Capítulo 2- El extraño cielo

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Caminado por una solitaria calle, Jaden aún estaba pensando en lo malo de su situación cuando su celular comenzó a vibrar, alguien lo estaba llamando. Miró su celular -un Nokia Lummia que le había regalado su tía Mélida para su cumpleaños-  era Joseph, un buen amigo que había conocido en el colegio pero dejaron de ser compañeros porque eligieron carreras separadas, también era el que siempre lo llamaba cuando algo raro pasaba o había un buen programa en History Channel, Discovery Channel e incluso alguna noticia rara en la televisión. Esta vez era por esto último...

— ¿Hola?

Jay, hola -dijo la voz-

—A ver, ¿qué tienes para mí?

— ¿Tienes la Tv a mano? –Dijo Joseph-

—No, Joe. No estoy en casa, pero ¿Qué pasa?

—Nunca vi algo similar.

—Un tornado en Honduras –bromeó Jaden-

—Creo que es algo un poco más complejo que eso, no puedo explicarlo muy bien, -continuó Joseph- de hecho nadie puede.La Nasa lanzó un comunicado no hace mucho, hay un fenómeno extraño en el cielo.

Jaden alzó su mirada.

—No veo nada en cielo, está todo nublado.

—Hay zonas donde se ve, pero eso es lo raro –su voz se oía agitada- . En las partes despejadas no se ve el cielo, al menos no como lo vemos a diario, se ve todo distorsionado. Como si no estuviera.

— ¿Estás loco? - Jaden se rió por lo bajo- La materia no puede ser creada, destruida ni DESAPARECIDA, solo modificada y se llama ley de la preservación de la materia, vamos Joe, eso tu y yo lo sabemos, es química básica.

—Lo sé Jay –exclamó Joseph desesperado- pero eso está pasando, no te estoy mintiendo. Deberías apresurarte, debes verlo para que te convenzas.

Jaden estaba seguro que su amigo no le estaba mintiendo. Solo esperaba que no fuera lo que se estaba imaginando.

—¿Tienes alguna idea?

—Creo que tengo algo. Ya te habrás imaginado.

—Ojalá nos equivoquemos...

Hubo una interferencia y se cortó la llamada, Jaden aligeró el pasó. Ahora moría de curiosidad, pero tendría que ver aquello antes de ponerse a especular. Era una regla que no rompería. Ahora transitaba por una zona concurrida, su mochila le pesaba, llevaba alrededor de seis cuadernos y tres libros, sin contar el resto de accesorios. Le gustaba caminar pero no iba a ser tan divertido si iba cargado.

«Apúrate –se dijo- sino lo lamentarás.»

La gente a su alrededor parecía indiferente al fenómeno mencionado por su amigo, no era de extrañarse, ellos no tenían alcance a canales privados como él. Desde siempre se habían compartido información que nadie más conocía. Había información que no podía mencionar a cualquier persona, esa por ejemplo, si la gente ve algo extraño se alarma y justo en ese momento hubiese significado un caos completo.

Intentó devolverle la llamada a Joseph para preguntarle más sobre aquella situación, pero no había conexión, al perecer la red se había caído. Quizá estaba relacionado, pero cómo saberlo... ahora estaba totalmente des-comunicado.

Pensó en tomar un autobús pero cuando se dio cuenta, se había ido por la zona donde no había ruta, siempre que se iba caminando tomaba ese camino porque era un poco más directo y ni pensar en regresarse, solo se retrasaría. Generalmente se tardaba menos cuando se iba caminando, los autobuses daban tanta vuelta que en tiempo le salía lo mismo.

El Viajero©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora