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El sábado por la mañana me vino a ver Nicole. Cuando abrí la puerta tenía una sonrisa tensa en los labios, una señal de que algo no iba bien.

-Mi padre quiere que vayamos al Departamento- dijo.-No quiere decir qué ha pasado pero por su tono de voz, parece que haya sucedido alguna cosa.

Me vestí rápidamente y las dos nos fuimos al trabajo de su padre. Este nos estaba esperando en la puerta de entrada, con cara de preocupación. A su derecha había unos periodistas haciendo fotos y algunos policías. No me gustaba la sensación que tenía. Antes de llegar a su lado, dijo:

-Lo siento mucho, chicas. Se trata del vagabundo. Está muerto.

Una exclamación de sorpresa salió de los labios de Nicole. En cambio, yo aun no me lo podía creer. Podría haber sido nuestra única pista para obtener respuestas pero estaba muerto. Entramos dentro del edificio y nos fuimos a su despacho.

-Mirad, las pruebas apuntan que el vagabundo nos estaba espiando. No os puedo decir mucho del caso pero tenéis que saber que probablemente su socio le hubiera matado por posibles desacuerdos. Es lo que suele pasar en este tipo de perfil de criminales: el jefe puede matar a su compañero si este se desvía aunque sea un poco del plan que tenían trazado. No sé si fue porque se expuso y la policía lo vio y eso no estaba en su plan original o qué. La verdad es que solo aparecen más interrogantes en el caso. Pero una cosa sí que es verdad: si lo mató por desacuerdos tienes que saber, Mandy, que estará más inestable que nunca y se puede volver más peligroso y agresivo.

Después de esto, Nicole le pidió si me podía quedar en su casa hasta que terminara del trabajo. Él aceptó pero con una condición: que no saliéramos de casa y que cerráramos con llave.

Llamé a tía Karen y le conté lo sucedido. Cuando le dije que me quedaba en casa de Nicole no parecía muy convencida aunque conseguí que accediera. Se despidió con una voz monótona y me rompió el corazón. Se tomaba unas pastillas para poder dormir bien pero la dejaban un poco atontada. Además también se tomaba unos antidepresivos. Cuando le dije que era mejor que parara de tomarlas me miró pero no dijo nada. La verdad era que, aunque me doliera admitirlo, estaba más bien en casa de Nicole que en mi propio hogar.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora