Capítulo 12: ¿volvió?

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Luego de escuchar lo que me dijo, me adentre a bañarme. si yo vine a esta casa con una pisca de intriga una obsesión a saber qué es lo que no sepa yo, ahora estoy en el asunto que no podré dormir, es como si hubiera explotado un bomba de idea dentro de mí. Ahora estoy peor que antes por saber que es lo importante que me tiene que decir. Así que solo espero que sea de día para que me cuente.

Luego me de terminar de bañarme me dirigí a la suave cama, me acosté mirando hacia el techo, imaginado cuales serían las cosas que me diría, espero que sea algo nuevo o por tanto que me hable que también le ha mandado un cuaderno como este que traigo consigo desde que se lo quite a mi hija, más bien me lo dio por haberlo tomado sin permiso.

Pasaron las horas, no me podía dejar de pensar y eso hacía que no me pudiera dormir. Hasta que me decía a mí mismo que dejara de pensar tantas tonterías. Últimamente estaban pasando cosas dan repentinas más o menos estoy sospechando lo que se está aproximando, por lo tanto me encantaría que pasará, ya son muchos años pero me aterra igual que luego haber regresado de esas perdida otra persona la pierda a no ponerla al tanto de cómo son las cosas.



(...)

Escucho que tocan detrás de la puerta de mi habitación, no sé en qué momento me quede dormido pero me alivia saber eso. Me levanto reuniendo la fuerza necesarias para que el sueño no me gane y la abro.

–Buenos días, señor Powell, Soy unas de las ama de esta casa, recientemente llegue, la señora Wells me dijo que lo despertara para que desayunara y que después lo esperaría en el pequeño cuarto de la biblioteca–yo asentí como un "está bien" mientras que la veo como se retira dejándome aturdido, me llevo una mano a mi frente por un poquito de dolor.

Rebusco en mi maleta, algunas pastillas, para atragantármelas con ellas, parece como si hubiera tomado algo anoche, no sé en qué momento pero tengo un aliento de alcohol, sé que lo único que estoy cuerdo es que conmigo traía una botella chica. Pero nunca pensé dar una probada desde años.

Me voy derechito a la ducha, con mis pertenecías para ir a desayunar como es debido, entando en aquel pequeño cuarto me enjugo muy bien mi boca no quiero tener ese aliento, que pensará mi hija, me he vuelto un alcohólico de la noche a la mañana.

Me dirijo hacia la cocina, veo que está servido un rico desayuno, queso amarillo con pan molde y un café, Le echo un poco de azúcar y lo pruebo. Aún debe estar dormida Scar ya que son aproximadamente las siete de la mañana. La conozco lo suficiente para saber que ni loca estará despierta a estas horas sabiendo que no hay universidad. Termino de desayunar y me dirijo al pequeño cuarto. Observo al entrar, alrededor todo esta como lo recuerdo, su pequeña librería de artistas famosos en la época como romanticismo y poesía histórica, siempre le han gustado, unas de las pocas cosas que me recuerdan a ella, la que un día fue mi esposa, lo que heredo de aquella mujer que esta frente a mis ojos, su madre, mi suegra perdida.

Perdida porque desde muchos años no nos hemos comunicado con ella.

–ven siéntate–habla un poco autoritario, señalando la silla al frente de ella.

Pero no antes de tener una mesita de centro típico en esta casa, con buena decoración, lo suficiente para decir que no está mal pensionada. Por ya por su vejes dejo su lindo trabajo y desde ahora sé que se ha dedicado en velar por lo que le rodean aunque que solo nos tiene a nosotros, por el momento siempre ha estado sola me suponía yo pero luego de la esplendorosa visita de su vecina algo me dice que ha sido el consuelo de algo.

Me siento y la miro. Ella no muestra ni tristeza ni alegría con lo que me vaya a decir, solo esta sería con un té en sus mano derecha de pronto pensé que se mataría de tanto dar tragos en momento, por lo nervios, eso sí.

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