"No te encariñes mucho con él" Eso era lo que decía el mensaje que llegó a mi celular la noche de mi cita de San Valentín con Richard. No lo vi sino hasta la mañana del día siguiente cuando recordé que lo había puesto en silencio y lo revise. Decidí ignorar el mensaje diciéndome que lo más probable es que quien lo envió se había equivocado de número.
Más o menos dos meses después ya no estaba segura de que se tratara de una equivocación. Más mensajes habían llegado. Generalmente después de mis prácticas con Ashley. Algo de lo que estaba segura era que quién los estuviera enviando no sabía que Ashley y Meghan eran mis amigas y mucho menos que dos veces a la semana practicaba para poder volar. ¿Cómo lo sabía? Porque los mensajes daban a entender o implicaban que me escondía en mi apartamento. Cuando la verdad era que me reunía ahí con Ashley para ir a entrenar. Solo nosotros cuatro. Meghan, Ashley, el hombre que llegó con Meghan la primera vez que entrené con Ashley cuyo nombre era Karl, y yo.
El último mensaje lo recibí ayer en la mañana. Cómo siempre ocurría después de ir a practicar con Ashley. Decía: La próxima vez tu querido Richard no tendrá tanta suerte. Déjalo o te obligaré a dejarlo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y heló mi sangre cuando lo leí. Richard había estado involucrado en un accidente de tránsito en la mañana del día anterior. El conductor del auto que había colisionado con el suyo se dio a la fuga. Richard no tuvo ninguna herida, su auto era lo único que había quedado arruinado.
Sin embargo, el mensaje dejaba claro lo que debía hacer. Alguien estaba amenazando la vida de Richard y solo lo dejaría en paz si me alejaba de él. Con un nudo en la garganta y lágrimas en mis ojos había cancelado nuestros planes para ir a cenar hoy viernes en la noche. Cuando me pidió que le dijera por qué solo dije 'lo siento' y colgué. Después de eso había llamado varias veces. No contesté ninguna de sus llamadas. Tampoco quise hablar con Susan. Ella estaba preocupada, Richard la había llamado, de eso estaba segura. Fui a mis clases de ayer y hoy como en piloto automático. Aún estaba así cuando me encontré cerca de la universidad con Ashley.
– Explícame qué esta pasando. – Fueron las palabras que dijo a modo de saludo Ashley. Su expresión seria y algo aterradora.
– Hey, Ashley. Que sorpresa encontrarte aquí. – Respondí.
– Ninguna sorpresa. He estado buscándote toda la tarde. –
– Oh, ¿en serio? – Asintió. – ¿Por qué? –
– ¡Por Dios! Melanie deja de fingir que nada está pasando. – Creo que estaba haciendo enojar a la chica.
– ¿Qué quieres que te diga? –
– Explícame por qué estas alejando a Richard. – Nos detuvimos cerca de un parque en la parte más alejada y solitaria. El mismo parque en dónde Max me dijo sobre los genes cisne. – Mi novia esta con él ahora mismo, tratando de animarlo porque el pobre chico piensa que hizo algo mal. Y solo para que sepas no me agrada que Meghan pase mucho tiempo con él. –
– No tengo que explicarte nada. Y a mí tampoco me gusta ver a Richard cerca de Meghan. – Una oleada de celos pasó sobre mí. Solo de imaginar a Richard con Meghan.
Ashley me miraba como tratando de leer mis pensamientos. Aunque probablemente los celos estaban por todo mi rostro.
– ¿Por qué lo estas alejando? – Volvió a preguntar. – Hice algo parecido con Meghan. Para protegerla o eso me dije. Al final termine lastimándola más y estuve a punto de perderla. No quieres cometer el mismo error, Melanie. Richard te importa puedo darme cuenta. Explícame y juntas encontraremos una solución. –
La sinceridad en sus palabras y el hecho de que mencionará como una situación parecida casi había terminado su relación con Meghan fueron los puntos por los que termine contándole todo. Los mensajes desde San Valentín hasta la amenaza a Richard. Para cuando acabe estaba sollozando. Karl, quien parecía la sombra de Ashley me dio un pañuelo para que limpiara mi rostro.
– ¿Podría ser Tom? – Preguntó Ashley.
Pensé que hablaba conmigo e iba a decirle que no sabía. Cuando Karl respondió. – Podría ser. Aunque nadie lo ha visto cerca de la señorita Grayson. –
– ¿Estás seguro? – Karl asintió. – ¿Cuantos guardias protegen a Melanie? –
¿Guardias? ¿Tenía guardias protegiéndome?
– Actualmente solo uno. Quitamos los otros dos cuanto pasaron un par de meses sin ver a Thomas Smith cerca de la señorita Grayson. –
– Pero alguien ha estado siguiéndola. Incluso atentó contra la vida de Richard. Tiene sentido que le perdiera la pista cuando se reunía con nosotros en mi apartamento. –
– Si, tiene sentido. Con el nivel de seguridad que hay en el edificio no podrían seguirla ahí. – Concordó Karl.
Ambos parecían haberse olvidado de mí mientras discutían sobre unos guardias que ni siquiera sabía que estaban siguiéndome.
– Oh, Melanie. Debiste contarnos esto antes. – No se habían olvidado de mí después de todo. – Asignaré más guardias. A tú hermana también le colocaré un par más. – Colocó una mano sobre mi brazo. – Confiaste en mí para cuidar de tu hermana. Debiste confiar en mí con esto también. –
Sentí como el cuerpo de Ashley se ponía tenso y en alerta antes de que escuchara los pasos. Eran cerca de una docena y parecían estar rodeándonos.
–Hienas. – Dijo entre dientes Karl frente a nosotras. – ¿Dónde demonios se metieron ese par de inútiles? –
– También hay coyotes. – Ashley se acercó más a mí en una actitud protectora. – ¿Crees que sean cazadores? –
Karl no tuvo tiempo de responder. Uno de los hombres que nos rodeaba se acercó a una velocidad increíble, demostrando que no era del todo humano. – Entréganos al pequeño pajarito, un solo perrito no es suficiente para protegerla. Te superamos. Entrégate, Melanie y no lastimaremos al perrito ni a tu amiga humana. –
Antes de que pudiera acercarse demasiado Karl lo neutralizo. Un par de golpes bien propinados bastaron para dejar al hombre inconsciente en el suelo.
– Estúpidos hiena. – Se escuchó a alguien maldecir. – Ríndete lobo y entréganosla. Prometo hacer que tú muerte y la de la humana sean cortas y sin mucho dolor. –
Karl lo ignoró. Vi como susurraba contra su muñeca. Estaba pidiendo refuerzos. Llamaba a dos sujetos, Troy y Peter.
– Los refuerzos no servirán de ayuda. Mis hombres ya dejaron a uno inservible. Dos contra nueve no serán suficientes. –
Otro hombre avanzó de entre las sombras y arrojó un cuerpo contra el suelo. La persona estaba viva. Un gruñido de dolor se escuchó cuando golpeó contra la tierra.
– Obviamente no te vas a dar por vencido. – Dijo el hombre que aún no revelaba su rostro. – No queda otro remedio, entonces. –
Pistolas fueron disparadas. Todas tenían silenciadores, pero sabía que eso era lo que estaba ocurriendo. Todo paso muy rápido. En un momento Karl estaba de pie frente a nosotras y al siguiente estaba de rodillas con sus manos en un costado. Él no podría defendernos. Y esos hombres los iban a matar. Debía hacer algo y pronto.
Empecé a correr. No miré atrás. Necesitaba alejarlos de Karl, y sobre todo de Ashley. Jamás me lo perdonaría si algo le pasaba a Ashley. Una semana atrás me había contado que estaba embarazada. La emoción que se reflejaba en el rostro de Meghan y Ashley era de pura felicidad, ambas estaban entusiasmadas con la idea de tener a su bebé. No podía dejar que algo se interpusiera en la felicidad de mis amigas.
– ¡¿Qué esperan?! ¡Atrápenla! – Grito el hombre. Justo como esperaba que hiciera.
Seis hombres o eso me parecía, eran los que me empezaron a perseguir. Si el otro sujeto había dicho la verdad, y contaba con eso, solo tres se quedaron con Karl y Ashley. Dios, por favor, esperaba que eso fuera suficiente y que Karl y el otro guardia pudieran con ellos.
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Increíble (Una historia sobre Quimeras 2)
FantasyIntento mantenerme bajo el radar y que no me molesten, pero con mi familia eso es tarea casi imposible. Para ellos atraer miradas es para lo que vinieron a este mundo. Digo que soy diferente a ellos, pero al parecer esto no depende enteramente de mí...