La mirada de Manuel hizo una leve pasada por Tatiana para terminar clavándose en mí. Apenas logró balbucear un Pasen, aunque mi prima ya estaba con un pie adentro. Lo miré algo dudosa por el pequeño espacio que quedaba entre él y la puerta, hasta que reaccionó y dio un paso hacia atrás para que yo pudiese pasar. No entendía por qué estaba tan nerviosa y no lograba decidir si su actitud empeoraba o no la situación.
Por suerte Tatiana parecía ignorar aquello y actuó en forma normal.
—Nos atrasamos un poco —rió mientras él cerraba la puerta, sin dejar de estar al pendiente mío—. Pero conste que no fue mi culpa.
—¿Trajiste la... la t-tarjeta? —inquirió acercándose a ella.
En definitiva mi presencia lo estaba poniendo nervioso. Y me decidí, aquello sólo hacía que la situación empeorase, porque mis nervios también iban en aumento.
—Traje los archivos en el pendrive —respondió Tati, ajena a todo lo que pasaba por mis pensamientos.
—Bueno. Eh, dejamelo y yo te aviso cuando está así...
—¿Te lleva mucho tiempo? —Lo interrumpió. —Porque yo tenía pensado quedarnos un rato, tomar unos mates, mientras vos hacías todo esto.
Su mirada volvió a fijarse en mí, pero la apartó en un segundo.
—Tengo que ver, eh... la tarjeta. Verla. Los archivos. Ver los archivos a ver cómo están —logró pronunciar.
A esta altura ya quería irme. No tenía nada que hacer ahí y lo único que conseguía era ponerlo nervioso.
Entonces mi prima le dijo que los vea y que, si llevaba demasiado tiempo, veníamos otro día a buscarlos. Pero yo sabía que cualquiera fuese el tiempo que le llevase a Manuel desbloquear los archivos, no iba a ser demasiado para Tati.
Nos llevó hasta su habitación, donde se encontraba la computadora. Yo, sintiéndome incómoda en todo momento, caminé última por el pasillo. Al entrar me sorprendí bastante por lo ordenada que estaba, considerando que es un chico y que ellos suelen tenerlas desordenadas... al menos la de Guido era un caos.
Alejé rápidamente cualquier pensamiento relacionado a él y me concentré en llegar hasta la silla que me había ofrecido; al lado de Tati, lejos de él. No dejé de observar lo que me rodeaba, tenía algunos libros en una repisa a un costado de la habitación y eso hizo que mi vista se concentrara allí por varios segundos. Traté de leer uno a uno los títulos que llegaba a divisar y ver si los conocía.
Una leve risa me interrumpió de mi objetivo.
—Son los accesos directos —le dijo Manu a Tati que observaba la pantalla algo desconcertada—. No tienen nada. Los grabaste mal —continuó en tono divertido.
Cuando logré entender lo que había sucedido casi me uno a su risa.
—¡No! ¡Ya sé! —exclamó mi prima al darse cuenta del error que había cometido—. Sí. Los grabé mal. Que idiota —rió—. Pero los tengo en mi computadora. Esperá que voy a buscarlos.
Y diciendo esto se puso de pie y salió de la habitación como un rayo. Ni siquiera me dio tiempo a dudar en si debía acompañarla o no; lo dejó bien claro.
Manuel me miró. Sonrió levemente y volvió a fijar su vista en la pantalla.
"Tierra, trágame. Tierra, trágame. No me tragaste antes, pero este momento es necesario que lo hagas. Tierra, trágame. Tierra, trágame."
—No creí que iba a volver a verte —comentó casi asustándome con su voz y sorprendiéndome un poco por la tranquilidad con la que lo dijo.
Tardé unos pocos segundos en responder.
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Locuras enlistadas
General FictionRegina ha estado esperando las vacaciones de verano todo el año. Y cuando al fin llegan, emprende su viaje... un viaje que le deparará muchas sorpresas. Yago sólo tiene un objetivo en su rutina: Buscar siempre la diversión y hacer de cada locura un...