Epílogo

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—Regi, ¿dónde vas? —Inquirió Ludmi volviendo sobre sus pasos. Detuve los míos hasta que me alcanzó—. Los chicos están allá —Señaló como si yo estuviese perdida.

—Ya sé, pero necesito... — ¿Cómo explicarle? —Necesito hacer algo.

Me miró frunciendo el ceño. A pesar de los años transcurridos, seguía conociéndome mejor que nadie.

—¿Querés que te acompañe o...?

—Volvé con los chicos. Después los alcanzo.

Volvió a mirarme desconfiada y finalmente avanzó. La observé alejarse hasta que se unió a los demás; Ulises, dos amigos de él que acabábamos de conocer y Julia, una amiga de la universidad que se había unido al viaje. Era el primero que hacíamos las tres luego de terminar los estudios, las primeras vacaciones después de cinco años en que los libros dejaban de tener protagonismo.

Caminé hacia mi objetivo, avancé hacia el norte tratando de recordar todo lo vivido aquella noche... Había pasado tanto tiempo que parecía raro estar transitando nuevamente por allí. El lugar había cambiado, seguía siendo el mismo, pero las diferencias eran notables. Creía que también había pasado eso conmigo; seguía siendo yo, con mi esencia, pero el tiempo me había cambiado. Las experiencias, los sentimientos, las heridas y los nuevos recuerdos habían modificado a aquella joven que había sido cinco años atrás.

Cuando llegué al lugar donde habíamos compartido las últimas horas, la sonrisa brotó desde lo más profundo de mi alma. Me senté a la orilla del río y dejé que la calma del ambiente me abrazara. Me sentí muy bien al estar allí de nuevo. Agradecí haber podido volver después de tanto y rememorar cada uno de esos momentos que tan feliz me habían hecho durante esos años.

"La vida sigue". Todos los decían, pero nunca había estado tan consciente de ello como en ese momento. Continuar fue algo impensable cuando los días posteriores al regreso comenzaron a correr sin noticias. El silencio y la ausencia pesaron, dolieron... y luego fueron cicatriz. La vida me empujó a seguir y la espera aparentó desaparecer de mi rutina.

El verano se convirtió en un lindo recuerdo, en una experiencia diferente a las que había tenido antes... y todo lo vivido quedó allí, en fotos, en la memoria, en las sonrisas que seguían visitándome cuando rememoraba esos días. Pero fue sólo eso, unas vacaciones que quedaron en el recuerdo.

Mi paso por la universidad sumó varios hechos inusuales a mi vida... Mi corazón volvió a latir, mi mano encontró de quien aferrarse y mi respiración fue interrumpida por una nueva mirada. Muchas lágrimas corrieron por mi rostro, nuevas cicatrices se sumaron al recuerdo, otras personas aparecieron para darle color a mis días y las risas volvieron a salvarme.

Muchas cosas habían pasado, mucha vida había transcurrido y la espera nunca desapareció como había creído. En ese momento me percaté de que siempre lo esperé, de que su nombre siempre latió en alguna parte de mi ser y, aunque a veces inconsciente, continuaba reviviendo los efectos que había causado en mí su mirada, su voz... él.

La sonrisa seguía aferrándose a mi rostro cuando escuché pasos detrás de mí. No giré para observar, simplemente lo supe. Mi cuerpo reaccionó a su cercanía, mi corazón latió... latió como hacía mucho tiempo no lo hacía, latió de esa forma en que sólo lo había hecho cuando él estuvo cerca.

Se sentó a mi lado y fue como si el mundo se hubiese nivelado... mi brújula encontró su norte perdido y las agujas del reloj, detenidas cinco años antes, retomaron su rumbo.

Sentí su mirada sobre mí así que fui a su encuentro. Cuando nuestros ojos conectaron, la sonrisa fue inmediata. Yago estaba allí, ambos estábamos allí... y los sentimientos continuaban ahí, lo sentí, lo noté, lo percibí también en él. Su mano se acercó a la mía y con una leve caricia lo confirmamos. En alguna parte lo nuestro seguía intacto, esperando el momento para ser liberado, para ser vivido.

Después de tantos años, logramos cumplir con todas esas locuras enlistadas que nos llevaron a amarnos. Y ese día, sin saberlo, comenzamos una nueva lista; una más razonable, más duradera, más nuestra.

Los caminos volvieron a encontrarse, la vida nos llevó a esa nueva oportunidad y esta vez, con el presente más firme y el futuro en nuestras manos, elegimos quedarnos. Ese era nuestro momento.

***


Regi y Yago merecían una nueva oportunidad... Y la historia merecía terminar con un nuevo comienzo para la vida de ambos; un comienzo feliz.
Espero que les haya gustado tanto como a mi me gustó escribirlo ♥
Muchas gracias por llegar hasta aquí, por acompañarme en el proceso de escritura, por dedicar tiempo de su vida para leer a esta historia y hacer que estos personajes vivan realmente.


La vida de todos continuó... y hay cosas que no se pudieron contar en esta breve parte. Por eso, si alguno quiere saber qué pasó en esos cinco años o tiene dudas sobre algo, puede escribirme a mi página de Facebook (el link está en mi perfil). Voy a estar respondiendo a sus preguntas ♥

Locuras enlistadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora