La semana de vacaciones se me hizo demasiado larga, no sabía qué hacer. El lunes estuve todo el día en el Facebook y antes de apagar la computadora le mande una solicitud a Natalia. Debo admitir que tiene varias fotos muy graciosas, pero en todas se le ve hermosa.
El martes invité a José y a Diego a jugar "play". Estuvimos jugando FIFA. No soy muy bueno con los juegos de deporte; lo mío son los juegos de aventuras. Luego, se quedaron a cenar y vimos una película con mi hermano y mi papá.
El miércoles fue más largo aún, porque me puse a hacer la tarea que nos dejaron de Trigonometría y Lenguaje. Después, me puse a leer un libro de Alejandro Dumas, pero no lo terminé. Preferí revisar mi Facebook y encontré a Natalia conectada. - Hola amigo, ¿cómo estás? - Aquí, totalmente aburrido. ¿Terminaste la tarea de Trigo y Lenguaje? - Claro que sí. La hice ayer. - Quién como tú. Yo la terminé hoy en la tarde. - Oye, ¿José te avisó de lo del sábado? - No. ¿Qué cosa hay? - Nos ha dicho para ir a Larcomar. Va a ir Jenny, Yazmín, Diego, José y yo. ¿Te animas? - Claro. ¿A qué hora es? - A eso de las 6. ¿Cuento contigo? - Está bien. - Bueno, Joaquín, te dejo. Cuídate. - Chau, Natalia. Cuídate tú también. - Apagué la computadora y me avergoncé de mi mismo porque le volví a mentir. ¿Por qué le dije que no sabía nada, si yo planeé todo con José? Bueno, espero que no se entere de esto. No resistiría un minuto de su indiferencia.
Jueves y viernes me fui a Chincha con mi papá. Fue divertido recorrer la tierra natal de mi padre y escuchar sus historias de cuando era niño. Degusté ciertos potajes de la zona y compré muchos recuerdos para mi madre.
Ya en la mañana del sábado comencé a alistar mi ropa para salir en la tarde con Natalia y los demás. Almorcé con mis padres y mi hermano, reposé un poco, me bañé y me cambié. Ya estaba listo para salir. Me despedí de mi madre y me dirigí a la casa de José. - Bueno, ya estamos todos. Somos seis personas así que tenemos que buscar un taxi grande. - Joaquín, para el taxi. - Está bien, Yazmín. - Paré un "Station Wagon", le indiqué a dónde queríamos ir y cuántos éramos. El señor me dijo que me iba a cobrar 15 soles. Acepté. Luego le pedí que abriera la maletera para que dos de nosotros fuéramos allí. Ya en el carro nos pusimos a conversar. José estaba en el asiento del copiloto, Yazmín, Natalia y Jenny estaban en el asiento de atrás, y Diego y yo estábamos en la maletera. - ¿Qué vamos a hacer primero, chicos? - Eso ya lo veremos al llegar. - Ya pues, José, piensa en algo. - No sé, Natalia. Como te digo, eso lo vemos al llegar. - Llegamos a Larcomar a las 6:40 de la tarde. Ya iba a anochecer y nos quedamos un rato en el mirador para esperar la puesta de Sol. Ver ese cielo en tonos rojizos, naranjas y violetas era casi mágico, era como si un pintor cambiara rápidamente los matices en un enorme lienzo. Miré a Natalia y ella me estaba mirando. Creo que se ruborizó y volvió a mirar el mar. Se veía tan hermosa con esa blusa blanca y su jean azul. Al término de la puesta de Sol, fuimos a comer a Pardo's Chicken. Casualmente, me senté al costado de Natalia. Sentir su cercanía era desconcertante. Pedimos Pollo a la Brasa y una Coca-Cola para calmar la sed.
Joaquín, ¿puedes servirme un vaso de gaseosa? - Claro, Natalia. - Gracias. - Oye, Joaquín, ¿qué vamos a hacer después de comer? - No sé, Diego, yo quiero ir a caminar un rato. - Yo voy a ir a la tienda de música con Jenny y Yazmín, y José va a ir a la tienda de libros. - ¿Puedo ir contigo, Joaquín? - No sabía que responderle. En el fondo, mi cuerpo gritaba que sí, pero mi mente no estaba segura. No sé qué palabras salieron de mi boca, pero, a los minutos, estaba caminando con Natalia por las tiendas de Larcomar. - Últimamente, te he notado extraño. - Sí que eres observadora. - Es una habilidad... ¿Te pasa algo? - No sé lo que realmente me pasa. No entiendo lo que sucede conmigo. - ¿Por qué no me cuentas? Tal vez, yo te puedo ayudar. - No creo que sea lo correcto. Es un problema muy serio. - Si es serio, te puedo ayudar a solucionarlo, ¿no te parece? - Gracias, pero prefiero no hacerlo. - No digo. Estás demasiado misterioso. - Seguimos caminando y nos acercamos a un balcón. Ya que estábamos cerca al mar, corría mucho viento. Por suerte, mi polo era abrigador. De inmediato, noté que Natalia estaba temblando a causa del fuerte viento. Mis sentimientos hacia ella me dominaron y la abracé por la espalda. Quiso decirme algo, pero se quedó callada. Estuvimos así por un largo rato, sin decir nada, sin movernos, sin sentir el tiempo pasar. - Joaquín... ¿qué... hora es? - Son las... 8:10. - ¿No crees que... ya es tarde? - Si... Mejor buscamos a los demás. - No quería soltarla, me sentía tan a gusto rodeando su cuerpo con mis brazos, pero tenía razón: ya era tarde. Caminamos sin hablar hasta la parte superior de Larcomar donde todos nos estaban esperando. Cuando ella divisó al grupo, corrió al lado de Yazmín y se pusieron a conversar. Diego se me acercó y me comenzó a hacer una rueda de preguntas. - Y, ¿qué pasó? - Nada. - ¿Cómo que nada? Vamos, cuéntame. - ¿En serio quieres saber? La abracé por la espalda. Pero no sé por qué no me dijo nada cuando lo hice. - Vamos, no seas duro contigo. Ahora ya sabes que ella confía en ti. - Espero que piense eso y no que soy un aprovechador.
Luego de que llegué a mi casa, me eché en mi cama y cerré mis ojos. No podía dejar de pensar en lo que hice. Me sentía tan dichoso de haber tenido entre mis brazos a tan cálido ser, pero, a la vez, me sentía tan culpable por lo que hice. Dormí por unas horas y después me levanté, cogí mi cuaderno y me puse a escribir.
La vida está llena de sorpresas y creo que hoy nos sorprendió a los dos... No sé que me ocurrió, pero sentí la necesidad de tenerte entre mis brazos. Fue por ello que te abracé. No sabes cuánto me gustas y creo que te lo estoy demostrando poco a poco. Lo que me sorprendió fue que no te incomodara esta acción mía... ¿No será que también sientes algo por mí?
Esta vez, al escribir, sentí que mi alma volvía al pasado y la tenía entre mis brazos otra vez. Se sentía todo tan real que hasta me parecía respirar su aroma... ¡Qué raro! ¿De dónde proviene el aroma? Acerqué mi polo a mi nariz y descubrí que su perfume se quedó impregnado en mi ropa. Me desvestí y me puse ropa ligera para dormir. El calor era tan fuerte como el horno de mi madre cuando termina de cocinar. Me acosté y cerré mis ojos.
Al despertar, me sentía con mucha energía, así que me fui a correr al parque con mi hermano. Estuvimos en el parque cerca de una hora. Cuando regresamos, me bañe, desayuné con mis padres y después me conecté en el Facebook. Como siempre, revisé las notificaciones y los mensajes; uno de ellos era de Natalia.
Hola Joaquín. Realmente, la pasé muy bien esta noche. Lo que más me gustó fue caminar contigo, pero lo que no esperaba fue que me abrazaras. No sé porqué lo hiciste, pero no me incomodo. Gracias por ser tan atento conmigo. Te quiero.
Leí aquellas palabras como si ella me las hubiera dicho frente a frente. Quería decirle que yo también la pasé bien junto a ella, pero no estaba conectada y no quería dejárselo escrito. Agarre mi celular y la llamé, mas su celular estaba apagado. ¡Qué mal!
Después de comer, terminé de leer el libro de Dumas y, luego, vi un poco de televisión con mi hermano. Finalmente, alisté mis cosas para irme al colegio al día siguiente.
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Cartas de un joven enamorado
عاطفية¿Cómo decirle a una chica que estás enamorado de ella sin decírselo? Si bien el habla es una forma práctica de hacer entender lo que sentimos, muchas veces escribirlas es una mejor opción. Joaquín se verá envuelto en una serie de azares para lograr...