Capítulo 5.

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Emily.

Entrecerré los ojos mirando al chico que había a mi lado. De nuevo, ese Weasley estaba molestando a Hermione. ¿Por qué no se buscaba una neurona inteligente? Ni siquiera tenía cerebro, error.

-Deja de quejarte de lo "sabelotodo" -puse comillas con mis dedos mientras caminábamos hacia el Gran Comedor. Después de haber tenido Pociones. Doble hora. Había sido todo un horror. Al menos había podido perdonarme con Eleanor. Era extraño que se hubiera reído. Estaba feliz pero... Triste a la vez. ¿Por qué nunca reía así conmigo?- que es Hermione y dedica tu tiempo a estudiar. No a malgastar tus minutos en lo que haces.

-Mira quién habla. La inteligencia en persona -rebatió con furia mientras apretaba sus nudillos.

Parecía un mono con peluca pelirroja. Me di la vuelta sentándome junto a Hermione que leía un libro de Vuelo. ¡Oh, sí! ¡Era la siguiente clase! ¡Y con los Slytherin! Saludé a mi hermana con expresión nerviosa y ella alzó la vista de su comida. Quería impresionarla y que se sintiera orgullosa de mí.

-¿Qué es Amargo de Wronski? -preguntó Hermione confundida. Parecía enfadada consigo misma.

Esbocé una sonrisa, sorprendida de que yo supiera algo que ella no comprendía:
-Lo pronuncias mal. Es un truco en el quidditch. El buscador de un equipo se lanza hacia el campo como si hubiera visto la snitch y el otro buscador lo sigue sin enterarse de lo que ocurre. Es entonces, cuando el primero se alza en vuelo y el otro sin darse cuenta de nada choca con el suelo.

-¡Qué sádico! -saltó espantada subrayando algo con su pluma en su propio libro.

-Es algo fantástico -negué mientras cortaba mi comida-. Hay muchos más ataques como...

-¿Sabes hablar de algo que no sepas? -se burló Ron, mientras bebía de su vaso.

-¿Sabes no entrometerte en conversaciones ajenas, Weasley? Espero que lo aprendas pronto -le respondí con suficiencia mirándolo de reojo.

Me sacó la lengua. Menudo infantil, aunque me dediqué a mirarlo con enfado toda la comida.

Una media hora después, andaba por el pasillo en compañía de mi hermana. Habían quince minutos libres por haber comido rápido antes de ir a clase de Vuelo.

-¿Podemos hacer los deberes juntas? ¿Vamos a la biblioteca? ¿Sabes volar? ¿Has oído que Malfoy practicó desde que era pequeño?

-No, prefiero haceros sola. No. Un poco. Sí -contestó con frialdad habitual. Estaba acostumbrada así que asentí, jugando con mi corbata.

-¿Por qué te ríes con Adele y no conmigo? -dejé escapar. Tapé mi boca pero ella ya me había mirado. Me sentía como un animal enjaulado.

-Quizá ella sepa hacerme reír -respondió con voz sabia, mientras se encogía de hombros.

-Supongo. ¿Qué cosas te hacen reír? -pregunté con cautela, mientras sonreía.

-Las que no hablan mucho y saben estar calladas. Las que no me persiguen por el pasillo y las que me dejan estar sola.

Dejé que caminara ella sola y me volví con lágrimas en los ojos. Tampoco hacía falta ser tan directa para decir que mi presencia molestaba. A veces pensaba en enfrentarla pero eso sólo conllevaría a lo peor y no quería eso.

Parecía que a nadie le gustaba. Quizá estaba destinada a no ser la amiga de nadie. Quizá mi apariencia nunca iba ser bien recibida. Tragué saliva. ¿Acaso era así? No. Tenía a Hermione, ella me quería mucho.

¿Verdad?

Miré el reloj muggle que mamá me había regalado en mi cumpleaños. Llegaba tarde. Soy tan estúpida, Merlín.

Crucé el pasillo velozmente y salí a las afueras de Hogwarts, corriendo detrás del gentío de alumnos de Slytherin tanto como de Gryffindor. Me uní a Hermione, jadeante de tanto correr.

-¿Dónde estabas? -oí a Ron detrás de mí.

-Perdona -susurré, volviendo mi cabeza. Espera, ¿me había preguntando?

-Casi nos quitan unos puntos por tu culpa -lo odiaba.

Me coloqué en la fila de los Gryffindor frente a mi hermana. Sí, está vez la impresionaría. A ella nunca se le había dado bien el quidditch.

-Bien, alumnos de primer año. Soy la profesora Hooch -se presentó. Tenía el aspecto de un águila-. Poneos a la izquierda de vuestras escobas y gritad ¡arriba! Para que puedan subir a vuestras manos.

Hice lo que ordenaba y sonreí como una tonta al descubrir como la escoba volaba hasta mi mano a rápida velocidad.

Giré mi cabeza. Hermione parecía a punto de perder los nervios sin cesar de gritar arriba.

-No lo haces bien. Exclama decidida arriba. Vamos, pruébalo -le propuse con una sonrisa.

-Arriba -carraspeó y lo ordenó firmemente. Su boca se abrió sin creerse nada de lo que pasaba. La escoba flotaba a su lado.

Le guiñé un ojo y pasé el turno a Eleanor. Tampoco parecía muy contenta con su escoba. Adele le sugirió algo y comenzó a reír. Aparté la vista, sintiéndome mal. Debería estar contenta por mi hermana.

-Cuando oigas el silbato -explicó la profesora cuando todos (la mayoría) habíamos subido a nuestras escobas- os elevaréis unos poco metros, ¿entendido? Uno, dos... ¿Longbottom? ¿Qué está haciendo?

Todo ocurrió muy deprisa. Antes de que pudiera asimilar todo lo que había ocurrido Neville había aterrizado boca arriba sobre la hierba con expresión dolorida. Era un chico algo bobo pero hablaba con él a veces y puedo prometer a cualquiera que tiene un corazón grande y puro.

-Vaya, la muñeca fracturada, le llevaré a la enfermería. Que nadie despegue los pies del suelo o será expulsado en menos que se oiga quidditch -ordenó Hooch llevándose al quejoso Neville.

Lo miré desde lejos con una pequeña sonrisa, dándole ánimos.

¡Bueno, aquí otro nuevo capítulo!
No sé que añadir, así que diré que Emily ha mostrado de nuevos sus sentimientos dolidos y traumáticos por el tiempo que ha pasado con Eleanor. Ha acabado por sentirse mal comparándose con su hermana en cualquier cosa. Démosle ánimos(???).

¡Gracias por votar y quizá, comentar!
Gracias sinceras, de verdad♥.

Leyre.

Las hermanas E «Hogwarts».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora