NARRA ALLY
-¡He ganado, he ganado, he ganado!- repetía una y otra vez Ian en cuanto llegó a la puerta de mi casa. Yo llegué minutos después respirando agitadamente.
-H-has h-hecho...- me apoyé en mis rodillas intentando recuperar el aire- Has hecho trampa.
Oí su risa por encima de mi cabeza.
-De eso nada, eres tú la que no sabe perder.
Levanté y le miré.
-Y además de no saber perder, eres muy mala corriendo, debería enseñarte.- añadió con una sonrisa.
-Oh, si vas a enseñarme tú creo que empeoraré.
Dirigió su mano hacia su pecho.
-Eso ha herido mis sentimientos, señorita.- fingió, pero su sonrisa le delataba.
Rodé los ojos y me acerqué hacia la puerta, donde estaba él.
-Bueno, ya has conseguido lo que querías.- dije acercándome hacía él.
-¿Eso es que vendrás el domingo?- preguntó ansioso.
-Te dije que si ganabas iría, y aunque lo hayas hecho con trampa iré.
Rió, mientras me miraba de una forma un tanto rara, no miento si os digo que jamás me miraron de esa forma.
-Deja de mirarme así.- pedí con una risa nerviosa.
Él salió de su ensoñación.
-¿Así, cómo?
-No sé, es raro.
Ian se mordió el labio durante unos segundos, como si quisiera contarme algo pero no pudiera.
-Nos vemos el domingo.- dijo finalmente con una sonrisa tensa.
-Sí... el domingo.
Se giró y empezó a caminar hacia su casa con las manos en sus bolsillos, me di la vuelta para ir hacia mi casa, cuando su voz me detuvo de nuevo.
-¡Eh!
Me giré tan deprisa que casi me tuerzo el tobillo.
-Pásatelo bien mañana.- habló finalmente antes de irse rápidamente sin esperar una respuesta.
-Que chico más raro.- dije en un susurro, para luego darme la vuelta y entrar a casa.
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Toc, toc.
-Aumm...- gruñí en sueños.
Toc, toc, toc, toc, toc.
-¿Qué...?- pregunté abriendo un ojo.
Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc.
-¿Pero qué mierda es esto?
El sonido venía de la ventana, miré hacia el despertador en mi derecha.
-¿¡Quien se atreve a despertarme a las cinco y media de la mañana de una maldito sábado!?
Me levanté echa una furia de mi cama hasta llegar a la ventana, aparte las cortinas y una sombra muy conocida apareció, abrí la ventana y dejé que Ian entrará.
-Más te vale tener una muy buena razón para levantarme a esta hora.- me crucé de brazos mientras él me miraba con una sonrisa y señalándome la ropa que llevaba puesta como respuesta a mi pregunta.
Llevaba un chándal corto, una camiseta sin mangas blancas y una sudadera atada a su cintura, no lo entendí muy bien porque estaba más ocupada disfrutando de las vistas que de adivinar sus intenciones.
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Aléjate de mi.
Teen FictionEsta es la historia de Ally, una chica con un pasado oscuro y que intenta olvidar, decide mudarse a París con su familia. En la ciudad, conocerá a personas que serán importantes en su vida pero solo una conseguirá marcar su camino, Ian, esos típicos...