Letra "K"

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La situación era parecida a una película de terror. Como cuando el monstruo o espíritu encuentra el escondite del personaje principal y sabes que es el final. Todas las estrategias que uso dicho personaje resultan ser simplemente inservibles, inútiles.

¿Qué debo decir ahora? Aquella rubia ha quedado fuera de plano. Y solo puedo dirigir mi mirada a los ojos de Adam. Mi madre solía decirme que "Los ojos reflejan el alma de una persona" pero en realidad nunca vi nada a través de tus ojos, ese color tan confuso, se supone que son claros pero son tan oscuros. No veo nada. De repente, reacciono y salgo a paso ligero del corredor, directamente hacia la salida. Atropellándome con la rubia.

No sabía si Adam iba detrás mio o no, solo empecé a correr, a pesar de que era una de las cosas que más odiaba, corrí como si de eso dependiese mi vida.

Al llegar a mi casa, me encerré en mi habitación.

Demonios, ¿Qué se supone que haga ahora? Si le digo que era mentira, puede que se olvide de mi y deje de perseguirme. Si le digo que era verdad, es como utilizar mi carta triunfal, es demasiado pronto, mi cabeza va a explotar.

Se supone que el debe decir que está perdidamente enamorado de mi, después yo debería decir algo asi como "Yo también" y luego de un tiempo decirle que todo era una mentira y que el es una escoria humana.

Ugh, el maldito plan se esta yendo a la mierda.

¿Pero en realidad no es algo mejor para mi? Si le digo que no me gusta para luego decirle que se olvide de mi, podría olvidar todo el asunto de la venganza.

Podría ser mi última oportunidad para empezar de nuevo.

Deje que mis sueños vagaran a travez de mis indecisos pensamientos y se entrelazaran minuciosamente para dejarme dormir.

Al despertar, me sentí adolorida, estaba cansada, a pesar de haber dormido. Pensé en fingir estar enferma pero al final de cuentas sabía que retrasar las cosas no serviría de nada.

Decidida a enfrentar las cosas, partí hacia la escuela.

Deje las cosas en mi casillero como de costumbre y me dirigí hacia el salón. Al pasar por una puerta abierta, una mano me sujeto con fuerza la muñeca y me arrastró hacia un salón vacío.

El pánico me invadió por completo al recordar el incidente de aquellas chicas. Al voltearme, mis músculos se relajaron. Era Adam, que disfrutaba darme sustos de muerte.

-Dios mio, Adam. Me asusté. No vuelvas a hacer eso. ¿Qué demonios? La campana ya sonó ¿Como es que siempre hay salones vacíos?-Planteé yo. Adam no parecía interesarle para nada lo que yo estaba manifestando pero de todas formas, respondió.

-Hay alrededor de cinco salones que les corresponde a los del último curso, se fueron de viaje... para festejar su graduación-Explico ligeramente, si no fuese por mi comprensión y a mis horribles hábitos de estudio. Lo juro por dios, no hubiese entendido ni una sola palabra.

Musité un "Ah", y acto seguido, sujete la puerta corrediza para salir de ahí. Adam me detuvo.

-¿Qué haces?-Cuestionó irritado. Al verlo más detenidamente, tenía enormes bolsas en los ojos y su pelo no estaba ordenado como de costumbre.

-Me voy a clases. Llego tarde.-Respondí para sujetar la puerta nuevamente. Adam golpeó inmediatamente la puerta corrediza, acorralándome con su brazo.

-¿¡Qué te sucede!?-Exclamé irritada.

-¿Qué que me sucede? ¿En serio me preguntas eso? Bien, un día dices que me odias y al otro que me amas ¡No lo entiendo! ¿Qué se supone que debo pensar? ¡Responde Melanie!-Exclamó, aflojando la corbata de su uniforme y con la mano sujetada en su cabeza.

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