La compañía de Adam era agobiante para mi, incluso aunque tratara de no pensar en eso, no dejaba de sentirlo.
No era saludable pensar en la oportunidad de meterme debajo de tu piel para luego arrancártela, definitivamente no era algo usual en una adolescente de dieciséis años.
Y lo más desagradable es que, de esa parte, si era capaz de olvidarme.
Estábamos en química, yo no estaba prestando ninguna atención y dibujaba algunos garabatos en mi cuaderno de anatomía, en su mayoría calaveras que parecían salir automáticamente de mi lápiz, cualquier psicólogo ya me hubiese encerrado en un manicomio pero ya qué.
Estaba intentando con todas mis fuerzas evitar la mirada constante de Adam y se me hacía demasiado difícil concentrarme en mis garabatos.
La verdad es que Adam, se estaba impacientando.
Cuando preguntaba sobre nuestra relación, sobre lo que significaba mi compañía con él para mí...
Siempre encontraba la manera de omitir mi respuesta, debo decir que la persistencia de aquel individuo estaba incrementando mi capacidad de creatividad.
Pero mentir demasiado te agota mentalmente.
En un día cualquiera, me encontraba en la cafetería junto a Adam.
El hecho de que Adam siempre me siguiese a todos lados, se había vuelto una perturbadora costumbre.
No me parecía grata su compañía. Pero tampoco me producían intenciones de cometer un homicidio, lo cual por ahora, era bastante bueno.
Solo lo ignoraba, de manera de pasar desapercibido sobre su presencia, claro aunque yo lo hiciese, la escuela entera nos miraba como si de un freakshow se tratara, pero si una capacidad había desarrollado en mi vida entera era la capacidad de ignorar.Luego de terminar mi almuerzo, coloque la bandeja vacía en su respectiva pila.
Acto siguiente, Adam también.-Quiero que conozcas mi casa.-Manifestó de repente. Su voz era dulce y clara, sinceramente me produce arcadas. Lo miré desconcertada y con un semblante de disgusto.
-Lo pensaré.-Le conteste con simpleza.
No había nada que pensar. Es obvio que moriría antes de poner un pie en tu casa ¿Cuán obvio debo hacer mi asco por ti?
Aún así, tú permaneces a mi lado.
Por alguna razón, eso no hace que cambie ni la más mínima idea de lo que pienso sobre ti. Es más, es como si cada vez que dices o haces algo, te odiara más.De todas esas pequeñas cosas que parecen importar mucho, que solo más confundida me hacen sentir, que me hacen perder la cabeza, me tomé un descanso.
¿Así es como todo se desmorona?
Me di media vuelta y simplemente cerré mis ojos, tirándome sobre el colchón, hasta que finalmente caí en un profundo sueño.
Al despertar, fui incapaz de recordar lo que había soñado, era como si hubiese lagos en mi memoria, pero a la vez un sentimiento agradable me invadió, había sido un bonito sueño, era todo lo que podía afirmar.
Distraída, como parecía ser mi estado actual en este último tiempo, revisé la hora de mi celular. Era temprano.
Me acomodé arriba de las sabanas y revise los mensajes que hace mucho tiempo ignoraba.
Uno era de papa, preguntando si quería acompañarlo al juego, el domingo.
Este era de la semana anterior.
Teclee un "Lo siento, no había leído el mensaje" y presione la tecla enviar.
Seguí revisando mensajes.
Algunos eran de Adam diciendo cosas dulces pero a la vez cortantes ¿Es eso posible? Ni siquiera me moleste en leer todos los mensajes, mucho menos en responderlos.
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Alphabet boy
Teen Fiction"El príncipe del patio de juegos" se llamaba a él mismo. Actuando cómo un buen chico y fingiendo que tú lo sabes todo, así es como eres. Cuando nadie está mirando, me molestas con aviones de papel o con gomas de mascar. Me tratas como una estúpid...