Letra "L"

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Sabes...antes de que todo se rompiera tanto. Antes de que todo fuese tan complicado como lo es en este preciso momento. Recuerdo un momento con nostalgia.

Tú estabas como siempre molestándome con esos estúpidos aviones de papel. Incluso aunque me molestabas, incluso a pesar de todo...debo confesar que creía que eras tierno.

Bueno, más exactamente. Me gustabas.

¿Puedo explicar la razón exacta? No realmente, era un leve sentimiento que no pude reconocer.

Aún así creo que eso es mentira. Estábamos pegando unas fotocopias con algunos dibujos que habíamos hecho en nuestros respectivos cuadernos.

Cuando de repente, me sorprendí a mi misma escribiendo la frase "Te amo" detrás de esta. "Nunca lo sabrás", me repetí hacia mi misma mientras una sonrisa se me escapaba por los labios.

Seguramente en ese momento me mirabas con disgusto. Recuerdo claramente que un día me dijiste que odiabas verme sonreír.

Creo que esa fue la última vez que de hecho, me reí frente a ti. Hasta ahora...

Por alguna razón solo estaba riendo como una estúpida. No por algún tonto un chiste.

No por que tratara de burlarme de ti o esa estúpida hueca con la que simplemente te besabas.

Tampoco por que sintiera lastima de mi misma.

¿Pero no era todo simplemente patético?

El amor siempre será un juego.

Luego pude sentir caer hacia la realidad. Ambos Adam y aquella barbie estaban perplejos por la risa que les había dado.

La rubia de pronto, se enfadó. Es decir, no es tan de pronto, a decir verdad, es obvio que no comprendan el porque me estoy carcajeando como si hubiese algo divertido en verlos besarse, o de llegar tarde a clases...

Traté de olvidar mis patéticos sobre análisis por un segundo.

-¿De qué te ríes? ¿Es que no puedes conseguirte una vida?-Me espetó ella.

Mi risa paró por fin para transformarse en mi ahora habitual inexpresivo rostro.

Pude imaginarme metiendo mi mano en su estomago, extrayendo su intestino y ahorcándola. De acuerdo, demasiado Stephen King. Pero al menos deseo que la atropelle un auto...no me sorprendería que yo fuese la que lo conduzca.

Me concentré en el punto al que quería llegar luego de tantas distracciones mentales.

-Supongo que ahora están saliendo ¿Verdad?-Me dirigí exclusivamente a Adam, pronuncie esta oración lentamente, dando a entender que era hora de arrepentirse.

 El solo se limito a asentir.

-¿Eso significa que ahora la amas?-Expresé mientras mi frase hacía un eco en el pasillo completamente desolado.

Unos segundos atormentados se presentaron, mientras que una parte de mi disfrutaba ver la cara de exasperación de aquella criatura sin alguna capacidad racional.

De repente, el timbre sonó. Los alumnos empezaron a llenar los pasillos. Pero aún así, me quedé inmóvil, esperando una respuesta.

-Si.-Afirmo. Instante siguiente me di vuelta luego de recoger mi morral.

No me sentía dolida. No sentía nada. Eso me hizo sentir aún peor.

¿Que es lo que sentiría una persona común?

Otro sentimiento que venía ignorando desde que se instalo desde tú llegada, siguió incrementando.

Las ganas de herirte, Adam, incrementan.

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