Capítulo 34

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CAPITULO 34

NARRA ALLY

Escuché un ronquido a centímetros de mí, pero decidí pasarlo por alto y seguir durmiendo.

Los ronquidos eran cada vez mayores, y me estaban empezando a molestar gravemente.

-¿Qué mierda...?.- empecé a preguntar abriendo un ojo lentamente, pero luego los abrí completamente cuando una figura humana empezó a formarse a mi lado.

Me caí de la cama, intentado alejarme de la persona que fuera.

Estaba tirada en el suelo, mirando el techo con miedo y con los ronquidos cada vez más fuertes. Tenía miedo de asomarme a ver quien estaba en mi cama, pero tenía que hacerlo.

Asomé media cabeza en la cama y el aire volvió a mis pulmones.

Cerré los ojos, intentando que mi respiración volviera a la normalidad, me tiré en el suelo inconscientemente, por lo que me pegué un buen golpe en la cabeza.

-Mierda.- maldecí por lo bajo, cerrando los ojos por el dolor.

Los ronquidos cesaron de repente y abrí los ojos, topándome con unos ojos azules mirándome adormilados pero risueños, por lo que me asusté por segunda vez esta mañana.

¿Porque no puedo tener una mañana como las personas normales?

-¡Joder, Ian! Hoy te estás luciendo.

Escuché una suave risa.

-¿Se puede saber que haces en el suelo?- preguntó divertido.

-Me has asustado un par de veces esta mañana, ¿Que haces tú aquí?

-Me quedé dormido anoche sin querer, pero me voy ya, es viernes y hay clases.- sus ojos se apartaron de mi vista y se levantó de la cama.

Gemí recordando que hoy había clases. Me levanté del suelo y miré como Ian se ponía sus zapatos.

-¿No irás a clases, verdad?- preguntó al ver cómo me dirigía a mi armario.

-Claro que iré, no puedo faltar más, Ian.- respondí sin darme la vuelta.

-Pero el médico dijo que necesitabas reposo.- reprochó.

-Bueno, el médico no se va a enterar.- me giré a verle- Estoy bien, de verdad.- aseguré ante su mirada insatisfecha.

Rodó los ojos al ver que no iba a ceder.

-Supongo que te veo ahora.- sonrió.

Asentí sonriendo.

Se acercó hasta mí y me dio un beso en la frente. Cerré los ojos al notar sus labios en mi piel, disfrutando de ello.

-Tienes media hora, te espero abajo.- habló interrumpiendo mi ensoñación.

-De acuerdo.

Finalmente se acercó al balcón y desapareció de mi vista.

Cogí la ropa que me pondría hoy y entre al baño para hacer mi rutina.

Al terminar, bajé a desayunar. Llegué a la cocina, saludé a mi madre con un beso en la mejilla y a Alex le revolví el cabello como todas las mañanas. Me senté en el taburete que estaba al lado de Alex.

-¿Qué pasa, enano?- le pregunté al ver como miraba su comida sin tocarla.

-Alex, ya te dije que no puedo comprártela en estos momentos. Deja de pensar en ello y desayuna de una vez.-respondió mi madre molesta mientras me servía el desayuno.

Aléjate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora