Capítulo 14

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Cuando Yago se encontró con la persona que había pronunciado su verdadero nombre, quedó inmóvil sin saber qué decir.

—¿Se conocen? —intervine yo al ver que por parte de ellos no venía ninguna acción ni palabra.

Pero tampoco obtuve respuesta, salvo que esta vez fue por culpa de mi prima quien se había acercado a mí para preguntarme qué quería que me comprase para tomar.

—No quiero nada —le dije monótonamente para volver mi vista hacia ellos dos. Pero sólo me encontré con Erik—. ¿Y Yago?

—¿Yago?

—Yamir —me corregí recordando que él lo había llamado así.

—Se fue por allá —me indicó el extremo opuesto del lugar.

Lo busqué con la mirada, sabiendo que era imposible que lo encontrara y fracasando en mi intento. Entonces me volví hacia Erik dispuesta a sacarme las dudas.

—¿Ustedes se conocen o por qué...

—Ya está —interrumpió nuevamente Tatiana, acercándose a nosotros dos con la bebida que había comprado—. ¿Vamos a bailar o nos quedamos toda la noche acá parados? —nos preguntó mientras empezaba a caminar hacia la pista, dando por entendida la respuesta que debíamos dar.

Esta vez decidí no seguirlos. Necesitaba encontrar a Yago y preguntarle si conocía a Erik o por qué él conocía su nombre, cuando nadie lo llamaba así. Odiaba tener tantas dudas y odiaba dudar tanto de Yago. También odiaba que no confiara en mí y odiaba darme cuenta de lo poco que lo conocía, considerando el tiempo que habíamos pasado juntos en esta última semana.

Luego de recorrer casi todo el lugar y de recibir varios empujones y algunos piropos inapropiados, opté por darme por vencida. Me dirigí a la barra para comprar algo que tomar ya que la sed empezaba a fastidiarme y, después, me dirigí hacia uno de los asientos del costado para poder enviarle un mensaje a Tatiana. No recibí respuesta y esto me obligó a quedarme allí hasta que lograra encontrar a alguien conocido. Los pies empezaban a dolerme por los zapatos que no estaba acostumbrada a usar, así que buscarlos caminando era una opción que por el momento veía descartada.

Pasó media hora antes de que encontrara a uno de ellos... o que ese uno me viera a mí y se acercara para que entonces yo lo reconociera.

—Me voy a casa —me dijo Ulises sentándose a mi lado—. ¿Ya querés volver o te quedas un rato más?

—¿La viste a Tati? —le respondí con una pregunta nueva.

—Están allá arriba. —Señaló el pasillo del segundo piso. Levanté la vista y la encontré junto a Mica, Sofi y Nerina, apoyadas sobre el barandal, observando algo hacia abajo y riendo por lo que sea que estuviera pasando allí.

—Me quedo un rato más —me decidí poniéndome de pie.

—Te acompaño arriba para preguntarles si alguna quiere volver conmigo.

Para llegar a la escalera tuvimos que pasar nuevamente por todas las personas que estaban bailando, pero el hecho de que Ulises vaya al frente simplificó bastante la situación. Cuando estuvimos arriba, la única que dijo que quería volver era Mica. Nadie pareció percatarse de la verdadera razón por la que ella aceptó. ¿Nadie sabía que le gustaba Ulises? ¿O yo estaba suponiendo algo errado? Por las dudas no pregunté, no fuera cosa que metiera la pata.

Cuando me acerqué noté que desde ese lugar se tenía una vista panorámica de todo lo que acontecía en la planta baja. Era más fácil buscar a una persona desde allí, pero no del todo factible

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