21. El Cuaderno

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   Cuando desperté, estaba en el cuarto de Jennifer. Ahora que recuerdo, Jennifer le pidió permiso a su papá para que yo pueda dormir con ella. A lo largo de estos 5 meses, esta era la primera vez que sentía tan de cerca el cuerpo de Jennifer. Era muy cálido y suave. – Buenos días, amor.Hola, Joaquín. ¿Qué tal dormiste?Muy bien.Sí que estabas cansado. Ni bien te cambiaste y te echaste en la cama, te quedaste dormido.Si, fue una noche muy agitada. Además, la pasamos bien.Gracias, amor, por ser mi pareja de promoción.Gracias a ti por haberme invitado.Fue la mejor cita de aniversario que haya tenido. Te amo, Joaquín.Y yo a ti, Jennifer.Bueno, será mejor que nos levantemos, ya son las 12 de la tarde.Está bien. – Jennifer se levantó de la cama y se fue a darse una ducha. Por mi parte, me quedé un rato en la cama. Estaba pensando en la noche anterior y en la noche que venía. Si bien me divertí mucho con Jennifer y sus amigos, sabía muy bien que al estar cerca de Natalia y mis amigos, la iba a pasar de maravilla, más porque Natalia era mi pareja.

   Me levanté de la cama y busqué entre mi ropa mi cuaderno de cartas. No sé por qué lo llevé a la fiesta, sabiendo que estaba cerca de Jennifer y que en él estaban escritos mis más profundos sentimientos hacia Natalia. – Amor, ¿aún estás acostado?No, mi amor. Ya me levanté. Estaba buscando algunas cosas en mi ropa.Ah ya... Tu billetera y tu celular están en el cajón de mi velador.Gracias.Amor, ¿te puedo pedir un favor?Dime, Jennifer.¿Puedes ir a la sala con mi papá?¿Por qué, mi amor?Porque en un rato salgo y no me voy a cambiar delante de ti.Está bien, Jennifer. – Salí de la habitación y me fui a la sala. El señor Javier no estaba. Tal vez, se había ido a comprar o estaría durmiendo en su cuarto. En ese momento sonó mi celular y era mi madre. Hablé un rato con ella y le dije que me iba a quedar en la casa de Jennifer hasta la hora que ya tenía que ir a mi fiesta de promoción.

   Cuando terminé de hablar con mi madre, subí al cuarto de Jennifer y abrí la puerta. No pude creer lo que estaban presenciando mis ojos. – Joaquín, ¿esto es tuyo? – Jennifer ya estaba cambiada y tenía en su mano mi cuaderno con las cartas para Natalia. – Sí... sí es mío.Descuida, mi amor, no lo he leído. Seguro es algo muy privado para ti. – Me acerqué a ella y la besé. Rodeó mi cuello con sus brazos aún húmedos y el cuaderno cayó sobre la alfombra. – Bueno, amor, estaré abajo con mi papá.Está bien, mi amor. Yo me daré una ducha, llamaré a mis amigos para coordinar lo de esta noche y después soy todo tuyo hasta la hora que tenga que irme.Te amo.Te amo, mi amor. – Jennifer se fue a la sala y yo me quedé solo en la habitación. Me di una ducha, me cambie y llamé a José. – Hola, Joaquín. ¿Listo para esta noche?No lo sé, José.¿De qué hablas? ¿Dónde estás?Estoy en la casa de Jennifer.Ya veo por dónde va esto. Ayer fue su fiesta de promoción, ¿cierto?Si. Y también fue nuestro aniversario de cinco meses.Joaquín, amigo, yo sólo puedo decirte una cosa: Debes pensar qué vas a ganar y qué vas a perder. Ya te diste cuenta cuanto te ama Jennifer y no sería correcto que termines con ella para estar con Natalia, quien posiblemente te ve como un amigo y nada más.Creo que ya entendí lo que debo hacer. Nos vemos en la noche, José.Piénsalo bien, Joaquín. Nos vemos. – Apagué el celular y fui a la sala.

   Toda la tarde estuve viendo películas con Jennifer. De cuando en cuando nos besábamos o nos hacíamos caricias. No podía creer que en unas cuantas horas todo esto se podría intensificar o podría desaparecer. – Amor, ya son las 6. Creo que ya debes alistarte para salir.Tienes razón. Subiré a tu cuarto a cambiarme. – Le di un beso a mi enamorada y subí a su cuarto. Puse mi ropa en su cama y comencé a cambiarme. Cuando sólo me faltaba ponerme el saco, Jennifer entró en la habitación y se sentó en la cama. – Te ves apuesto.Gracias, amor.Que tengas una linda noche.Claro que sí.Y, por favor, Joaquín, no olvides que te amo. – Esas últimas palabras me dejaron helado. No sabía que responderle, así que solo la tomé de la mano, la acerqué a mí y le di un fuerte abrazo. Ambos bajamos a la sala, me despedí del señor Javier y salí de la casa de mi enamorada en dirección a la mía para ir con mis padres a recoger a Natalia.


Cartas de un joven enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora