Capitulo 25

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CAPÍTULO 25

NARRA ALLY

Giré la cabeza hacia el brazo que señalaba Ian y vi un hilo de sangre oscura salir de la herida.

-Emm… Esto…- empecé a tartamudear mientras Ian esperaba una explicación.

Tocaron la puerta y seis cabezas se asomaron por la puerta.

-Nosotros nos vamos - dijo la voz de Dan haciendo que Ian se girara hacia ellos. Aproveché que no miraba para taparme con las sábanas hasta el cuello.

-¿A dónde?- dijo Ian curioso.

-Vamos a desayunar fuera ¿Os venís?- preguntó Michelle.

-No, yo no voy- dijo seguro- Ally está enferma, me quedaré con ella hasta que venga su madre.

Me mordí el labio para no sonreír como una idiota.

Las chicas entraron rápidamente a mi cuarto y rodearon mi cama.

-¿Qué te pasa?- preguntó Susan preocupada.

-¿Qué tienes?- le siguió Michelle.

-¿Te encuentras bien?- finalizó Charlotte.

Sonreí.

-Nada, solo me duele un poco la cabeza, estoy bien- respondí tranquilizándolas- Puedes ir con ellos Ian, estoy bien.

Ian me miró con el ceño fruncido.

-No, no lo estas, además no tengo ganas de salir- replicó.

Le sonreí dulcemente y me devolvió la sonrisa.

-Bueno pareja de enamorados- dijo Michelle divertida, le fulminé con la mirada y soltó una suave risa- Nosotros nos vamos ya.

Se levantaron de la cama y empezaron a dirigirse hacia la puerta, pero faltaba algo.

 La gracia del día de Derek.

-Los condones están en el baño, por favor utilizadlos- dijo el gracioso de Derek  antes de cerrar la puerta haciendo que todos se rieran menos yo.

-Imbécil…- dijo Ian con una sonrisa y se volvió hacia mí- ¿Estás mejor?

Estaba embobada mirando su sonrisa y sus labios moviéndose.

-¿Ally?- volvió a preguntar y por fin reaccioné.

-¿Eh? ¿Qué pasa?- dije saliendo de mi trance.

El rió y empezó a acercarse a mí.

-Decía que si estabas mejor- estaba empezando a acercarse demasiado rompiendo la barrera de mi espacio personal.

-Eh… Si si- dije nerviosa.

Empecé a alejarme a la vez que él se acercaba.

-¿Por qué te alejas?- dijo sonriendo tranquilo.

-No me alejo- me quedé quieta en un lado de la cama.

Suspiró y se tumbó a mi lado dejando unos milímetros de distancia entre nosotros.

El silencio inundaba la habitación y no se oía nada más que nuestras respiraciones. El dolor en mi brazo empezó, pero me mordí el labio para que Ian no se diera cuenta.

-¿Quieres comer algo?- preguntó sin mirarme.

-No- logré decir- Ve a comer tú si te apetece.

-No tengo hambre- se giró y empezó a mirarme intensamente haciendo que me sintiera incomoda- ¿Puedo…- empezó a preguntar - ¿Puedo hacerte una pregunta?

Giré y le miré.

-Sí, claro- dije sonriendo levemente.

Su mirada quedó fija en mí hasta que se digno a hablar.

-¿Te gusta alguien?- dijo con cierto nerviosismo en su voz.

“Le gustas tú idiota, díselo”, y una mierda, no pienso decírselo.

-Sí- respondí.

¿Por qué he dicho eso?

-¿Quién?- dijo curioso.

-No creo que te importe.

-Si me importa, ¿Es Bruno verdad?- preguntó molesto. Sonó el timbre pero Ian seguía sin moverse.

-He dicho que no te importa- respondí- Han tocado el timbre.

-Me da igual, no me muevo hasta que me digas si es verdad o no- dijo seguro.

-Pues entonces me levantaré yo- hice ademán de levantarme pero Ian me detuvo con el brazo.

-Quédate- dijo entre diente, estaba enfadado - Ya voy yo.

Se levantó y empezó a bajar las escaleras.

“¿Por qué no se lo dices?”, porque no quiero, “Es que eres idiota”, iba a responder pero unos gritos en el piso de abajo me interrumpieron.

-¡Déjame pasar!- gritó una voz masculina muy familiar.

-No pienso dejarte ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar niñita? Venga, hazlo si tienes cojones- dijo la inconfundible voz de Ian.

Me levanté de la cama rápidamente, me puse una rebeca que estaba tirada en el suelo y baje como pude las escaleras.

Me asomé un poco y distinguí la figura de Ian parada en la puerta impidiéndome ver quien estaba gritando.

-¿Ian?

Cuando escucho mi voz se dio la vuelta dejándome ver  quien estaba tras la puerta. Bruno.

-Ally vuelve arriba- ordeno consiguiendo enfadarme.

-No voy a subir porque tú me lo digas- contesté enfadada- Puedes pasar Bruno.

-Si él entra yo me voy- dijo con el mismo tono.

 Me estaba cabreando de verdad.

-Pues entonces vete- respondí y al segundo me arrepentí, pero mi orgullo no me dejaba que me echara para atrás.

-Bien, que te lo pases bien con él entonces- respondió sin ninguna emoción en su voz. Cogió su chaqueta y salió chocando su hombro con el de Bruno.

Y aquí tenemos las consecuencias de mi gran bocaza.

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Siento haber tardado tanto pero tenía la semana llena de examenes y no me dió tiempo a escribir el capitulo.

Besos y espero que os guste.

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