Letra "A"

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Me llamo Melanie Brandsford y estoy en cuarto grado de primaria. Tuvimos que cambiarnos de escuela porque mi papá consiguió una oferta de trabajo que lo beneficiaba. Es una pena, porque en realidad me gustaba mi anterior escuela...nunca fui del tipo "social" pero tenía un par de amigos.

La nueva clase a la que asisto hoy, es bastante numerosa...solo espero llevarme bien con todos. No, mientras que tenga un amigo estará todo bien, estoy segura. Al entrar al salón, la clase queda en completo silencio. Mi largo cabello negro, está perfectamente peinado y les dedico a todos, una mirada inexpresiva, la maestra se apresura a hablar para romper con aquel incómodo silencio.

-Niños, esta será su nueva compañera, Melanie. Asegúrense de jugar con ella.-De vuelta un silencio indescifrable. Pero luego, todos sonríen y se empiezan a escuchar charlas emocionadas sobre mi.

Una sonrisa destaca entre todas las demás, un chico rubio con un moño en su camisa y una larga fila de dientes blancos. Alegre de tan complacida bienvenida, me coloco en uno de los lugares del fondo donde una chica pelirroja era la que me parecía más simpática.

-Hola...-Le digo tontamente a esta.

-Bienvenida. Ven, siéntate, me llamo Verónica.-Hace una presentación de ella a la vez que me sonríe con un rostro de total inocencia, yo asiento emocionada.

-Creo que seremos muy buenas amigas.-Anuncia finalmente para luego tomarme de la mano. Estaba boquiabierta, no era demasiado social pero fui aceptada fácilmente...no podría haber nada mejor que esto, desde ahora podría gustarme mucho más la escuela...

El recreo llega al fin. Yo me limito a seguir ultima detrás de todos, en el patio de juegos, me siento en un banco alejado con un libro en mano. No era que no quisiese estar con los demás...pero en realidad era muy mala en los deportes, apestaba totalmente.

No me molestaba quedarme sola, era mi especialidad. No paso mucho rato hasta que algunas voces de un par de niñas captaron mi atención.

-¡El principe! ¡Es el principe Adam!-Gritaban exaltadas. Rápidamente dirijo mi mirada hacia la persona de la que hablaban. Se trataba del niño que llevaba un moño y estaba dirigiéndose a mi.

-Hola. Soy Adam Baker-Se presentó este con una reluciente sonrisa. Yo asentí confundida. En realidad sentía que las chicas me miraban de algún modo mal, así que solo esperaba a que se retirara tranquilamente.

-Sabes, me llaman príncipe. El príncipe del patio.-Aclaró orgulloso de aquél titulo.

-Ohh...-Fingí asombro irónicamente para luego centrarme en mi lectura.

-En fin, en realidad soy una muy buena persona.-Anunció.

-Una persona que se presenta como "buena" ¿Realmente lo es?-Levante la vista para mirarlo directamente a los ojos. Noté como su cara se torno completamente distinta, como entre sorprendido y a la vez disgustado. Aunque honestamente me daba igual lo que aquella persona pensase.

El resto del día fue muy divertido, juegos en equipo y charlas nada importantes con Vicky. Al llegar a casa se los conté a mis padres emocionada y pude ver como ellos se tranquilizaban.

No esperaba aquél giro tan inesperado de la situación. Todo parecía tan normal, tan cotidiano y divertido, debería haberlo adivinado por la mirada de "El príncipe del patio" pero de todas formas no lo hacía.

Al llegar el esperado receso, como el día anterior, me fui hacia el banco. Fue así como todo parecía estar bien. De repente, una pelota de bascket con la que estaban jugando los chicos golpeó levemente mi pie. Confundida la tomé entre mis manos, dejando a un lado el libro que estaba leyendo. Adam, vino rápidamente corriendo.

-Lo siento. Ha sido nuestra...-Pronto su expresión cambio a extrañado y como asqueado. Tomo mi libro sin permiso y lo dejó colgando desde una de sus puntas como si de un bicho se tratase.

-¡H-Hey!-Intenté protestar.

-Pero que anticuado.-Comentó-Si vas a leer, que por lo menos sea un libro como la gente.-Dijo lo suficientemente alto para que todos lo escuchen. Pronto una lluvia de risas se escucho detrás de él. Luego lo dejó caer en uno de los charcos que se encontraba allí. Aturdida lo mire con desprecio mientras que él me devolvía una sonrisa de lado, mientras volvía junto a sus amigos.

En ese entonces no creía que fuese algo serio, solo un par de burlas, eso es todo. Pero un par de días después, todo cambió.

Las chicas no me hablaban y los chicos tampoco. Cuando entre al salón para sentarme en mi lugar, este estaba ocupado por el bolso de Vicky.

-Yo...yo...me sentaba aquí.-Le hablé, sorprendida por su actitud.

-Ya no más.-Contestó simplemente.

-Pero...nosotras...no eramos ¿Buenas amigas?-Pregunté desconcertante.

-¿Amigas? No se de donde sacas esas ideas.-Respondió evitando mi mirada y dándose la vuelta.

Mire hacia el alrededor, el único lugar que que quedaba vació, era atrás...atrás de él. Cuando lo miré por unos segundos, esté mantenía una sonrisa deslumbrante ¿Cómo...alguien podía llegar a ser así? Sin ninguna alternativa, me dirigí hacia mi nuevo lugar.

Nada pasaba realmente por un tiempo. Parecía que él estaba muy metido en fingir ser "buena persona" así que estaba segura que no me pasaría nada.

Los siguientes días se la paso tranquilo, bueno, nadie me hablaba y se burlaban de cualquier cosa que hiciese, pero no pasaba nada en realidad. Fui tan ingenua para pensar que todo continuaría de ese modo.

Mientras estábamos cortando algunas formas para plástica, sentí algo atorado en mi cabello. Era un avión de papel. Al darme media vuelta, él estaba casi inmutable pero al volver mi vista hacia delante... otro de esos avioncitos se estancó en mi cabello. Enojada, me levante de golpe. La maestra me miró extrañada.

-¿Melanie?-Preguntó esta.

-Profesora, Adam esta molestándome.-Le dije, ella se volvió hacia él para comprobarlo. Él levantó la vista, confundido.

-¿Jefferson?-Cuestionó ésta. En el salón, había dos Adams, cuando le dirigí una mirada, esté estaba sacándose los mocos. Simplemente asqueroso.

-No, maestra. Adam. Adam Baker.-Afirmé acusadora.

-¿Es eso cierto?-Preguntó esta a el alumno. Esté quién seguramente tenía escondidos los aviones, empezó a llorar. No era un llanto desmesurado, pero sus lágrimas eran de alguien inocente acusado injustamente, yo rodé los ojos y la miré a la maestra en espera de que lo reprendiera.

Pero eso no pasó.

-Melanie, estoy segura que Adam no fue. No está bien mentir ¿Sabes?-Me dijo en tono severo.

-Pero...yo...yo...¡Fue él!-Señale por detrás mio a éste. Su llanto incremento con mucha potencia, ahora necesitaba ambas manos para secar sus patéticas y falsas lágrimas.

-De cualquier manera , son solo avioncitos. Deja ya de acusarlo y siéntate.-Ordenó esta vez con esa típica mirada de "Si protestas una vez más, habrá un castigo"

Frustrada, me senté. Minutos después, pude ver como los distintos aviones decoraban mi escritorio, mi cabello, el piso y mochila. Pero la profesora solo era capaz de ver la adorable cara de Adam. Me dí vuelta para intimidarlo con la mirada , pero me respondió con una sonrisa de lado. Era él, no había dudas de ello.

Hubiese deseado que se detuviese con los aviones de papel. Pero eso fue lo de menos.

Alphabet boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora