Tuve un sueño extraño. Mis sueños por lo general lo son, pero esta vez desperté sudando frío y con la respiración excesivamente agitada. Me encontraba en lo más profundo de un océano y todo era azul oscuro, era como si estuviese cayendo y cayendo infinitamente, siendo incapaz de respirar. Por un largo tiempo me mantengo en esa oscuridad, hasta que algunas palabras empiezan a salir desde mi garganta convirtiéndose en burbujas. Estas palabras en un momento, se atoran dentro de mi y me ahogan. Mi propio yo en un sueño, eso si qué es algo espeluznante.
Todavía puedo sentir como si el agua me ahogara a pesar de que, irónicamente, mi garganta está completamente seca.
Me detengo en el espejo para colocar un accesorio. La palabra "fea" aparece siempre en mi mente en cuanto veo mi reflejo ¿Me preguntó si realmente lo soy? ¿Eso es importante? Con esas preguntas que no puedo deshacer ni tampoco responder, me encuentro a mi misma en clase mirando hacia la ventana.
Cuando me encuentro sola en el salón veo por la ventana a Adam, mirando hacia mi dirección.
-¿Qué quieres?-Pregunté sin voltearme.
-Espero ordenes o algo así-Respondió mirando al suelo. Yo reí sin ánimos, mientras que lo enfrentaba con la mirada.
-Puedes matarte si por mi fuese-Solté simplemente. Su mirada estaba pérdida y solo deseé que por una vez se sintiese herido profundamente, cada vez que lo miraba solo me daban ganas de herirlo.
La conversación finalizó allí. Cuando le dije que me dejé sola, se retiró y yo me limité a quedarme haciendo nada después de clases.
No tenía intereses, no podía pensar en cosas que me gustasen. Todo era irrelevante, aburrido.
Traté de pensar en algo para herir a Adam. Parecía dispuesto a hacer de sirviente ¿Así que, qué sentido tiene? Si él no lo siente, si no puedo lastimarlo como él hizo conmigo ,no tiene ningún sentido.
"Hey, ¿Qué debería hacer para lastimarte?" No es como si pudiese preguntar eso.
Dando vueltas, vueltas y vueltas. Parece que no puedo salir de este laberinto de sufrimiento.
¿Qué ganaré cuando logré herirlo? ¿Seré feliz? ¿Por fin estaremos a mano? No lo sé. No sé nada. Solo soy consciente de mis enormes ganas de romper su corazón.
Exacto...su corazón. Una sonrisa macabra fue dibujada en mi rostro, es como si la respuesta me hubiese caído directamente desde el cielo.
Tomé rápidamente mi morral y mientras prácticamente corría hacia la salida, sentí como alguien chocaba conmigo, intercambie unas disculpas con aquella persona y llegué a casa en un periquete.
Sentía un extraño sentimiento desde el interior, mi sangre hervía ferozmente y la ansiedad por ver su cara inexpresiva convertirse en completa tristeza, llenaban el vacío en mi interior.
Al día siguiente, tomé notas porque no tenía nada mejor que hacer. Tenía gimnasia ese día, pero yo nunca practicaba deportes. Con mis padres nos las ingeniamos para fingir una enfermedad en el corazón con uno de sus amigos, es decir, sabía que eso no era ningún juego ni nada. Pero cuando era chica, realmente tenía una enorme fobia por esa clase...que obviamente aumentó con el abuso que sufrí.
Cuando Adam estaba a punto de irse, lo detuve. El me miró desconcertado, yo solo rodé los ojos.
-Tengo algo que decirte.-Anuncié sin expresión alguna en mi rostro.
-¿Qué es?-Preguntó esté, del mismo modo.
-Solo quería avisarte que desde hoy, eres mio.-Advertí, delineando una pequeña sonrisa de lado.
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Alphabet boy
Teen Fiction"El príncipe del patio de juegos" se llamaba a él mismo. Actuando cómo un buen chico y fingiendo que tú lo sabes todo, así es como eres. Cuando nadie está mirando, me molestas con aviones de papel o con gomas de mascar. Me tratas como una estúpid...