Capitulo 38

521 33 32
                                    

CAPITULO 38

NARRA ALLY

Me estoy muriendo y no he tenido la oportunidad de despedirme de mi madre y de Alex. Tampoco he tenido la oportunidad de comerme ese helado de chocolate que dejé escondido en el fondo de la nevera para que nadie que no fuese yo se lo comiera.

-¡Me muero!- agonicé tirada en el parque rodando sobre la hierba.

Escuché a Ian riendo a mi lado.

-Eres una exagerada, ni si quiera hemos echo la mitad de lo que tenia pensado.

Me levanté de un salto horrorizada ante lo que dijo.

-¿¡No esperaras que corramos más verdad!?- exclamé asustada.

Ian se tiró sobre el césped y pude ver como la camiseta se le subía dejando ver un resquicio de su bronceado pecho. Joder.

-No, preciosa, no más.- me dijo con una sonrisa.

Suspiré y me volví a tumbar, esta vez boca abajo, unos minutos después escuche una especie de gruñido y me giré hacia Ian, viendo como se incorporaba con el ceño fruncido.

-¿Que pasa?

Él tenia la mirada fija en un punto fijo detrás de mi. Me giré y me quedé helada en mi lugar.

Era Stefan.

Me levanté rápidamente y me giré hacia Ian.

-Vayámonos, acabo de acordarme de que tengo cosas que hacer.

Ian dejó de mirar para mirarme a mi, se levantó y pasó un brazo por mis hombros. No, no, no, ya la ha cagado dejando que nos viera juntos, no podía dejar que ademas nos viera abrazados. Me deslicé de su lado, dejando su brazo colgando en el aire.

Empecé a caminar con dirección a mi casa, y Stefan me saludó con la mano con una sonrisa asquerosa. Capullo.

Ian se puso a mi lado con el cuerpo tenso.

-¿Conoces a ese tipo?- preguntó con voz gélida.

-No...no.- murmuré.

-¿Es algún ex o algo así?

Mierda, no sabes que acertado es eso.

-Te digo que no le conozco, Ian.- esta vez alcé la voz molesta, no con él, sino conmigo misma y mi maldito pasado.

-Bueno, ¡pues malditamente te digo que no me mientas!

Vale, respira Allyson, respira y no grites, muy bien, tranquilízate.

-¡No me grites, y ahora misma te vas a ir a la mierda!- grité fuera de mi.

Ian abrió la maldita boca para replicar, pero se calló, se giró y se fue.

Pues bien, que se fuera.

--------------------------

Estaba sentada en una cafetería, en mi tan esperada cita con Bruno, notese la ironía.

-... le di un puñetazo, y quedó tirado en el suelo.- rió a carcajadas de su gran anécdota.

Ni siquiera le hacia caso, y no sabia como aún no se había dado cuenta si lo único que hacia era asentir y sonreír. Mi mente estaba con una persona de metro ochenta, ojos azules y que me traía loca.

De repente me llegó un mensaje al móvil. Ian.

Pero no, no era un mensaje suyo, sino de un numero desconocido.

"¿No te has despedido de tu amorcito, nena? Quizá hoy sea su último día en este precioso mundo?"

Me quedé releyendo ese mensaje una y otra vez mientras unas lagrimas empezaban a formarse en mis ojos, pero las aguanté y no dejé que cayeran. No era momento de llorar.

-¿Estas bien?- me preguntó Bruno.

-Me tengo que ir, adiós.- me levanté y me fui corriendo, dejándole con la palabra en la boca.

Mientras abría la puerta de mi casa, intentaba llamar por décima vez a Ian, no quería imaginarme lo peor. No podía perderle.

-¿Ally?- contestó Ian extrañado.

-Oh dios mio, por fin, ¿donde estas?- respondí mientras entraba en mi habitación y buscaba entre los cajones.

-Comprando un helado con Emily, ¿que demonios pasa? ¿te ha echo algo Bruno?- preguntó mientras notaba como se enfurecía.

Recosté mi cabeza en la pared mientras ahogaba un sollozo, ¿como podía preocuparse por mi después de como le grité antes?

-No, no es nada. Escúchame, sal de ahí, tienes que volver a casa, ahora mismo.

-¿Porque? ¿que esta pasando?- preguntó preocupado, oí como llamaba a su hermana.

-Por favor Ian, escúchame solo por una vez y haz lo que te pido, por favor.- suplique con la voz ahogada.

Pude oír como cogía a Emily en brazos y empezaba a caminar.

-Lo siento tanto, tanto.- murmuré.

-¿Que mierda pasa, Allyson? ¿porque te disculpas? ¿estas bien?- preguntaba preocupado.

¿Seguiría preocupándose de mi si supiera de mi pasado?

Colgué, y rebusqué entre unos cajones hasta dar con lo que buscaba. Acaricié el arma que guardaba desde hace unos años.

Salí corriendo de casa, era hora de acabar con esto, aunque pensaba que esto no había echo más que comenzar.

Solo pedía a Dios que no dejara que les pasara nada a ninguno de ellos dos, no me lo perdonaría nunca.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 22, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Aléjate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora