Matenme

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POV' Trent

Me quedé solo, recostado junto al cuerpo de mi hermano. No quiero aceptar el hecho de que haya dicho adiós.

No puedo.

-Hey- me llamó alguien, pero fue vilmente ignorado.

-¡Hey!- me gritó.

Volteé. Era el marino.

-Ah... hola.

-Niño, somos los únicos sobrevivientes.

Vi el cuerpo de mi hermano- lo se -respondí y bajé la mirada.

El me dio una palmada en la espalda- esta un mejor lugar.

No respondí.

-En fin. Ganamos, pasamos todas las pruebas, ahora trabajaremos para ellos.

-No.

-Nuestras heridas serán tratadas, tendremos mejor comida, un trato de verdad.

-No.

-No te entiendo, niño.

-¡No trabajaré con esas bestias! ¡no estaré en contra mi país! ¡mi hermano no hubiera querido eso!

Me miró por unos segundos- ¿Quieres morir?

-Quiero hacer lo correcto, antes morir con mi pueblo y mi hermano que servir para bestias como ellos.

-Bien, es tu desición.

Y se fue. Mi hermano tenía una cadena que le regalo mi madre. Eso le daba fuerzas y le recordaba a ella. Ahora lo tengo yo, y me dará fuerzas, y me recordará a mi madre y a mi hermanito.

Después de unos minutos unos hombres me agarraron. Me levantaron ya que yo ya no podía caminar. Me llevaron a celdas.

La misma prisión de un comienzo. Intentaron sacar más cosas de mi país, cosas que no se y otras que jamás diría.

Me hicieron más daño, me agotaron física y mentalmente.

Me daban agotares interrogatorios que duraban horas, me electrocutaban todo el tiempo, me golpeaban con lazos de energía (paricidos a los latigos), echaban agua hirviendo de vez en cuando.

Cada vez que me hacian algo, agarraba mi cadena, la cadena de mi hermano. Pensaba en él y en mi madre, y como podía intentaba mantenerme fuerte.

POV' Tatiana

Cada día hacemos lo mismo para esa jodida limpieza.

Siento que soy un perro y ese silbato es mi correa. Daniel y yo estamos cansados.

Maté a mucha gente, a mi gente. No se que pensar, y cuando estoy por enloquecer ahí está Daniel para mi.

-Calmate- suspiró y acarició mi cabeza.

Estamos en nuestra habitación. Me cole a su cama porque tuve una pesadilla. Estoy acurrucada en sus brazos y él me calma. A mi y a mis pobres nervios.

-Soy una asesina.

-No es tu culpa. Ese silbato tiene ondas, Tatiana. Esas ondas afectan a tu cerebro más que a ninguno de nosotros.

Me hice bolita en sus brazos- tengo miedo.

El besó mi frente y me sonrió- todo esta bien.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

Sonreí débilmente, besé su mejilla y acaricie su rostro.

-Intenta dormir un poco.

Asentí, me acomodé en el y cerré los ojos.

-Te quiero, también descansa.

La vida después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora