MI PRIMERO

Adios querido amor.

No me maten. OvO

Pov Leo.

Escuche un largo suspiro del otro lado de la linea, sabia la respuesta mas quería saber si aun tenia oportunidad. No quería apartarme de tu lado.

- lo lamento, ya a sido demasiado tiempo... Ya no puedo cubrirte mas tiempo, de verdad lo siento.- la voz de Ken salio con pena y resignación, ahora era yo quien soltaba un gran suspiro.- debes regresar mas a tardar el sábado, ya no te podre cubrir mas de aquel día, tu padre sospecha... Debes dejarlo, ya no puedes hacer mas por Taekwoon... Por Hongbin...- su voz salia pausada y triste tal vez al darse cuenta del daño que me hacia con aquellas palabras.

Ansioso mordí mi labio, aun no me podría ir, no ahora.

-Leo, hasme caso.- respire hondo queriendo retener un poco mas aquellas emociones y frustraciones.
-entiendo, ambos estaremos ahí... El sábado regresaremos.- sin esperar respuesta colgué aquel teléfono público recargando unos segundos mi cabeza sobre este.

Senti las lágrimas comenzando a caer por mis mejillas, mi frustración aumentaba cada vez mas, cada día al no ver cambios en Hongbin.

"Si Taekwoon accediera al traslado a Corea..."

Mi puño lleno de furia y frustracion dio de lleno en la pared, importándome poco el dolor físico, este solo era temporal...

Después de su confección Taekwoon y yo habíamos discutido, el motivo? El mantenerme cerca de Hongbin, sabia que mi tiempo aquí terminaba y la partida era inminente y tal vez sin retorno. Asustado de "perderle" de nuevo sin consultar a mi hermano había comenzado con el traslado de hospital a "espaldas" de Taek, a mis ojos era tan "perfecto" mi plan mas a ojos de los demás era extraño, incluso estúpido, al querer obtener la firma de mi hermano por medio de otras maneras solo obtuve su odio y un golpe en el rostro.

"En que rayos piezas, que ganas con eso?!" fueron las ultimas palabras que me dirijo, de verdad, en que rayos pensaba.

Triste comencé a caminar de vuelta al cuarto de Hongbin, sin tocar me adentre encontrando aun a la enfermera que aseaba a Bin.

-estas causando muchos problemas querido, por que no vuelves, que nesesitas?- escuche sin querer parte de su platica, sin hacer ruido me acerque a ellos posandome del otro lado de Bin, tone su mano llevándola a mis labios y dejar un largo beso sobre sus dedos.- hoy luce triste...- susurro sin detener su labor.
-no es nada, tal vez cansancio...- susurré bajo sin apartar mi mirada de mi hermoso, una risilla se eecapo de su parte haciéndome extrañar "qué?"
La mire confundido, cerro la bata de Bin para después arropar con las mantas y sabanas.
-eso es malo y me preocupa, pero me refiero al joven...- me sonrió de lado para después verlo.- aun no le habla verdad?- avergonzado nege.- debería les hace falta, tal vez por eso esta triste.- tomo sus cosas saliendo de aquel cuarto dejandonos a solas.

En un principio creí que ella ya había enloquecido pero también lleve a acostumbrarme a sus palabras, tan extrañas igual que todo esto que estábamos viviendo.

"Por que tenemos que pasar por esto?" y como las veces pasadas te mire, esperando que me leyeras el pensamiento, que despertaras solo para responderme, que lo hicieras por mi.

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Aquella semana los papeles habían cambiado, Taek alfin retomo su puesto en el trabajo mientras ahora yo pasaba casi todo el día a tu lado, por las tardes todos llegaban a suplir me unos minuto, dejándome ver a tu hijo, dios... Si lo vieras, es igual a ti, solo que su cabello era negro como la noche, como el de nosotros, tan hermosos.

Había tardes que caía rendido por el cansancio, durmiendo con mi cabeza sobre tus piernas rodeado de tu aún perdurable aroma. Habeces solo dormía sin descansar, solo lograba eso cuando los soñaba, si aún soñaba con nuestra familia. Aquel pequeño niño idéntico a Taek "así sera?"