Debo estar soñando

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Al salir del hospital, casi me da un paro cardiaco. La ciudad era deferente, los edificios eran mucho, mucho más altos. La mayoría eran raros, unos en vez de ir recto como siempre, iban en curvas a manera de espiral, con miles de vidrios de reflejaban el cielo. Otros tenían forma de arco, envolvían algo enorme, esperen… el edificio envolvía el ascensor, puedo verlo, es de cristal y hay personas hablando, se están moviendo de piso. Santa mierda.

Quede con la boca abierta al ver todos los cambios, las luces de león. Vi a hombres caminando con piezas robóticas en vez de partes biológicas.

-¿Sigo en el planeta tierra?- dije alarmada y con mi voz teñida de asombro.

Trent exploto de risa- Se que eres de la época de los mamuts pero disimula un poco.

Le di una mirada asesina.

-Bien, bien lo siento- dijo levantando las manos.

-Como sea ¿Dónde comeremos?

El tomó mi mano y me llevo a una pequeña casa plateada llena de vidrio y metal, creo que todos están traumados con el plateado y los vidrios.

Nos sentamos en la barra.

-¿Dónde está el mesero?- dije mirando a mi alrededor.

El se rió- No lo necesitas- apuntó a la mesa.

Yo la vi bien y pude distinguir una pantalla, llena de fotografías de variedades de comida. Presione uno y comencé a escoger algo de comer, al parecer no como nada en más de mil años. Una vez que escogí las fotografías que se veían deliciosas, presione “listo” en la pantalla.

-Y dime ¿en qué año naciste?

Suspiré- el año 1990.

Sorpresa lleno su rostro- tienes 1112 años.

-Tengo quince- corregí.

-Y cuéntame…

-¿Contarte qué?

-Cómo eran los dinosaurios.

¿Qué mierda le pasa?- ¿los dinosaurios?-reí, ¿quiere joderme? Bien- eran enormes e increíbles, amaba al mío. Se llamaba Rocco.

Sorpresa lo lleno- Increíble.

Le di un golpe en el brazo y él chillo- No existían los dinosaurios, mierda.

Él se rió, estaba a punto de decirle que se vaya a la mierda, pero escuche un Sonido agudo.

-Su orden está lista- dijo un robot pequeño de color azul.

Luché para no quedar en shock. Tomé la comida que este sostenía y la puse en la mesa, luego el parpadeó y se fue.

Miré el plato de comida, no me jodan. ¿Qué mierdas es esto? No como en más de mil años ¿y suponen que me llene con esto?

-¿Qué pasa? ¿no estás acostumbrada a la carne cocida?

No me molestaré en golpearlo, solo voy a comer. Cogí los cubiertos y comí esa mierda en un segundo.

-Bien, ¿ahora qué?

Trent estaba mirando la ventana, así que también volteé. Vi a cientos de personas fuera del lugar, todos con unos cristales color turquesa brillante en la mano, apuntándome.

-Eres famosa ¿sabes?

-¿Yo? ¿Por qué? Que yo sepa comer panqueques de un solo bocado no es la gran cosa.

El se rió- No es por eso boba, es porque eres la única persona en todo el mundo que desafió a la muerte.

-No hice nada, solo desperté. Es todo- respondí con naturalidad.

-Vida después de la muerte querida, deberías estar tres metros bajo tierra pero estás aquí tragando esos panqueques.

Bufé. Bien ya que tengo público y con este vestido estoy lo que podríamos decir sexy, me paré y fui a la entrada. Todas las voces se mezclaron en mi cerebro, y las luces daban directo a mi rostro.

-Tatiana, ¿Cómo fue todo este proceso para ti?- preguntó uno de ellos apuntándome con una Gun Gan Gon o cómo demonios se llame.

Sonreí- Realmente no fui consciente de todo este proceso, pero en los últimos momentos en los que fui consciente de lo que pasaba, me sentí realmente agotada y sorprendida por los cambios de estos años.

-¿Cuántos años pasaron desde tu muerte?- okay, no te preguntan eso todos los días, sep esto es raro.

-Más de mil- volteé y vi mi rostro en los carteles de los edificios, en autobuses en puentes elevados y suspendidos en el aire, mi cara estaba por todas partes. Al parecer si soy noticia.

Todos se callaron de pronto- ¿Más de mil años?- exclamó uno con la voz teñida de sorpresa.

Sonreí- Si, y apreciaría mucho que me dejen sola ya que debo acostumbrarme a los cambios.

Ellos asintieron, dijeron algunas cosas y se fueron. Todos a mí alrededor me veían como si fuese una especie en extinción. Vaya, los chicos en esta época están muy sexys.

Caminé un poco y vi a un chico con una cosa rara en el rostro, esa como un audífono pero había una pequeña pantalla frente a su ojo, un cristal como los lentes de sol, pero solo de un lado.

Me acerque a esa tienda de revistas o lo que sea, vi mi rostro en todas y cada una de ellas. Genial.

El chico que vi, primero me vio a mí, luego a las revistas, luego a mí de nuevo.

-Eres… ¿Tatiana?- me dijo incrédulo.

Asentí incómoda.

-Vaya… eres una leyenda.

-¿Lo tomo como un cumplido?- pregunte y levante mi ceja.

El se rió- Lo siento, me llamo Trevor.

Sonreí- un gusto- me extendió la mano y yo la estreché sin más.

-¡Tatiana!- oí la voz de Trent a lo lejos.

Me di la vuelta- ¿Qué?

-Trevor ¿qué haces aquí?- dijo Trent con mirada seria. No entiendo mierda ¿Así se sentía Mark cuando le hablaba de física cuántica? El recuerdo de mi hermano inmediatamente me entristeció.

-Trent no necesito de un discurso tuyo iré a casa más tarde ¿okay?- dijo poniendo los ojos en blanco.

-Debes volver, ahora- dijo Trent con el ceño fruncido.

Mark me hablaba así, recuerdo más a Mark que a mi propia madre.

-¿Y si te digo que no?- respondió amenazante.

-Te voy a…

-¡Basta! ¿Podemos irnos de una vez?- los interrumpí, me trague las lágrimas, quiero estar a solas y poder explotar.

Trent y Trevor me miraron y se callaron. Luego Trent asintió, tomó mi antebrazo y me llevo a otro lugar en silencio.

Quiero llorar, quiero morir para estar con mi familia, quiero recordar todo lo que he olvidado, quiero desaparecer. En todo el camino no sé a quien o por qué pero no paré de rogar y pedir que todo esto fuera un mal sueño.

La vida después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora