Regresé a casa poco antes de la hora de almorzar. Comprobé que la puerta del despacho de mi padre estaba cerrada, y le escuché hablar de forma acelerada desde el otro lado. Me resultó raro que estuviera aquí a estas horas si era martes, ya que no salía del trabajo hasta por la tarde. No quise interrumpirle, y subí las escaleras hasta mi habitación. Percibí unos ruidos que provenían del interior, y me acerqué despacio hasta asomarme. Por un momento, creí que Mefis estaría esperándome allí. Deseé que fuera Jarodes porque teníamos una charla pendiente, pero para mi sorpresa, la visita fue mucho mejor.
—¡Mony! —exclamé cuando vi a mi hermana mayor sentada en el borde de mi cama.
—¡Hola, Eli! —dijo Harmony conforme se reía al observar mi expresión—. Siento haber venido sin avisarte. Sé que no te gustan las sorpresas. Tampoco quiero que me mires como si fuera una secuestradora o algo parecido.
—Solo te ha faltado el pañuelo con cloroformo —bromeé, y añadí una pregunta—: ¿Qué haces aquí? ¿Ya tienes vacaciones?
—Sí. Tengo unas semanas libres. No quería perderme el cumpleaños de mi hermanita.
—Gracias por venir, Mony...
Nos dimos un fuerte abrazo, y permanecimos así durante varios segundos. No quería que me soltara porque detestaba la idea de tenerla tan lejos de mí cada día.
—Te he echado de menos —susurré, y me separé de ella por un instante para mirarla.
Unas oscuras ojeras conjuntaban con sus ojos color plomizo. Harmony me explicó que el viaje fue agotador, y que llevaba despierta desde esta madrugada. Sugerí a mi hermana que se tomara un café, y bajamos a la cocina para poner la cafetera en marcha. Estuvimos charlando mientras tanto, y mi padre salió de su despacho tras oír el jaleo para incorporarse a la conversación.
—La familia reunida —mencionó William, pero luego miró su reloj de pulsera y me observó con confusión—. Elia, ¿qué estás haciendo aquí? Es demasiado temprano.
—Déjala, papá. Seguro que le habrán dado alguna hora libre. —Harmony intentó encubrirme.
—He decidido salir antes porque... tenía que estudiar para el examen de Literatura.
—Te has saltado las clases —dijo William, y el tono de su voz se volvió arisco. Estaba preparado para darme una reprimenda—. No te pago la matrícula en un instituto como el Berlandon para que hagas novillos.
—¡Vamos, papá! Yo también he faltado a clase alguna que otra vez. No es el fin del mundo, ni que Elia fuera a suspender todas las asignaturas por eso... —defendió ella.
—Harmony, no des mal ejemplo a tu hermana.
—Todos hemos hecho novillos alguna vez...
—No me tires de la lengua —repuso William.
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El último solsticio
FantasyElia morirá durante el solsticio de invierno, pero antes debe descubrir quién es en realidad. ** Todo cambia para Elia desde que conoce a Jarodes Atwood. Empiezan a sucederle cosas sin explicación hasta...
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