Capitulo 37

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NARRA ALLY

-¡He ganado, he ganado, he ganado!- repetía una y otra vez Ian en cuanto llegó a la puerta de mi casa. Yo llegué minutos después respirando agitadamente.

-H-has h-hecho...- me apoyé en mis rodillas intentando recuperar el aire- Has hecho trampa.

Oí su risa por encima de mi cabeza.

-De eso nada, eres tú la que no sabe perder.

Levanté y le miré.

-Y además de no saber perder, eres muy mala corriendo, debería enseñarte.- añadió con una sonrisa.

-Oh, si vas a enseñarme tú creo que empeoraré.

Dirigió su mano hacia su pecho.

-Eso ha herido mis sentimientos, señorita.- fingió, pero su sonrisa le delataba.

Rodé los ojos y me acerqué hacia la puerta, donde estaba él.

-Bueno, ya has conseguido lo que querías.- dije acercándome hacía él.

-¿Eso es que vendrás el domingo?- preguntó ansioso.

-Te dije que si ganabas iría, y aunque lo hayas hecho con trampa iré.

Rió, mientras me miraba de una forma un tanto rara, no miento si os digo que jamás me miraron de esa forma.

-Deja de mirarme así.- pedí con una risa nerviosa.

Él salió de su ensoñación.

-¿Así, cómo?

-No sé, es raro.

Ian se mordió el labio durante unos segundos, como si quisiera contarme algo pero no pudiera.

-Nos vemos el domingo.- dijo finalmente con una sonrisa tensa.

-Sí... el domingo.

Se giró y empezó a caminar hacia su casa con las manos en sus bolsillos, me di la vuelta para ir hacia mi casa, cuando su voz me detuvo de nuevo.

-¡Eh!

Me giré tan deprisa que casi me tuerzo el tobillo.

-Pásatelo bien mañana.- habló finalmente antes de irse rápidamente sin esperar una respuesta.

-Que chico más raro.- dije en un susurro, para luego darme la vuelta y entrar a casa.

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Toc, toc.

-Aumm...- gruñí en sueños.

Toc, toc, toc, toc, toc.

-¿Qué...?- pregunté abriendo un ojo.

Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc.

-¿Pero qué mierda es esto?

El sonido venía de la ventana, miré hacia el despertador en mi derecha.

-¿¡Quien se atreve a despertarme a las cinco y media de la mañana de una maldito sábado!?

Me levanté echa una furia de mi cama hasta llegar a la ventana, aparte las cortinas y una sombra muy conocida apareció, abrí la ventana y dejé que Ian entrará.

-Más te vale tener una muy buena razón para levantarme a esta hora.- me crucé de brazos mientras él me miraba con una sonrisa y señalándome la ropa que llevaba puesta como respuesta a mi pregunta.

Llevaba un chándal corto, una camiseta sin mangas blancas y una sudadera atada a su cintura, no lo entendí muy bien porque estaba más ocupada disfrutando de las vistas que de adivinar sus intenciones.

Aléjate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora