucho menos era de las que pasaban de relación en relación como si nada. Es más, sólo había tenido un novio a lo largo de mi vida, con el cual había salido durante un año y medio y que aún me costaba superar; a pesar de que ya hacía casi un año de nuestra ruptura. Y el hecho de que inesperadamente apareciera Yago demostrando un repentino interés hacia mi persona, me descolocaba de sobremanera.
Suspiré frustrada ante tantos pensamientos que no me llevaban a ningún lugar más que a la mismísima confusión. Lo más probable era que estuviese exagerando por completo toda la situación. Seguro que Yago no buscaba más que un juego de verano... Y yo carcomiéndome la mente. ¡Que injusto!
Volví mi vista al libro tratando de ignorar todo lo anterior y recordar lo último que había leído para poder engancharlo con los siguientes hechos. Pero fue muy difícil y mucho más cuando mi prima llegó sorpresivamente a mi lado y se sentó sin decir palabra alguna.
Cerré el libro sabiendo que iba a ser imposible seguir con la lectura y giré mi cabeza para observar a Tatiana, quien tenía la vista perdida en el horizonte, fingiendo ignorarme. Entonces la imité y el silencio nos invadió por un breve instante, hasta que ella lo rompió.
—¿No te volvieron a llamar? —inquirió sin mirarme y casi sin mover un músculo de la cara.
Tenía el celular a mi lado, pero lo revisé una vez más por las dudas.
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Locuras enlistadas
General FictionRegina ha estado esperando las vacaciones de verano todo el año. Y cuando al fin llegan, emprende su viaje... un viaje que le deparará muchas sorpresas. Yago sólo tiene un objetivo en su rutina: Buscar siempre la diversión y hacer de cada locura un...