Al día siguiente, me encontré con Natalia en el salón, y, antes de que llegaran mis compañeros, decidí hablar con ella. – Hola, Natalia. – Hola, Joaquín. – ¿Podemos hablar? – Disculpa, pero ahora estoy ocupada, ¿te parece si hablamos en el recreo? – Bueno... Está bien. – Me alejé de ella y me senté en mi carpeta. Como ya estábamos en el tercer bimestre, nos habían cambiado de sitio y, ahora, me sentaba delante de Diego y detrás de Andrea. Pero lo malo de este cambio era que Esteban se sentaba detrás de ella. Lo más probable es que él tenga más oportunidad que yo en cuanto a invitarla a la fiesta de promoción. – Yazmín, ¿crees que ella cumpla la promesa que le hizo a Esteban? – Déjame decirte que Natalia es de las chicas que siempre cumplen lo que prometen, pese a cualquier cosa que haya pasado. Con esto te quiero decir que ella dirá que "sí" si Esteban le dice para que sea su pareja de promoción. – Entonces, tengo que actuar ya. Tengo un mal presentimiento si Natalia va con Esteban a la fiesta de promoción. – Y, ¿qué piensa tu enamorada de esto? – Tuvimos una pequeña conversación ayer y le expliqué todo acerca de lo que dijo nuestro tutor. Al principio, se puso triste, pero después lo tomo con calma. – Bueno, Joaquín. Te deseo suerte. – La campana del recreo sonó y retornamos a los salones.
Durante toda esa semana, no tuve mucha oportunidad de acercarme a Natalia, ya que siempre paraba con Yazmín y Jenny, y yo estaba con Diego y José. Lo que más temía era que en ese tiempo, Esteban ya le haya pedido que sea su pareja. El día viernes llegué a mi casa y cogí el cuaderno de cartas. Comencé a leerlo desde el inicio, palabra por palabra. Y en cada una de ellas solo veía a una persona. Luego, el silencio invadió mi habitación y fue irrumpido por el timbre de mi celular. – Hola, amor. ¿Cómo estás? – Hola, Jennifer. Estoy bien. – Amor, me siento sola. ¿Te parece si salimos mañana? – Vas a tener que disculparme, mi amor, pero mañana tengo muchas cosas que hacer. ¿Qué te parece si ahora voy a tu casa? – Bueno, está bien. Te espero. – Colgué el celular y el silencio volvió a mi habitación. Era un silencio acusador. Me sentía mal por engañar a Jennifer y me sentía mal por negarle a Natalia lo que sentía por ella. De todos modos, mis acciones ya estaban hechas y tenía que, de algún modo, salir de este dilema.
A las 6, estuve en la casa de Jennifer. El señor Javier me abrió la puerta y me dijo que Jennifer me estaba esperando en su cuarto. Era la primera vez que entraba a su cuarto. Las paredes estaban llenas de cuadros y adornos florales, su cama estaba cerca a la ventana, la cual estaba cubierta por una bella cortina. – ¿Te gusta mi cuarto? – Si. Se ve hermoso. – Gracias, amor. – Cuando tenga mi casa, me gustaría que las paredes estén llenas de cuadros. – ¿Te gusta el arte? – Me fascina. – Amor, ¿te gustaría ver una película conmigo? – Claro. – Jennifer se acercó a la televisión e instaló el DVD para ver la película. Me acerqué a ella y la abracé por la cintura. – Te quiero mucho, Joaquín. – Yo también te quiero, Jennifer. – Ella se dio la vuelta y empezamos a besarnos. De pronto, resbalé con la alfombra y caí al suelo y ella cayó encima de mí. – ¿Te hiciste daño? – No te preocupes, amor, estoy bien. ¿Te hiciste daño? – Tu cuerpo amortiguó mi caída. – Verla directamente a los ojos era irresistible. Jennifer tenía unos ojos muy bellos y antes de volver a besarla, sentimos los pasos de su papá en las escaleras. Ella se paró de prisa y me ayudó a levantarme. – Jennifer, ¿todo está bien aquí? – Si, papá. – Y, ¿qué fue ese ruido? – Fui yo, señor. Tropecé con la alfombra y caí al suelo. – Bueno. Saldré por un momento. Cuida a mi hija, Joaquín. – Claro, señor. – El señor Javier se fue y Jennifer y yo nos pusimos a ver la película. Era una película romántica en donde el personaje principal trataba de invitar a la chica que le gustaba a una fiesta. Sí que fue una gran coincidencia. Miré detenidamente cada parte de la película para poder ver cómo invitar a Natalia. Cuando terminó la película, la pantalla del televisor se apagó y Jennifer me miró. – ¿Ya invitaste a Natalia a la fiesta de promoción? – Fue en ese momento que entendí cuál había sido el propósito de su invitación. – Amor... ¿Por qué quieres hablar de ese tema? – Sabes que me preocupo por ti. – Eso está muy claro para mí... – Por eso quisiera saber si ya la invitaste a la fiesta de promoción. – Todavía no. – Y, ¿por qué? – Amor, hay algo que no te he contado acerca de Natalia y yo, algo que paso durante el viaje. – La cogí de la mano, nos sentamos en la cama y le comencé a contar todo sobre el viaje.
