Locuras enlistadas

Capítulo 29

¡Hola!

Sé que solía publicar los domingos, pero hoy es un día especial porque se cumple un año de que empecé a publicar esta historia y preferí que la actualización sea en este día ^^ A modo de festejo les traigo un capítulo muy lindo, al menos a mi parecer :P

Me gustó mucho escribirlo y me costó un poco lograr que quede conforme a como lo imaginé, pero creo que lo conseguí.
Este capítulo va dedicado a todos los que me están acompañando en la lectura desde hace un año atrás y también a todos los que se fueron sumando a medida que la historia avanzaba. Muchísimas gracias por estar allí :D
Espero que disfruten mucho leyéndolo y que me hagan llegar su opinión que es muy valiosa para mi ♥
P.D: La canción mencionada en el capítulo se encuentra en multimedia

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

<Regi: Cómo estás?

>Yago: Bien.

>Cansado.

>Desorientado.

>Podés hablar?

>Te llamo.

<Regi: Llamame

Dos segundos más tarde mi celular recibió su llamada.

—Hola —saludé apenas atendí.

—¿Estabas durmiendo?

—No, es temprano todavía.

—Tenés la voz apagada... —comentó sorprendiéndome.

—Debe ser el celular.

—No es el celular. ¿Cómo estás? ¿Pasó algo?

No sabía que los últimos hechos vividos habían impactado en mí de tal manera que fuese notable incluso en mi voz.

—Pasaron cosas pero nada que no pueda esperar. ¿Vos cómo estás?

Dudó antes de empezar a hablar sobre él. Insistió durante varios intentos, pero no me permití hablarle sobre lo que había pasado. Había cosas más importantes que hablar de Erik en ese momento.

Finalmente desistió, pero con la promesa de que luego volveríamos a lo que había sucedido.

Me contó que la noche anterior había sido una de las más largas que recordaba haber vivido. Su mente no había dejado de bombardearlo con el recuerdo del reencuentro de su padre y con recuerdos anteriores, los de su niñez. La noche lo había conducido a optar por una decisión que lo hizo dudar durante el día. Pero, a pesar de las dudas, trató de aferrarse a la decisión e ignorar los temores y posibles consecuencias que podían surgir en el futuro.

Los recuerdos y todo lo que había vivido luego de que su padre desapareciera de su vida, hicieron que no quisiera volver a perderlo. La confesión del hombre hizo que esa culpa que le había delegado, empezara a disminuirse. En el fondo había empezado a construir una base de comprensión y perdón.

—Creo que merece otra oportunidad, después de todo... él no tuvo la culpa —masculló finalmente.

Coincidí con esa opinión. Después de que me contó lo que llevó a su padre a estar en la cárcel, fue lo primero que había pasado por mi mente. Y de nuevo me encontré en la búsqueda de un culpable, y no encontré más nombre que el destino. Un destino que se empeñaba a jugar con las personas haciendo que estén en el lugar y momento incorrectos, un destino que los llevaba hacia un futuro indeseable... Un futuro que se hacía presente y nos permitía modificar esos efectos.