Le conté acerca de la relación entre Esteban y Natalia, lo que me dijo Esteban acerca del motivo de su relación, la verdad que ocultaba Esteban y cómo Natalia se entero de todo. Pero lo más importante que pude haberle contado, fue la promesa que ellos hicieron. – Y, ¿tú crees que ella vaya a cumplir esa promesa? – Según lo que me han dicho algunas personas que la conocen, ella nunca da marcha atrás a una promesa, pase lo que pase. – En ese caso, ya sé lo que tienes que hacer. – Jennifer se acercó a mi oído y comenzó a decirme su plan. Luego de escuchar atentamente, me miró a los ojos y me besó. – Entonces... Ya sabes que hacer. – Claro que sí, amor. El lunes pondré en práctica tu idea. – Le di un beso en la frente a mi enamorada y me acompañó hasta la puerta de su casa. Al salir, le di un abrazo y me fui. Cuando llegué a mi casa, rápidamente agarré el cuaderno de cartas y comencé a escribir.
Sé que Jennifer no sabe totalmente de mis sentimientos hacia ti y eso me hace sentir mal. Si mentirte una vez fue impactante para ti, como se sentirá ella si llega a enterarse de lo que realmente siento. De todas maneras, ella me quiere ayudar a que te invite a la fiesta de promoción y eso haré. Estoy decidido a luchar por tu amor.
Era la primera vez que escribía palabras tan decididas. Realmente lucharía por el amor de Natalia, así tenga que ir hasta el fin del mundo. Pero todo esto me genera un malestar por lo que pudiese pasar con Jennifer. Mis sentimientos por ella cada vez se incrementaban al igual que mis sentimientos por Natalia.
Con todo esto en mi cabeza, se me olvidó preguntarle a Natalia para que sea mi pareja de promoción y, si no es por Diego, yo no me iba a acordar por cuenta propia. – Oye, Joaquín. Jenny aceptó ser mi pareja para la fiesta de promoción. – Que bueno, Diego... Disculpa que te deje un momento, me acabo de acordar de algo. – Me alejé de Diego y caminé a prisa para hablar con Natalia. – Natalia, ¿puedo hablar contigo? – Que te parece si hablamos camino a nuestras casas, ¿te parece? – Está bien, Natalia. – Toda la clase de Literatura estuve esperando que suene el timbre de salida para poder hablar. Cuando sonó el timbre, alisté mis cosas rápido y salí del salón para esperar a Natalia en la puerta del colegio. – Bueno, de qué querías hablar. – No sé cómo preguntarte esto, pero de alguna manera tengo que hacerlo. – Vamos, Joaquín, pregunta sin dudar. – Antes de llegar a la esquina, Natalia me tomo de las manos y me miró fijamente. – Natalia... – Dime, Joaquín. – ¿Te... gustaría ser... mi pareja de promoción? – Claro que sí, Joaquín. – Natalia soltó mis manos y siguió caminando. – Espera un momento. ¿Eso quiere decir que le dijiste que no a Esteban? – No. – ¿El ya te invitó para que seas su pareja? – No. – Y, ¿qué le vas a responder cuando él te pregunte? – Que sí. – Me detuve inmediatamente. – ¿Sucede algo, Joaquín? – No te entiendo, Natalia. – Sólo aguarda a que él me pregunte y verás a lo que me refiero. – Natalia me dio un beso en la mejilla y entró en su casa. Yo seguí mi camino.
Tal como me dijo Natalia, Esteban la invitó para que sea su pareja de promoción justo cuando ella estaba conversando conmigo y mis amigos. – Disculpa, Natalia, ¿te puedo hacer una pregunta? – Claro, adelante. – ¿Te gustaría ser mi pareja de promoción? – Natalia se quedó un segundo en silencio. – Recuerda tu promesa, Natalia. – Sin duda la recuerdo y claro que me gustaría, Esteban. – Por un segundo, sentí que el tiempo se detenía y una espada se clavaba en mi pecho. – Gracias, Natalia. – Esteban, te dije que "sí" me gustaría ser tu pareja de promoción, no que lo sería. – ¿A qué te refieres, Natalia? – Yo ya tengo pareja. – Pero tú me prometiste... – Te prometí que diría que "sí" y así lo hice. Pero, para tu mala suerte, ya tengo pareja. Y es uno de ellos. – Natalia señaló a Sandro, Diego, José y a mí.
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Cartas de un joven enamorado
Romance¿Cómo decirle a una chica que estás enamorado de ella sin decírselo? Si bien el habla es una forma práctica de hacer entender lo que sentimos, muchas veces escribirlas es una mejor opción. Joaquín se verá envuelto en una serie de azares para lograr...